Camila Reyes, quien juega fútbol desde hace 13 años, hoy se siente orgullosa de ser la capitana de la selección femenina sub-20 de Colombia y quiere demostrarle a su país que el futbol femenino aún tiene mucho para entregar. En entrevista para Plaza Capital, habla de su vida, su pasión por el futbol y las desigualdades entre hombres y mujeres.
¿Cómo recuerda el primer contacto con el balón?
Yo lo recuerdo muchísimo porque mis primos siempre jugaron fútbol y en el pueblo de mis abuelos por parte de mamá se hacen campeonatos navideños. Recuerdo mucho que ellos jugaban esos torneos y una vez un balón me llegó y yo lo patee. Y desde ahí empezó a generarme esa vibra buena, ese gusto. Fue algo muy bonito. Desde ese momento cualquier cosa que veía que podía patear, la usaba y jugaba con eso.
Que sigue después, ¿en qué equipo comienza a jugar?
Yo empecé a jugar en un equipo de hombres, pero mis papás por su trabajo casi nunca pudieron estar conmigo, mi mama me dio el aval de vaya y entrene y yo feliz. En ese tiempo yo entrenaba dos días a la semana, pero el fin de semana eran los partidos, a veces podían ir a verme o me llevaban a entrenar y otras no, que era la mayoría. Ellos en sus empresas y con sus turnos, era muy difícil. Mi hermana me acompañaba mucho a los entrenamientos, a pesar de que yo entrenaba muy cerca a mi casa, como a 10 minutos caminando. Así más o menos crecí jugando.
¿Qué pensó su familia cuando decidió practicar este deporte?
Mi papá feliz, mis primeros guayos me los dio mi padrino, entonces por ellos dos empezó el apoyo. Mi mamá no tanto porque era muy mal visto que una niña jugara fútbol. Me decía “eso es un deporte para hombres” y me acuerdo mucho que mi entrenador antes de empezar a jugar le decía a mi mamá, vea que su hija va a emplear el tiempo en buenas cosas, va a estar aprendiendo, va a estar protegida y le va a favorecer en su vida. Mi mamá lo vio por ese lado y dijo, bueno está bien.
¿Y actualmente qué dice su mamá?
Actualmente yo la molesto mucho a ella y le digo mami imagínate, no me ibas a dejar jugar. Ahora es súper feliz, súper fan. Obviamente ha sido muy duro porque yo crecí muy aparte de ellos, por mis estudios, mis entrenamientos. Literalmente a los 13 empecé a irme sola a los entrenamientos porque no había nadie que pudiera acompañar y yo no quería dejar de entrenar porque no estaba en mi cabeza, entonces mi mamá me dio la confianza y me iba con varias compañeras, cuando sus papás las llevaban a entrenar. Por ese lado también fue muy duro para ella, porque la calle es la calle y siempre van a haber peligros, y soltar a su niña tan chiquita le costó mucho, aun así, me dejó hacerlo y hasta el día de hoy ha funcionado.
¿Cómo se siente cuando entra a una cancha?
Cada vez que entro a jugar es como si entrara a otro mundo, yo pisó la cancha, me olvido de todo y me concentro en el juego, en lo que me toca hacer, en qué posición juego. Siempre lo he visto así, un lugar donde puedo canalizar mis emociones. Me siento en mí zona, por decirlo así, como dónde puedo ser libre, donde simplemente somos el balón y yo.
Siempre trato de disfrutármelo, de correr al 100 y de divertirme al 100. Es una responsabilidad grande, me lo han dicho muchos profes y creo que eso se me quedó. Uno no puede sufrir jugando, entonces siempre trato de disfrutarlo muchísimo y hacerlo lo mejor posible. Si haces lo que te gusta todo va a fluir.
¿Cómo inicia en la sub-20?
En la sub-20 fue un proceso largo. Yo empecé jugando selecciones Bogotá, como desde los 14 años más o menos hasta los 16. Jugué en Infantil, en prejuvenil y en juvenil. Hice mi ciclo con selecciones Bogotá y de ahí brincó a la selección colombiana sub-17, donde jugué mi primer sudamericano y quedamos subcampeones de América, por debajo de Brasil y pasamos al mundial, así empieza mi ciclo con la selección hasta hoy. La verdad ha sido algo fantástico porque han sido años de mucho aprendizaje, de mucho entrenamiento, alta intensidad y dónde he adquirido también ese amor y ese respeto por representar a mi país, estar en otro lado y que escuches ese himno, son sensaciones muy bonitas.
¿Qué significa ser la capitana del equipo de la sub-20?
Fue algo inesperado para mí porque el equipo de profesores que llegó a este ciclo de la sub-20 era ajeno, nunca entrené con ellos y hasta ahora los estoy conociendo. Además, ese es un puesto que es muy difícil de escoger, hasta el día de hoy yo también me lo pregunto ¿por qué me escogió? Y yo sé que es un proceso bastante largo con selecciones dónde también pesa un poco la experiencia porque has vivido eso, porque sabes cómo puede ser.
