Bob Marley no exageraba cuando dedicaba canciones enteras en homenaje al Ganjah, y eso lo reafirmó Johana Niño, la ingeniera física que se dedica a analizar el cannabis en el grupo de investigación GIECE (Grupo de investigación y estudio del cannabis y otros Enteógenos, miembro del GroupLac de Colciencias). Marley y Niño, aunque coinciden en promover el cannabis, se mueven entre dos facetas distintas de la planta y eso solo habla de la amplitud de posibilidades que esta ofrece. A diferencia de Marley, Johana ha trabajado el cannabis desde su laboratorio, su trabajo lo ha desarrollado a partir de líneas de investigación con la rigurosidad propia de la academia científica. De ahí el respaldo de sus fuertes convicciones que impulsan el cannabis como una planta valiosa más allá del moño.
En la actualidad, Colombia se cataloga como un territorio potencial para la inversión de mercados extranjeros en el mercado del cannabis. De hecho, empresas canadienses y norteamericanas, sobre todo, ya tienen presencia en territorio colombiano para ello. Según portafolio, en regiones como Antioquia, Quindío, Huila, Tolima y Cundinamarca ya existen invernaderos dedicados al cultivo de cannabis. Todo esto, claro, ocurre bajo el amparo de la ley, con los papeles en regla y el aval del Estado.
¿CÓMO ES POSIBLE QUE SE CULTIVE CANNABIS LEGALMENTE EN COLOMBIA?
Bueno, apesar de ser un terreno de constante disputa se ha conseguido, en un primer momento, la aprobación del decreto 2465 de 2015, que reguló el acceso al cannabis con fines medicinales y científicos. En un segundo momento, se estableció la ley 1787, de 2016, que reafirmó el decreto 2465. Finalmente llegó el decreto 613, que delimitó los componentes del cannabis psicoactivo del no psicoactivo, es decir, determinó que todo fruto o derivado del cannabis con un THC superior al 1% será catalogado como cannabis psicoactivo y menor al 1% cannabis no psicoactivo. Además, en el decreto 613 también se establecieron los usos de cada una de las modalidades de la planta según su composición.
¿POR QUÉ COLOMBIA ES UN TERRITORIO POTENCIALMENTE RENTABLE PARA EL MERCADO DEL CANNABIS?
Johana Niño explica que, debido a su ubicación geográfica, Colombia goza de una radiación solar todo el año, propia del trópico. Condición necesaria para el proceso de germinación de las plantaciones cannábicas. Gracias a esta característica, en el país se reducen los costos de los sistemas de soporte de luz que se deben utilizar en lugares donde el clima varía de acuerdo con las estaciones.
La investigadora además explica que Colombia cuenta con entornos naturales conservados, es decir, que no están contaminados con agroquímicos que dificulten el florecimiento del cannabis o que el producto final resulte afectado. De ahí la calidad del cannabis que germina en el país.
¿Y QUÉ USOS PUEDE EXPLOTAR COLOMBIA DE LA PLANTA DEL CANNABIS?
Basada en su experiencia Johana resalta el potencial del cannabis en la industria de los alimentos, del papel, la cosmética y, por supuesto, la que le ha abierto el camino de la legalidad, la farmacéutica.
Respecto a la industria papelera Johana afirma que la ventaja que el cannabis representa es, sobre todo, ambiental, pues mientras en los procesos actuales, llevados a cabos a partir de la pulpa celulosa de los árboles se debe esperar que estos maduren entre 30 y 40 años para poder ser tratado y convertirse en papel. Mientras que el cáñamo produce cuatro veces más fibra que un árbol, además, es renovable según El Gran Libro del Cannabis.
Por otro lado, en Colombia, Niño afirma que hay alrededor de dos cosechas de cannabis al año (pueden ser mas dependiendo si se trabaja con semilla sexual o con semilla asexual) y que el papel producido a partir de la planta tiene mayor potencial de reciclarse que el papel de los árboles. En esa medida, el cáñamo sería un sustituto rentable y amigable con su entorno para reemplazar la materia prima de la industria papelera que en la actualidad trabaja con árboles.
