Amparo Nepta lleva diez años ejerciendo como masajista. Era auxiliar de enfermería y siguió sus estudios enfocándose en el área de estética, pero cuando se graduó supo que su pasión era ser masajista, así que realizó un curso en el Sena para ampliar y profundizar sus conocimientos.
“Ya llevo diez años como masajista y mi carta de presentación son las personas con las que he trabajado. Si el resultado de mi trabajo es excelente mis clientes me recomendarán a otras personas y así siempre estaré trabajando en lo que realmente me gusta”, dice Amparo con una voz suave y serena, incluso cuando el ruido de la gente opaca casi por completo su voz.
Los masajes que realiza Amparo varían dependiendo de los deseos de las personas. Normalmente la llaman para hacer una sesión de relajamiento o de reducción, estos últimos son los que más demanda tiene.
“Mi trabajo consiste primero en desbloquear el cuerpo, es decir, relajo el cuerpo para que la persona no termine adolorida después del masaje. Lo segundo es masajear las zonas donde más se concentra la grasa y llevarlas a los ganglios para que la expulsen ya sea por medio del sudor o la orina. Por esa razón a mi no me gusta utilizar maquinas, porque con ellas no puedo detectar las áreas problemáticas del cuerpo, en cambio con mis manos sí”, explica Amparo.
Sus masajes pueden moldear el cuerpo como la persona desee: levantando glúteos, eliminando la celulitis y la grasa localizada, tonificando la flacidez, reduciendo tallas e incluso mejorando la circulación y la digestión. Son casi perfectos los masajes, tanto que parece mentira. Sin embargo, Amparo no hace magia, para que los masajes funcionen ella les advierte a las personas que tienen que aprender a comer bien y balanceado.
Pero de eso tan bueno no dan tanto. Al contrario de Amparo Nepta, para el médico Jorge Enrique Castañeda estos masajes reductores son un todo engaño para las personas. “Para que esos tratamientos funcionen se necesita obligatoriamente de una sustancia que contenga yodo para aumentar el metabolismo de la grasa. La función del masaje es permitir que el yodo entre en la piel, es decir, sin esos aceites o geles los masajes no sirven para nada”, explica el doctor.
Y aún con todos los aceites y sustancias que se utilizan, la reducción de grasa es mínima porque no aceleran el metabolismo de la grasa. Además, estas sustancias son tóxicas, por lo que pueden llegar a ser perjudiciales para los consumidores.
Como no funcionan ni hacen mayor cosa, los masajes reductores siempre van a estar acompañados de ejercicio y una dieta estricta, que son a fin de cuentas las verdaderas razones por lo que las personas ven los resultados deseados.
“Como los masajistas utilizan métodos donde pellizcan, amasan, drenan y amoldan el cuerpo de los clientes, crean la sensación de que las sesiones en realidad funcionan. Para que los masajes funciones tendrían que lograr aumentar el metabolismo de la grasa, que es lo que se necesita para acabar con los gordos no deseados y no lo hacen. Así que esos masajes reductivos son falsos y buenos para nada”, concluye el doctor.
Pero Amparo y Jorge coinciden en que no hay pociones mágicas ni caminos fáciles para poder adelgazar. Todo depende de la voluntad de las personas, por lo que si la meta es llegar a tener el cuerpo es indispensable el esfuerzo y la dedicación.
“Hoy en día te venden cosas que dicen adelgazarte rápido y fácil, eso es mentira. Si realmente la persona quiere llegar a tener un cuerpo esbelto y tonificado tiene que trabajar duro y ser constante”, dice Amparo mientras reafirma con la cabeza lo que acaba de decir.