Recuerdo que teníamos un partido amistoso contra otro equipo y el profe dio la nómina, se habla un poco sobre el partido y se dice la capitana es... veo mi nombre ahí y digo no lo puedo creer, de hecho, delega una responsabilidad tan grande aún de hacerlo mejor, de sobresalir. Cuando me dio ese puesto, yo lo primero que dije fue: mi función va a ser que todas se vean bien antes que yo. Y yo sé que si hago lo que me piden todas vamos a fluir muy bien. Creo que desde ese momento que pasó ese partido y apenas vi mi nombre, sentí que todo fluyó más fácil, independientemente que tuviera la banda. El profe confío en mí desde el principio y le agradecí muchísimo cuando terminamos el mundial por haberme dejado esa función, me sentí muy bien con eso. Fue una experiencia obviamente nueva para mí y súper importante, porque pertenecer a una selección es bastante bueno y que te escojan como ese referente de capitana lo hace un poco más especial.
¿Qué es lo más retador que ha tenido que afrontar cómo futbolista?
Cuando iniciamos el mundial. Ese fue el momento más retador para mí en lo personal, porque estaba segura de que lo podíamos hacer, pero todos teníamos que estar en la misma sintonía, cada una ocupa un espacio y un lugar en la cancha muy importantes. Cuando un jugador se desvanezca o se apague, creo que ahí se pierde todo.
Con respecto al comentario del presidente de la Federación colombiana de futbol ¿Qué opina?
Él está en todo su derecho de expresarse como él cree que es conveniente, independientemente de que él sabe lo que ha hecho el fútbol femenino. Las jugadoras le hemos dado mucho al país, sin ligas con ligas, sin apoyo y con apoyo, la verdad nosotras jugamos por amor, porque nos nace y porque nos gusta y realmente no esperamos nada a cambio ni algún incentivo. Obviamente quisiéramos que fuera así porque realmente nos estamos sudando la camiseta, como se dice, por alcanzar un sueño, por alcanzar algo que realmente queremos.
¿Cómo se podrían disminuir las brechas de genero qué hay entre el fútbol femenino y masculino en Colombia?
Es un tema demasiado complejo que no se puede tapar con un dedo. Van a pasar muchos años para que una futbolista pueda ganar lo mismo que un hombre, por el subdesarrollo que hay en nuestra Liga todavía. Ellos están creyendo en el proceso y están tratando de ver las cosas un poquito diferente.
La mayoría de los países ya tienen igualdad de salario e igualdad de condiciones, y desde esa cara de la moneda, nosotras queremos en algún momento llegar a eso. Ofrecemos el mismo espectáculo, es la misma cancha, el mismo balón, son los mismos jugadores, el mismo tiempo, entonces no veo por qué tenga que ser distinto. Obviamente se mira desde muchos puntos, desde lo económico, lo psicológico, lo emocional, desde todos los puntos, el trato tiene que ser igual. Es algo en lo que se está trabajando y este año ha sido el de nosotras, el del futbol femenino y creo que lo estamos demostrando. Donde hubiera esas condiciones de igualdad, cómo sería nuestro fútbol, cómo sería nuestra competitividad a nivel mundial.
¿Cómo es el trato y la relación con los técnicos y entrenadores de la selección femenina sub-20?
Ahorita la gente que se está incursionando en el fútbol femenino trata de defender los derechos que nos corresponden. En el gremio nos tratamos de apoyar mucho. Ya se siente más respaldo por parte de los entrenadores. Siento que se dan cuenta la falta de apoyo y de interés, entonces siempre van a buscar mejorar y potenciar, eso es lindo y desde esa parte también se siente mucho el acogimiento entre todos.
¿Qué apoyos recibe la selección femenina sub-20 por parte del gobierno para ir al mundial?
Por parte del Gobierno no se recibe nada porque la Federación es una entidad privada y es la que de por sí financia todo. Obviamente ellos tienen unos ingresos, pueden ser de entidades públicas que patrocinen. Por ejemplo, Aguila, Pony Malta para las selecciones menores, Bancolombia, Homecenter y todos esos recursos ayudan a que la entidad pueda pagar lo que son viajes, microciclos y viáticos.
Un mensaje...
Sigan apoyando el fútbol femenino, crean en nosotras que estamos haciendo cosas buenas, y se vienen cosas mucho mejores. Ustedes realmente también son una parte fundamental para nosotras, y quiero invitarlos a que sigan creyendo, que gocen, que es algo diferente y algo para disfrutar en familia. Apoyarnos muchísimo y los esperamos en el estadio donde quiera que juguemos.