En la casa de Yuli es normal reír, llorar, descubrir el mundo y decir “hoy no vamos a jugar porque estoy cansada”. Ella no es la mujer maravilla, ni la virgen María, es una madre de carne y hueso que ama, trabaja, lucha y se equivoca. Para Yuli cuando se practica una crianza feminista, el hogar se vuelve un lugar donde la mujer se humaniza y se libera de las opresiones que históricamente las han perjudicado. A diario ella escribe historias de mujeres poderosas y le enseña a Martina, su hija, que el amor y la empatía son la base de este proceso.
Ella explica que, decir que la maternidad es fácil sería mentir porque la sociedad obstaculiza a las mujeres y a las madres, las juzga el doble. Sus “Co-Madres”, un grupo de mujeres de su barrio que también son mamás, la ayudan, la soportan y entre todas se solucionan. Criar entre amigas es la manera en que Yuli le enseña a Martina que la unión de mujeres logra cambiar el mundo.