De la pared de los sanitarios al muro de Facebook

Viernes, 19 Noviembre 2010 06:35
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Las nuevas tecnologías y las redes sociales son una herramienta de gran utilidad, pero en muchos casos se convierten en un instrumento de acoso e intimidación. Este fenómeno se llama Ciberbullying y afecta sobre todo a menores, que no sólo son intimidados en las aulas, sino también fuera de ellas.

Ilustración: Carolina Alarcón.||| Ilustración: Carolina Alarcón.||| |||
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Pedro tiene 14 años, estudia en un colegio privado en Bogotá, tiene computador en su casa y un celular del que manda mensajes todo el tiempo mientras habla. Siempre fue muy tranquilo, según explica su mamá, pero en los últimos días tiene una actitud negativa frente a sus amigos y ya no está interesado en el colegio cómo antes, cada día tiene excusas para faltar.

Pedro es una víctima del acoso por internet o Ciberbullying. Últimamente recibe mensajes ofensivos en su perfil de Facebook, donde sus compañeritos se burlan de una alergia que tiene en su cuello. Esta situación fue desconocida por las directivas del Colegio y los padres de Pedro, hasta que él se lo contó al personero del Colegio y éste lo llevó donde la psicóloga de la institución. Sin embargo, esta no fue la solución, ahora recibía mensajes de texto a su celular, en los que era tildado de soplón.

El caso de Pedro no es único, según la psicóloga Viviana Quintero, experta en comunicaciones virtuales de la organización RedPapaz, el Ciberbullying es una vertiente emergente del Bullying o matoneo escolar. Significa “montársela a alguien”, burlarse, insultar y maltratar de manera sistemática y repetida pero por medios virtuales como correos electrónicos, mensajes de texto en celulares o redes sociales como Facebook y Myspace.

Este tipo de violencia se da a la par con las nuevas tecnologías de comunicación. Dejar mensajes ofensivos que puedan atacar la dignidad de las personas en los colegios no es algo nuevo. Los muros de los baños en algunos colegios son, en muchas ocasiones, un espacio usado por los estudiantes para dejar mensajes ofensivos que, dentro del colegio, tienen un impacto similar al de las redes sociales, puesto que muchas personas son testigos del abuso y de la intimidación. En casos como este, es más fácil para las directivas de los colegios ejercer un control sobre los victimarios y propiciar la reparación de las víctimas, sin embargo, cuando el abuso pasa del muro del baño al muro de Facebook, lugar donde todos pueden ver y escribir comentarios, el control es mucho más difícil de ejercer, y sobre todo el daño es mayor. La víctima no sólo es intimidada en las aulas, sino también fuera de ellas.

Según investigaciones de Enrique Chaux, doctor en educación del departamento de psicología de la Universidad de los Andes y experto en violencia escolar, la intimidación en las aulas o Bullying puede causar en los victimarios comportamientos delictivos como robar, o desarrollar actitudes violentos en el futuro como maltrato intrafamiliar y mayor riesgo de caer en grupos al margen de la ley. Por otro lado, en las víctimas puede ocasionar bajo rendimiento académico, deseo de venganza y en casos extremos, ideas suicidas y suicidios.

Por otro lado, agregan que el Bullying, detectado a tiempo, puede ser tratado de tal forma, que el victimario reciba el castigo y la educación suficiente como para no repetir su comportamiento y la víctima sea reparada. Situación que no ocurre fácilmente en el Ciberbullying (cuando el abuso se realiza por medio de la Internet o medios virtuales) donde la reparación de la víctima es casi imposible de realizar teniendo en cuenta la gran divulgación y propagación indiscriminada de comentarios e información.

“El problema con el ciberbullying es que se enteran los amigos de la víctima, los amigos del agresor, y los amigos de los amigos, de los amigos. Es un problema que no termina con el tiempo, puesto que lo que se cuelga en Internet nunca se borra”, explica la psicóloga Viviana Quintero, aunque también agrega que usándolo de un modo inverso, las redes son el mejor espacio para reparar a las víctimas. Los casos son muchos, empiezan por invención de chismes, publicación de fotos y comentarios ofensivos. Aunque parezcan burlas inocentes, este tipo de comentarios pueden afectar gravemente la autoestima de un menor. La situación se hace más compleja cuando los padres, directivas de colegio y demás adultos consideran esta situación como un “juego de niños acorde a la edad de los adolescentes”. Pues esta es una de las principales razones para que estas prácticas sean silenciadas.

La solución. Entre la prohibición y la educación

El Ciberbullying, puede ser visto como de menor importancia que el bullying puesto que no hay daño físico. Sin embargo, es una problemática que crece cada día. Este tema ha sido tratado desde muchos ámbitos (psicológicos, sociales y políticos). A pesar de eso, las soluciones son insuficientes.

Una de las propuestas que ha crecido recientemente para combatir el Ciberbullying tiene que ver con el proyecto de ley presentado por el Senador Gabriel Zapata, según el cual debe existir una edad mínima para registrarse en las redes sociales como Facebook, Twitter o MySpace. Según el Senador, dichas empresas deben cancelar automáticamente las cuentas de quienes tengan una edad inferior a los 14 años. Para esto, las empresas deberán adecuar sus portales para poder solicitar el documento de identidad de los ingresantes y se pedirá a la Registraduría Nacional que ayude con la verificación de los datos.

