Toda una vida trabajando con indígenas

Martes, 16 Mayo 2017 15:16
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Antonio Lobo-Guerrero director de la fundación Etnollano habla sobre cómo es trabajar con comunidades indígenas.

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La Fundación Etnollano hace parte de la iniciativa de un grupo de profesionales de la salud y las ciencias sociales que buscan resultados con aplicación práctica, con el propósito de aportar al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades indígenas, campesinas y marginales urbanas de los Llanos Orientales y de la Amazonía en Colombia.

Antonio Loboguerrero, director de la fundación Etnollano, lleva 30 años acompañando a las comunidades indígenas. Cuando niño visitaba e interactuaba con este sector de la población mientras acompañaba a su padre-Miguel Loboguerrero-exdirector y fundador de la fundación. Desde entonces, ha recorrido con detalle todo el territorio departamental, desde la selva de Matavén, pasando por el bajo Orinoco, el Eje Guainía, Vaupés, hasta el Amazonas colombiano.

¿Usted por qué empezó a trabajar con indígenas?

Por heredar un legado de mis papás. Me enamore de lo que hacían. Desde niño estuve involucrado con indígenas. En mi casa en Bogotá siempre nos visitaban. Cuando yo salía a vacaciones del colegio, me iba a la selva; recorrí toda la Orinoquia con mi papá. Trabajaba en labores asociadas a mi edad, tomaba la lista de asistencia a los talleres comunitarios o ayudaba a organizar información. Me gustaba y me sirvió para aprender cómo es la relación con el indígena.

¿Cómo es su relación con los indígenas?

A.L.G: La relación que tengo con muchas comunidades es desde muy chiquito, a mí me perdonan todo.

¿Es una relación más de amistad que laboral?

Si, hay ciertos elementos que hacen que mi relación con ellos tenga poder. Llevo muchos años construyendo la confianza que necesito para que las comunidades alcancen un bienestar a partir de su propia identidad. Si no fuéramos amigos sería imposible y yo no lo disfrutaría tanto.

Muchos niños sueñan con ser bomberos o policías. Usted soñaba con trabajar con indígenas?

Si, desde siempre me ha apasionado el tema. Cuando niño soñaba con ser antropólogo. Luego, por no querer estudiar lo mismo que mis papás escogí  historia. Nunca se me paso por la cabeza dedicarme a un trabajo distinto.

¿Usted ama lo que hace y cree en lo que hace?

Si, creo en lo que hago. Creo que en Etnollano les puedo aportar más a las comunidades indígenas, a las diversas instituciones gubernamentales y a la construcción del país.

¿Cómo aporta Etnollano a las comunidades?”

 Yo me desvelo para lograr que las instituciones mejoren su calidad. Que en un trabajo conjunto con las instituciones se mejore la calidad de vida de las comunidades; por ejemplo, aumentar los niveles de alimentación. Son las instituciones las que tienen esa responsabilidad, yo de alguna manera les estoy diciendo a esas instituciones, venga yo les ayudo. Yo lo que quiero es trabajar con las instituciones para que ellas entiendan que las cosas se hacen de una manera distinta. Yo sé cómo se hacen de una manera distinta.

¿Para usted que es lo más gratificante de su trabajo?

La confianza, más que las gracias; porque la confianza es permanente. Llegar a una comunidad y que los niños se me acerquen corriendo y gritando mi nombre o apodo, se rían y se me cuelguen de mis brazos o piernas. Que me inviten a jugar futbol, o a tomar un café mientras me preguntan por mi familia. Que sepan quién soy yo; eso es totalmente gratificante. También es gratificante cuando uno logra cumplir un ciclo con la comunidad.

¿Qué es lo más harto? Por no decir difícil. 

Más difícil, tal vez, las relaciones con las instituciones. Eso es un tema agotador. También es muy difícil como se ha transformado en muchos casos el tema indígena en un tema político. Hay líderes que son muy corruptos.

Si Antonio lobo guerrero apareciera en un diccionario. ¿Qué definición saldría?

Pragmático.

¿Cuál es la enseñanza más importante para usted que le haya dado un indígena?

Una vez un líder hizo que yo cambiara el concepto que tenía sobre el progreso. Para mí, como para muchos, “progreso” era sinónimo de ascenso y significaba: ser más, tener más cosas o acumular experiencias buenas. Normalmente se representa con una línea ascendente. Para él, el “progreso” se puede representar con un círculo, ese círculo simboliza el entorno que rodea a una persona o a una comunidad. Entre más amplio sea el círculo, mayor es el progreso, el bienestar y la armonía entre el individuo y el entorno.