Bajo la sombra de las grandes industrias nacionales e internacionales existe una sociedad secreta oculta de la luz del mercado rampante y selectivo. Una sociedad de artesanos y alquimistas que buscan el oro líquido por medio de una de las infusiones más cotidianas pero igual de subestimada: la cerveza.
Juan Camilo Riveros, Nicolás Cavanzo y Camilo Rivera, organizadores del evento, le dan la bienvenida a más de 120 personas, desde cerveceros amateurs y profesionales hasta espectadores y degustadores entusiastas, a este primer concurso de cervezas artesanales en Colombia. Equipos enteros de homebrewers (maestros cerveceros caseros) han venido desde la Guajira, el Eje Cafetero y por todo lo ancho de la ciudad con el solo propósito de promocionar sus propias creaciones; tan originales y nuevas que no se consiguen en ningún otro lugar.
“Nuestra intención era abrir un espacio de ‘cerveceros unidos’, uno donde pudiéramos conocernos y probar nuestros cervezas sin tener que competir en un mercado de mayor escala”, me dice Cavanzo tras bambalinas, mientras los 18 concursantes preparan los resultados de su trabajo para el deleite de los degustadores.
¿Qué hay detrás de una cerveza? Tan pronto como bebemos de aquella receta milenaria podemos ignorar fácilmente todo el proceso que le llevó al maestro cervecero adecuar los ingredientes, las mezclas y temperaturas para poder servir unos cuantos litros de cerveza casera. Lo más difícil de este oficio, según la opinión de la mayoría de homebrewers que participan en el concurso, es obtener los insumos (ingredientes) de buena calidad y licencias para mercantilizar el producto a nivel de micro-empresa.
"Mediante espacios como estos en donde se integran a los productores artesanales y caseros, las microcerverías más grandes del país y los proveedores; así se logra integrar a todos los actores de la cultura cervecera en el país e imprimir mayor dinamismo en el sector", me comenta Camilo Rivera, ingeniero químico y tecnólogo cervecero de la World Brewing Academy.
La creación de una cerveza es relativamente sencilla. Como para muchas otras cosas, es cuestión de tiempo y recursos. Tiempo para adquirir las máquinas de procesamiento y obtener recursos básicos como la malta, el trigo, la levadura y el lúpulo. La receta puede variar de tantas formas, ya sea por el método de fabricación o por los cocteles de ingredientes empleados. Hay aquí Pale Ales y Brown Stouts; Lagers y Helles; Bocks y Porters; cada una sutilmente diferenciada de la otra por la creatividad de cada uno de sus homebrewers, un factor decisivo para los jueces y críticos expertos a la hora de la elección de la ganadora del día.
La primera votación es democrática. El público puede votar por tres de sus cervezas favoritas del concurso, después se escogen las diez más comunes entre todos los votos y finalmente son criticadas en privado por la mesa del jurado (seis jueces en total), que luego decidirá los tres primeros lugares y al campeón de este año. A la hora de juzgar la cerveza, explica el crítico José Mario López, se tienen en cuenta una serie de estándares estrictos: el aroma, el cuerpo, la densidad, el sabor y la espuma de la cerveza. Sin embargo, esto no quiere decir que el ‘toque propio’ se salga de los parámetros, es más, es uno de los puntos de mayor gravedad en el asunto.
En vísperas de anunciar los tres primeros ganadores, los diez elegidos por el público esperan el momento culminante, la mayoría de ellos ya es feliz por haber participado y haber dado a conocer sus cervezas. Finalmente el primer premio se lo lleva el maestro cervecero Edwin Orozco con su Soul Rebel Porter, con tan solo ocho meses de haber empezado a apostarle a este oficio. Tres barriles de cinco litros con dispensador y 10 balas de dioxido de carbono de 12 gramos; un bulto de 25 kilogramos de malta Weyerman y un paquete de Levadura Safbrew Abbaye de 11.5 gramos se lleva a la casa el oro del concurso: una cerveza negra como la noche.