Las tres caras de la fortuna

Lunes, 02 Mayo 2016 16:34
Escrito por

Conocer lo que va a pasar en un futuro parece ser una intriga común en la mayoría de personas. Las cartas, el chocolate y la lectura de la mano son las formas a las que recurriré para que me cuenten las predicciones sobre mi futuro.

|||| |||| Tarot celta. Laura Guayacán||||
3527

El centro comercial Caravana ubicado en el centro de Bogotá, a menos de diez minutos de la Plaza de Bolívar no se parece casi en nada a lugares como Centro Mayor y Gran Estación. El lugarcito a diferencia de estas construcciones tiene unos cuatro pasillos largos y estrechos en los que junto a una amiga nos internamos ese viernes. Aún no son las 11 de la mañana y yo ya tengo los pelos de punta, ¿Qué irán a decirme?, ¿Será que es gente de fiar?, ¿Qué tal que me hagan brujería y yo nunca sepa?, ¿Me dirán algo que me va a cambiar la vida?

Ensimismada en mis pensamientos camino entre los estantes del pequeño mercado en los que se reúnen una gran procesión de figuras como Buda y el indio Amazónico acompañadas de algunos santos y figuras tradicionales de la iglesia católica. Los puestos no tienen mayor diferencia entre sí: crucifijos, brebajes, cruces, escapularios, camándulas, plantas, botellas y velas de colores le dan un aspecto psicodélico al lugar. Es inevitable no leer las etiquetas de los productos “Quereme”, “Cundiamor”, “7 deseos” y  “Buenas energías” son solo algunos de ellos.

Llegamos al fondo del lugar y aún no encontramos ningún lugar en el que indiquen que ofrecen el servicio que buscamos.

- Disculpe señora, es que queremos que le lean las cartas a mi amiga- Mi cara de preocupación crece inevitablemente al escuchar esto y la mujer en frente de nosotros nos indica que “la indígena” puede hacerlo. La seguimos de cerca mientras serpenteamos entre más tiendas esotéricas y nos detenemos frente a una considerablemente grande.

El hombre con acento paisa tras el mostrador nos indica que la mujer ya viene. Esperamos unos diez minutos que parecen ser más tiempo gracias al aroma de los sahumerios e inciensos que inundan el lugar y yo sigo entretenida con la cantidad de figuritas y productos, todos parecen estar diseñados con un fin específico y dirigidos a toda clase de público independientemente de sus creencias.

- ¿Quién es la que está interesada en la lectura?- La mujer de tez blanca y ojos pequeños se dirige a nosotras. Le explicamos que soy yo la única que quiere que le digan sobre su futuro. El poncho blanco que la cubre revolotea mientras ella pasa detrás del mostrador y toma algo que no puedo ver. Sale del local y nos pide que la sigamos.

Nos dirigimos nuevamente por uno de los largos pasillos y subimos la amplia escalera. El segundo piso es desconcertante, ninguno de los locales está abierto y el sonido de nuestros pasos retumba en mis oídos, hay demasiado silencio y demasiado blanco para mi gusto. Miro a mi amiga con nerviosismo, tengo la impresión de que en cualquier momento nos van a robar o algo peor. La mujer se acerca a uno de los locales y levanta la reja.

- Sigan por favor, tomen asiento-.

Entramos al pequeño cuartito. Es todo lo que esperaba al imaginar un lugar en el que me leerían las cartas, una pequeña cortina como de pitonisa colgaba a la entrada en un intento de hacer más privado el lugar, justo al lado se encontraba una mesa pequeña y circular, daba la impresión que le hacía falta algo como la bola de cristal para completar el ambiente. Detrás se encontraban vitrinas transparentes con figuras de la virgen del Carmen y el niño Jesús. Mi grado de escepticismo creció considerablemente al ver la baraja de cartas con las que me harían la lectura, en letras amarilla sobre un fondo negro  podía leerse “Wicca”.

- ¿Hay algún problema si yo me quedo a la lectura?- Pidió mi amiga

- No sino tienen ningún problema entre ustedes-Nos indicó la mujer.

Con más nervios de los que esperaba tener empezamos la lectura de las cartas. La mujer me preguntó por mi fecha de nacimiento y me indicó que mi carta era el diez de picas, se quedó mirándome y me preguntó por mi signo zodiacal.

- Alcanza a ser Leo ¿cierto? - Yo asentí, suponía que si ella sabía cómo leer las cartas también debía tener conocimientos sobre el tarot y los signos zodiacales, pero no parecía.

