La revolución marica: Zallary Cardona y el 'Mariquismo Juvenil'

Lunes, 25 Noviembre 2019 19:41
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La ilustradora paisa que está detrás de este proyecto habla de las luchas maricas en el arte, la política, la censura, y cuenta cómo hizo de las dificultades personales una profesión. Zallary Cardona, más conocida como ‘Zay’, es diseñadora gráfica de profesión pero se ha desempeñado como ilustradora freelance

Zallary Cardona, realiza ilustración relacionada con el activismo de sexualidad y género.||| Zallary Cardona, realiza ilustración relacionada con el activismo de sexualidad y género.||| Instagram @zaymegabai|||
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Su descubrimiento del gusto por el dibujo coincidió con el momento en que inició su inmersión en las luchas sociales de las comunidades no heteronormativas: así nació el proyecto Mariquismo Juvenil. Su objetivo es “darle visibilidad a las personas que son marginadas, porque de una u otra manera lo fui también, Mariquismo es la mezcla de un compromiso social que tengo desde adolescente y el gusto por crear personajes y contar historias”. Con solo 16 años salió del closet. Cardona habla con propiedad de su experiencia personal con su identidad de género y su sexualidad “como una muñeca rusa: primero me pensaba como bisexual, como si ser bisexual fuera mejor que ser gay; luego salí como homosexual, pero me decían que era un ‘gay que no parecía gay’ y eso me hacía sentir bien”.

En esta pelea interna, Zallary dice haberse topado en su vida universitaria con las teorías queer y el feminismo: la primera “me cambió la vida desde los 17, porque me hizo entender la lucha de las mujeres y las maricas”. La teoría queer fue un chorro de agua helada de las realidades en las que se encontraba.

 

Instagram @mariquismojuvenil

 Para él, ser queer es “esa postura de transgredir las normatividades que se han impuesto en los cuerpos, es ser consciente de privilegios y realidades marginadas y entender los cuerpos como herramientas políticas y libres. Lo queer no es solo identidad de género y sexualidad, es raza y clase en conjunto.  Todos los cuerpos son individuales pero ninguna  lucha es separada”. Así, se identifica como persona no binaria, que vivió su vida conforme con la etiqueta de “hombre” por temas sociales. Su descubrimiento se dio al encontrar un grupo de gente que le hizo ver que no estaba sola, y esa es la historia que decidió contar.

Su primer acercamiento al cómic, sin embargo, fue mucho antes. Coleccionaba tiras cómicas y le llamaba la atención contar historias. Su primer cómic lo dibujó a los ocho años, cuando sufría de matoneo en el colegio. Cuenta, entre risas, que su primera narración fue una historia novelesca sobre pollos que se eran infieles y una gallina que encontraba en el saco de su gallo el beso de otra gallina. “Me dijeron que si les hacia una historieta, me dejaban de molestar y yo toda ilusa les dije que se los vendía y me lo robaron”. Si bien mantiene un estilo basado en las caricaturas de los años 30, “una mezcla entre ternura, exageración y brusquedad”, sus historias han evolucionado con el tiempo, ahora está influenciada por las cargas culturales del entorno: la música, las palabras y forma en que las jóvenes se expresan en Medellín y en Colombia. A la hora de contar historias quiere ser muy costumbrista, sabe que “lo local es universal” y por tanto “la gente empatiza, así no sepan qué significa parce”.

Esta unión entre los temas locales y queer lo ha llevado a hacer de su arte una forma de representación y activismo. “Debo reconocer el trabajo de activistas directamente en la comunidad, pero sé el impacto que tiene lo que yo hago dentro de mi realidad”, lo que ‘Zay’ llama “en la calle”. Su propósito es motivar a personas a que utilicen su voz desde lo más pequeño para cuestionar, así no tengan cargos públicos o seguidores, porque “cualquier persona que tenga a quien decirle cosas puede hacer activismo”. Su posición frente al papel del arte es firme, defiende que las creaciones representan “lo que nos carga como seres humanos, todo el arte habla de lo que sucede en la sociedad”.

Esto lo ha llevado a ser censurado múltiples veces en Instagram y Facebook, que en un intento de “velar por la seguridad de todo el mundo”, se equivocan. Por un lado, están las constantes denuncias que los usuarios hacen a su contenido. “La religión impone esos lineamientos, hay un tema moral que prima”, señala. Si bien ‘Zay’ admite que estas plataformas se han abierto a las comunidades LGBTIQA+, sabe que parte de las intenciones son dirigidas  a los “nichos de mercado”.

Tomada de Instagram @mariquismojuvenil

 

Por otra parte, el algoritmo de las plataformas comete constantes errores al no ser capaz de entender la retórica del sarcasmo y la ironía, que para ‘Zay’ es como se mueve la crítica y el humor. “No se puede hacer crítica sin incomodar”. En septiembre pasado su cuenta estuvo inhabilitada por casi tres semanas. “Uno se debería indignar por lo que es relevante”, comenta, haciendo visible su molestia por esta situación. A pesar de todo, no se rinde, “no hay mejor forma de hacer activismo que atreverse a hacer las cosas, sin incomodidad no hay cambio. Si uno se atreve a hacer las cosas, la gente por lo menos se cuestiona, cambia su rutina, piensa algo diferente, así sea con burla o enojo”. Así, seguirá incomodando desde su trabajo con Mariquismo Juvenil, a cuyo personaje principal ‘La Zay’, desea convertir próximamente en un personaje animado, además de una novela gráfica que viene en camino.