Según dijo el Senador en entrevista con Semana.com “la posibilidad de que se delimite la edad en la que los jóvenes tengan acceso a las redes sociales “quitaría un dolor de cabeza””.

Para Viviana Quintero, restringir el acceso a redes sociales no es la solución del problema, “‘cerrar’ o prohibir el ingreso a redes sociales a los niños es como decirles ‘cállate’”. Esta nunca es la mejor opción, “es como decirle que no hable como solución a que no diga groserías” añade.

Además explica que no es una situación viable, puesto que los niños no van a dejar de entrar a grupos y redes sociales, porque ellos inventan cuentas nuevas y le mienten al sistema, sin ser conscientes de lo que esto implica legalmente. Es decir, cuando se abre una cuenta en alguna de las redes sociales se está firmando un contrato virtual con dicha red. El mentirle a uno de estos contratos implica que en caso de que algo pase con la información allí publicada, “la red no se hará cargo ni responderá por daños”, explica Quintero.

Por otro lado, iniciativas como las del senador Zapata, son un ejemplo representativo de que aún existe el imaginario de que la prevención debe estar ligada a la prohibición. La actualidad de los niños y adolescentes gira en torno a las nuevas tecnologías y las redes sociales constituyen una parte fundamental en las relaciones de las personas. Por esto, como explica impedir que los menores accedan a ellas como forma de prevenir abusos, no es el camino ideal.

De esta forma, es claro que la educación es parte fundamental de la prevención y remedio de este tipo de maltrato. Hablar con los jóvenes, tener una constante comunicación, enseñarle a defenderse por medio del diálogo y no de la violencia y la venganza, puesto que en Ciberbullying, a diferencia del Bullying, las víctimas se convierten fácilmente en victimarios lo que finalmente crea un círculo vicioso imposible de detener.

No es un juego de niños

El Ciberbullying, aunque parezca tan inocente, puede tener implicaciones jurídicas para los niños y adolescentes que participen en el acoso, donde también tendrían responsabilidad tanto padres como colegios. Cuando un estudiante divulga imágenes no autorizadas que puedan afectar la dignidad de otro, cuando incita y publica comentarios ofensivos o amenazas, cuando usurpa la identidad de otro con el fin de hacerle daño, publicando declaraciones falsas, cuando inventa perfiles con el fin de agredir a otros o cuando crea rumores, entre muchos ejemplos que puede tener el ciberbullying, surge, con un solo hecho, una triple responsabilidad: civil, penal y constitucional.

Si bien en Colombia no hay una norma que regule el tema objeto la intimidación por Internet resulta violatoria de la dignidad humana y particularmente de los derechos a la intimidad, al buen nombre y a la honra de la persona afectada. Es por esto que la víctima puede usar el recurso de tutela e incluso de demanda, con el fin de ser reparada.

Sin saberlo, muchos de los acosadores estarían incurriendo en delitos como injuria (inventar rumores, por ejemplo) o calumnia (inventar rumores donde se diga que la persona cometió un delito: decir que es un ladrón o un violador) y esto podría traerles líos legales, según la edad. El código de infancia y adolescencia (CI y A) explica que para adolescentes entre los 14 y 18 años, se le aplican acciones penales que en principio no representan cárcel sino amonestaciones, imposición de reglas de conducta, prestación de servicios a la comunidad, libertad asistida y en la mayoría de los casos una indemnización por daños morales que puede alcanzar hasta quinientos millones de pesos.

En estos casos, los padres y los colegios cumplen un papel fundamental en la educación de los niños y adolescentes. Enrique Chaux explica que “en el aula, así como en la casa, es tan grave ser autoritario como ser permisivo. El autoritario enseña que las cosas se logran imponiéndose por la fuerza, incluso llegando a maltratar. El permisivo no enseña que hay límites, que hay cosas que no se deben hacer porque dañan a otros”. Es en este punto que los colegios deben buscar un equilibrio, definir las normas con los estudiantes o hijos y aplicarlas, “manteniendo el afecto y cuidado de las relaciones”, añade.

También debe existir un equilibrio entre la autoridad de los padres y la de los educadores. Según la Rectora del Colegio Colegio Cardenal Pacelli, Consuelo Gaviria, es difícil ejercer autoridad cuando los padres sobreprotegen a sus hijos aun cuando estos sean acosadores, “convierten a sus hijos en víctimas porque no les enseñan a enfrentar sus responsabilidades” declara. En caso de que el colegio tome la decisión de expulsar un alumno los padres acuden con derechos de petición para que esto no pase, y muchas veces los rectores ven reducida su autoridad y no pueden hacer nada al respecto.

En conclusión, el Ciberbullying es un problema que crece cada día más, que afecta a todos los estratos sociales y es difícil de reparar. La solución está en la educación, como explican expertos como Enrique Chaux o Viviana Quintero, aún faltan muchos estudios para entender esta problemática naciente, determinar los límites de padres y educadores, y sobre todo ser conscientes de que este no es un juego de niños.

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