La mujer me indicó que haríamos inicialmente lo que se conoce como una tirada inicial, en la que yo debía dividir la bajara en tres grupos de un tamaño similar para que ella pudiera sacar las diez primeras cartas. Con la mano izquierda e intentando que fueran iguales hice los tres grupitos sobre la mesa, que luego la mujer tomó y mezcló nuevamente. Puso diez cartas sobre la mesa e inició diciéndome que tenía una suerte “muy bonita”, que yo sería “muy exitosa”. Supuse inicialmente que era algo de lo que quería escuchar, nadie va a que le adivinen el futuro y le digan que enfermará pronto o que morirá cuando salga a cruzar la calle de regreso a su casa.

- “Hay muchas envidias”- Dice mirando las siguientes cartas. Yo lo pienso, hago una rápida revisión de las personas que conozco y se me ocurre que no hay ni una de ellas que sienta envidia hacia mí. Lo intento nuevamente sin ningún resultado, puede que la mujer sepa algo de lo que yo no tenga idea alguna y mientras yo intento encontrar a una sola persona de mi círculo social que pueda asociar con lo que me acaba de decir dice las palabras que desde un principio yo tenía miedo de escuchar.

- “Usted está mal emocionalmente”- Mi amiga nota la forma en la que mi rostro pasa del nerviosismo al desconcierto absoluto. Me pregunto si valió la pena venir y si soportaré lo que sea que me va a decir después de esto.

En resumen general me dice que hay tres hombres en mi vida, los cuales mi cerebro intenta ubicar rápidamente. Me advierte que hay uno rubio, otro blanco y uno de mi tono de piel para luego preguntarme por cuál de ellos estoy sufriendo. Empiezo a decirme a mí misma que fue una muy mala idea preguntar por mi futuro. Maldición.

La lectura continúa y después de que recoge las cartas de la tirada general me pide que le haga dos preguntas, tengo claro que quiero saber sobre el amor y el futuro cercano, o al menos son las preguntas que tengo en mente sobre el tema. En resumidas cuentas la mujer me promete que mi ex novio y yo volveremos a estar juntos, que es un hombre que vale la pena pero que está muy confundido ahora, me dice de paso que alguien se metió en nuestra relación y que prácticamente me “lo quitaron”. Claro, no me esperaba menos y sinceramente es algo que ya sabía, lo que no me esperaba es lo que me diría a continuación.

- “El vuelve, pero si usted lo desea nosotros podemos darle una ayudita”- Intento ocultar la gracia que me produce la idea y trato de procesarlo. ¿Quiero que volvamos?, ¿Estoy lo suficientemente desesperada para que una bruja me ayude a traer de nuevo a un hombre en mi vida? Recuerdo  una radio propaganda “Le traemos a su ser querido de vuelta… Sin daño alguno tenga de nuevo al amor de su vida…”. La idea me resulta espantosa y definitivamente sé que es algo que no pienso hacer.

Me habla de que me iré muy lejos, que viajaré y seré muy exitosa. A lo largo de la lectura no ha dejado de repetir que tengo una suerte “muy bonita” y me señala una carta llamada la rueda de la fortuna. “Salud, dinero, amor, prosperidad, éxito, fama…” dice mientras señala cada una de las monedas en la carta. Termina la lectura y yo aún no sé qué creer, salimos del lugar y la mujer nos pide que la esperemos mientras trae las vueltas.

Total de la consulta: 25 mil pesos, que siento muy regularmente invertidos considerando que también me dice que debo comprar un velón de color morado para mis energías y me ofrece un brebaje en una botella pequeñita para espantar las envidias. No termino comprando ni lo uno ni lo otro.

La segunda lectura a la que voy queda dentro del mismo centro comercial y preguntando en un pequeño local me indican que la mujer que atiende al lado puede leerme la mano. Esta vez entro sin compañía pues me insisten en que es una sesión privada y que nadie debe acompañarme ni enterarse de lo que me dirán. Estoy aún más escéptica que en la lectura de las cartas, pero la mujer de no más de unos 35 años me transmite confianza. Me pide que me siente en un banquito de madera alto y que extienda mi mano.

Toma una botella transparente llena de hierbas y se unta un poco en los dedos para luego poner la sustancia en la palma de mi mano. La textura es un poco grasosa pero no desagradable, parece aceite para bebé, el problema es el olor, es como tener un incienso prendido al lado de ruda quemándose y combinarlo con pachuli, pero todo embotellado.

La mujer inicia preguntando por mi nombre completo y me lo pide en varias ocasiones. Yo me asusto, ¿Qué tal que al final de la lectura anote mi nombre un su lista negra de clientes? ¿Tendrá una lista negra de clientes? ¿Podría hacer brujería con solo mi nombre?

