En junio del presente año, el ministro de Salud Alejandro Gaviria fue diagnosticado con un tipo de cáncer denominado linfoma no Hodgkin. Desde ese momento, el jefe de la cartera de protección social ha dado múltiples declaraciones a la prensa y en redes sociales sobre su estado y el tratamiento por el que optó para su enfermedad. Sin embargo, y a pesar de la conmoción que ha causado el asunto, muchos colombianos no tienen una idea clara de lo que es esta enfermedad y las implicaciones que tiene sobre quien la padece.
Según la médico de la Universidad del Rosario, Sandra Beatriz Escobar, el ministro tiene un linfoma (tumor sólido) difuso en las células blancas grandes o linfoma no Hodgkin. "Dentro de los tumores linfáticos hay dos clasificaciones: los líquidos, como pueden ser las leucemias, o los sólidos o linfomas que tienden a aparecer en los ganglios linfáticos", aseguró.
Cuando Escobar se refiere a difuso quiere decir que los tamaños y formas de las células en el tumor son muy diferentes al tamaño de una célula regular. La médico afirma que estas variaciones en los tamaños celulares hacen que el tumor sea más maligno. Este tumor suele ser de crecimiento agresivo; es decir, crece de forma acelerada y al atacar en principio a órganos del sistema inmunológico, fácilmente puede llegar a hacer metástasis (extenderse a otros órganos del cuerpo) y empeorar el estado del paciente.
Los síntomas que pueden presentar los pacientes son el crecimiento de protuberancias (algunos dolorosas) que son palpables en las zonas que se encuentran los ganglios como el cuello o las axilas. También, como afecta directamente a tejidos del sistema inmunológico, puede llegar a debilitar las defensas del paciente, haciéndolo voluble ante virus, infecciones y enfermedades. "Otros de los síntomas de esta enfermedad son las fiebres recurrentes que no ceden ante los medicamentos comunes", afirma el médico Vladimir Vargas.
A pesar de que la enfermedad de Gaviria no sea de común conocimiento, el linfoma no Hodgkin es uno de los más frecuentes de los cánceres linfáticos. Según Vargas, su tratamiento consiste, o bien en la extirpación del tumor en la zona afectada, o con quimioterapias, las cuales tienen la función de crear una inmunodeficiencia suficiente para acabar con el crecimiento de células malignas. De igual manera, también se pueden combinar ambos métodos.
Ambas fuentes confirmaron que este tipo de cáncer es tratado en Colombia debido a su común aparición. “Se aplican ambos tratamientos, quimioterapias y extirpación. Cuando el daño es medular se realizan trasplantes también”, complementó Escobar. Ambos especialistas coinciden que este tumor tiene una buena respuesta a los tratamientos, lo que hace que el tratamiento sea corto y efectivo si la anomalía es detectada de forma oportuna.