El pasado jueves 19 de marzo, miles de personas salieron de Bogotá buscando estar cerca a sus familiares o queriendo evadir el protocolo de aislamiento que se iba a realizar en la capital desde la medianoche del jueves. Mientras tanto, desde los centros hospitalarios se preparan para el recrudecimiento de esta crisis de salud creando planes de contingencia para las semanas y meses venideros. Algunas de las estrategias que tienen que incorporar con ayuda del Estado es la Cuarentena General de la totalidad del territorio nacional.
Esta ha sido confirmada a partir del martes 24 de marzo a medianoche hasta el 13 de abril. Según médicos de Bogotá, también se pide una inversión robusta en el sistema de salud, en infraestructura y equipos, pero importante obtener mayores cantidades de pruebas de laboratorio, pues en este instante no hay suficientes para suplir la demanda.
Ver: El golpe a la economía: del petróleo al Covid-19
Una necesidad urgente que está buscando que sea garantizada es de tener condiciones de bioseguridad para la primera línea de atención médica. Incluye esto a auxiliares, personal de aseo y transporte, paramédicos. Incluso a personal administrativo que está manejando documentos que podrían estar infectados. Según el médico Daniel Garzón, hay indignación en el gremio porque se les han dado trajes de bioseguridad a profesionales que no hacen parte de la primera línea de atención. Es decir que no necesariamente tienen contacto directo con personas contagiadas.
Piden de la ciudadanía que reconozca que las medidas de aislamiento y cuarentena no deben ser pensadas como vacaciones. El médico Daniel Garzón dice que “fue una irresponsabilidad salir de Bogotá para evadir la cuarentena. Eso puede llevar a muertes evitables en municipios que no tienen la capacidad de respuesta en caso de que un paciente entre en un cuadro respiratorio crítico”.
Los hospitales se dividen en distintas categorías según sus capacidades. Una vereda tiene, por lo general, un puesto de salud de primer nivel, en comparación a los hospitales universitarios que tienen tecnología de punta y profesionales de todas las especialidades y son de cuarto nivel. En municipios cercanos a Bogotá, pueden encontrarse centros de salud de primer y segundo nivel, y por ese motivo no siempre pueden atender los casos que se agraven de personas contagiadas.
Comenta que la preocupación de muchos en el área de salud es que no hay una capacidad de respuesta lo suficientemente estable ni siquiera en las ciudades grandes. Por esto se dispara la preocupación de que el contagio se extienda a lugares que no pueden atender con todas las herramientas necesarias, como los ventiladores. Pero también es difícil que lleguen ambulancias a las veredas.
Ver: Jóvenes emprendedores le apuestan al consumo responsable
El médico Óscar de León, del Hospital Universitario San Ignacio, cuenta que también se ha decidido atender únicamente urgencias vitales. Y de ser necesaria una intervención quirúrgica, que se trate de las necesarias, para así liberar camas y ventiladores mecánicos. Se han evacuado los pacientes de hospitalización que puedan devolverse a sus casas.
“Un ventilador mecánico puede costar cerca de 80 millones de pesos, y para hospitales de categoría uno y dos, como los que suele haber en municipios pequeños ni tienen los respiradores ni profesionales entrenados para su uso. El diseño del prototipo de un ventilador de elaboración nacional podría salvar muchas vidas, pero todavía falta tiempo para tenerlo listo para uso en humanos”, cuenta el doctor de León sobre la iniciativa de la construcción de respiradores en Medellín.
Ambos profesionales han recalcado la importancia de tomar este tiempo, no como unas vacaciones, sino como una acción necesaria para frenar el contagio del virus. Pues, como ellos mismos comentan, es lo único que se ha comprobado estadísticamente que funciona. Eso permite proteger a quienes de entrada están en situaciones vulnerables y también a los profesionales de la salud.