Inicialmente mira mi mano y coincide en mis futuros éxitos con la mujer de las cartas. Me dice que estoy destinada a grandes cosas, también me dice que mi vida ha sido sencilla, que no ve que yo haya tenido mayores inconvenientes, que lo que me ha pasado hasta el momento son  pequeños tropiezos y que así mismo será en mi futuro. Según ella nada se interpondrá en mi camino.

A diferencia de la primera lectura yo casi no digo palabra, la mujer parece estar leyéndolo todo de la palma de mi mano, literalmente.

Me dice que hay una personita. Yo intento contradecirla y me dice que no se está refiriendo a alguien que esté conmigo, le doy un punto de confianza a la señora mientras yo me trago mis palabras. Dice que esta persona no me pone la misma atención que yo le pongo, pero que hay una razón de ser, que él y yo tuvimos un inconveniente y que este es el motivo. Yo asiento con la cabeza y me molesta la idea de que a la mayoría de cosas haya podido acertarle.

Me dice que me va bien en mis estudios, pero me advierte que aún hay mucho por delante, que falta un buen camino que recorrer todavía. Aplica un nuevo aceite a la palma de mi mano y lo esparce, observa cuidadosamente como si las interminables líneas de mi mano y sus formas le estuvieran diciendo algo.

- ¿Cuántos años tiene?- Cuando le respondo que 19 la mujer frunce el ceño y me dice que si hubiera sabido no me habría hecho la consulta. Me cuestiona saber porque la edad es importante y porque la mujer de las cartas no mostró interés alguno. Me explica que tiene que ver con la suerte que me dan mis padres y su estabilidad, dice que aún tengo mucho de sus raíces en mi suerte y que se le complica ver algo relacionado con el trabajo o mi futuro laboral, dice que estoy todavía muy ligada a ellos. Sigue mirando mi mano y me indica que tendré una muy larga vida y señalando la línea más larga entre mi pulgar y mi índice me dice que es mi vida, según ella sin percances de salud ni grandes complicaciones.

- “¿Usted quiere volver con el”?- Dice haciendo un salto de tema que yo no me esperaba. La idea me ronda por la cabeza y aún  no sé qué contestar a esa pregunta, supongo que si lo dudo tanto es porque si quiero hacerlo. La mujer me advierte que lo piense, “una, dos, tres veces si es necesario”, según ella soy una persona poco temperamental y bastante calmada, el por el contrario desea que las cosas se hagan en la forma que desea y al parecer yo no coincido exactamente con su patrón. Lo pienso por un segundo y no estoy segura de sí mi mente está intentando hacer que las versiones coincidan con la realidad o si solo es lo que ella ve sobre mí.

Para el final de la lectura me dice que estoy muy joven, que si quiero seguir yendo a que me adivinen el futuro puedo hacerlo en unos tres años, que no lo necesito ahora. Su recomendación también es para mí energía que según ella está un poco baja, me indica que debo conseguirme los baños de las hierbas dulces y las hierbas amargas y que debo hacerlos para purificarme y estabilizarme. También me dice que no asista mucho a esta clase de cosas, que eso lo que puede hacer es bloquearme la energía y evitar que fluya. A diferencia del primer lugar no me ofrece ninguno de los productos que vende en su tienda y me recuerda que no debo contar lo que me dijo.

Total de la consulta: 20 mil pesos que pasan a ser 15mil gracias a las habilidades de mi amiga para regatear. Siento que si tuviese que escoger entre la primera y la segunda consulta me quedaría con esta, de alguna manera sentí que era más verídica y claro, más económica.

La tercera y última consulta es bastante diferente a las dos que ya he realizado, es sábado y debo desplazarme hasta Arborizadora Alta, un barrio ubicado en Ciudad Bolívar. Llegar hasta allá es toda una odisea, pero empeorará cuando intente lograr que me lean la taza de chocolate.

Son solo las dos de la tarde y ya nos encontramos afuera de la casa que parece ser bastante popular en el sector. Mi mamá se encarga de advertirme que llega mucha gente y que los turnos se llenan bastante rápido, pero cuando se abre la puerta me desconcierta lo que veo. No parece nada un lugar donde te vayan a decir lo que sucederá en el futuro, se asemeja más a una guardería infantil con paredes pintadas de color fucsia y sofás de colores que hacen juego.

La asistente nos indica que somos las quintas en pasar y que podemos volver a las cuatro y media, a esa hora se supone que “Doña Mercedes” ya estará lista para atenderme. Nos recuerda que debemos llevar una pastilla de chocolate comprada por nosotras mismas.