Otro potencial uso del cannabis es en la industria de alimentos y bebidas, los análisis que ha realizado Johana la han llevado a afirmar que las semillas de cannabis son uno de los alimentos más completos del momento. Es importante aclarar que cuando el cannabis se encuentra en su fase de semilla no hay posibilidad de que contenga THC o algún otro canabinoide. Es decir, las semillas de ninguna forma son psicoactivas, pues en caso de que la planta desarrolle estas características, lo hará cuando florezca y no en ninguna etapa previa del proceso de germinación.
La semilla de cannabis es utilizada como un grano que puede ser convertida en aceite o harina. Estas contienen aminoácidos esenciales, omega 3, 6 y 9, vitamina E, arginina y fibra. Además, las semillas son libres de gluten y sus niveles de grasas saturadas son muy bajas. Esto la convierte en un producto capaz de competir contra la soja, el lino, el aceite girasol, el de oliva, la proteína del huevo, entre otros, superándolos incluso en valores nutricionales.
Finalmente, las cualidades regenerativas y cicatrizantes del cannabis lo posicionan como un recurso valioso para la industria cosmética. Los estudios de Johana reafirman lo que la sabiduría callejera hace tiempo pregona, el cannabis le hace bien a la piel. Esta planta tiene propiedades antioxidantes y la posibilidad de retardar lo efectos del envejecimiento en la piel. Esto debido a diferentes cannabinoides entre los que se encuentra el cannabidiol (CBD), este no tiene efectos psicoactivos en el cuerpo humano a pesar de las similitudes en la estructura química con el THC. Algunas investigaciones incluso afirman que las cualidades del cannabis pueden superar los efectos de la vitamina E en la piel.
Estas bondades del cannabis hacen que la industria cosmética empiece a producir productos cosmoceúticos que se refieren a aquellos artículos que además de tener fines estéticos buscan el cuidado y la salud de la piel. Conscientes de estas propiedades, Johana junto con su grupo de investigación GIECE, gracias al apoyo de Colciencias, trabajan en desarrollar tres cosméticos: una solución de uso tópico para la calvicie, una crema humectante antiarrugas y un lubricante sexual.
El proyecto usa la variedad naturalizada de Cannabis mango biche, un ecotipo característico de Colombia que además aprovecha los componentes no psicoactivos de la planta. Los trámites para la certificación de los productos, es decir, las licencias del Invima, los ha llevado hasta España, en los laboratorios Zurco. Sin embargo, el esfuerzo se ha visto recompensado, pues no solo se han reafirmado las propiedades regenerativas y antioxidantes, sino que también se certificó que la variedad con la que trabaja el proyecto tiene facultades antimicótica (previene y combate algunos hongos) y antimicrobiana.
Aunque en la actualidad Colombia goza de un lugar de privilegio respecto al mercado del cannabis esta posición puede no durar para siempre. Particularmente en Suramérica otros países también se han dado cuenta del potencial del cannabis, que, igual que Colombia, comparten las propiedades climáticas y del suelo, lo que los convierte en competidores importantes. Es el caso de Perú, que ha adoptado también políticas flexibles respecto al cannabis con el fin de legalizar el mercado, así, sin los impedimentos legales, se convierten en puntos ideales para invertir.
Colombia tiene todas las características para entrar en la fiebre del oro verde del mercado global. Sin embargo, deberá no solo continuar adaptando su marco legal, sino que tendrá que promover la investigación científica alrededor de la planta. Pues, por el momento, el país no cuenta ni siquiera con un catálogo de las variedades de cannabis por regiones, o un perfil químico de los cannabinoides presentes en el territorio con sus respectivas concentraciones. Aunque en la actualidad esta labor es desarrollada por Giece, su trabajo es independiente de cualquier apoyo del Estado.
Esto demuestra o bien desinterés por parte del gobierno para impulsar sus propios recursos o bien ignorancia para reconocer el poder con el que cuenta el territorio para favorecer su economía, impulsar el agro e, incluso, mejorar las condiciones ambientales. Según Niño, Colombia está a tiempo para evitar convertirse en un mero exportador de materias primas y empezar a tratar el cannabis sin intermediarios con mano de obra nacional y con mayores ganancias hacia la economía local.