Dos horas después voy a comprar la pastilla para mi lectura y  saliendo de la tienda sin querer  se me cae al piso y cuando la recojo siento que se quebró. Pienso que es lo que me faltaba en la vida, me encargué yo misma de arruinar mi suerte antes de que si quiera pudieran decirme cuan mal o bien me iría en la vida. Mi mamá me mira con desaprobación mientras recojo la pastilla y entramos al lugar

Lo que parecía una guardería ahora parece un centro médico, lleno de sillas plásticas blancas ocupadas por mujeres. Desde distintos lugares de Bogotá y hasta del país, esperan con paciencia el turno asignado al igual que yo, pero cada una viene a algo diferente. Algunas vienen a la consulta del cacique, otras a que las atienda el hermano José Gregorio Hernández y el resto a la lectura del chocolate.

Sobre las cinco de la tarde aparece una mujer fornida y de amplia sonrisa y un poco mayor vestida de morado. Saluda de beso y abrazo a todos los asistentes al lugar y el silencio reina después de que dice “Buenas tardes hermanos, los saluda su hermano José Gregorio”. Es algo que no esperaba, no tenía idea alguna de que el chocolate que habría de tomarme después y el hermano José Gregorio tenían alguna relación. Doña Mercedes se encarga de hacer una reflexión que tiene una duración de casi una hora, nos habla de los padres, del valor del hogar y de la familia, yo me siento como en una catequesis y pienso en la última vez en la que fui a misa, no la recuerdo con claridad.

Estamos al otro lado de la ciudad, donde ni siquiera los celulares tienen señal y la señora aún no empieza con las lecturas. La asistente nos pide a quienes vamos a tomar el chocolate las pastillas y cada quien entrega la suya, unas muchachas un par de años mayores que yo también quieren que les lean el chocolate. Las primeras personas comienzan a entrar pero cada vez se hace más tarde y las lecturas más largas.

Son aproximadamente las siete y media de la noche y la asistente sale con la bandeja de chocolates y los reparte. Yo recibo el mío que viene en un mug de Hello Kitty y la mujer me recuerda que debo tenerlo presente para que no haya confusión en las lecturas. La bebida está hirviendo y no le tengo especial aprecio al chocolate en agua, pero sorbo tras sorbo me lo voy tomando despacio mientras veo como el resto de mujeres ya lo han acabado.

- “Van a coger el pocillo frente a ustedes y con las dos manos lo van a girar a la derecha, hasta que se seque la última gota, luego lo ponen con su mano derecha sobre la bandeja”- Dice la asistente mientras advierte que no debemos cruzar las piernas, ni tener el celular ni objetos metálicos mientras hacemos esto, es como pasar por una máquina de rayos x.

Giro el pocillo más de unas siete veces y aún una intrépida gota sigue sin secarse y se desliza peligrosamente en el borde. Mi mamá sentada a mi lado me advierte que ni se me ocurra dejar que se caiga, luego de que se llevan los mugs en una bandeja me llaman a mí y me dicen que el hermano me está esperando.

La lectura es larga y no entro sola, dos mujeres del Huila entran conmigo y Doña mercedes toma aún más tiempo en ellas, pero cuando termina les pide que se retiren, les indica que mi lectura es privada y como es de esperarse me inquieta el motivo. Me toma de la mano y me saluda de beso y abrazo, para luego pedirme que le alcance mi pocillo, el que me cercioro de que es mío y que no lo dejaré caer al piso.

Mientras observa el fondo de mí ya bebido chocolate no puedo ignorar la gran cantidad de ramos de flores amarillas que hay en el pequeño consultorio, pero su aroma parece apaciguado por la humedad del lugar, de repente la mujer me saca de mis pensamientos diciéndome que ve muchas estrellas. Sus ojos denotan sorpresa y me pregunta a que me dedico, después de contestarle me dice que por eso coincide todo, que me moveré entre personas muy importantes, pero que tenga cuidado para que no me pase lo mismo que a Vicky Dávila, yo solo asiento y pienso en todo el escándalo que se ha formado alrededor de ella.

Me dice que ve un bebé y yo me quedo con la boca abierta, le digo que no, que no es posible, que yo no puedo tener un bebé ahora, pero su consejo es que me cuide mucho. Finalmente pregunta que es lo que quiero saber y de nuevo volvemos al tema del amor. Me indica que él va a volver conmigo, pienso que dos de tres no es una mala probabilidad. Me dice que él está muy confundido, pero que yo debo mantener la calma y tenerle paciencia, que es un buen muchacho y que estaremos juntos de nuevo.

Total de la consulta: 17 mil pesos incluyendo la pastilla. Después de la larga lista de cosas que me dice debo buscar y llevárselas, supongo que su trabajo no ha terminado. En conclusión el futuro dice que regresaré con mi ex, que seré muy exitosa y que debo cuidarme de las envidias, pero eso habrá que verlo.