La iniciativa de crear huertas urbanas fue promovida por el Centro Crecer (anteriormente denominado Centro Satélite de Recepción de Niños), una institución educativa de la Secretaria Distrital de Integración Social, creada entre 1982-1983. Actualmente, el centro hace presencia en 21 barrios (entre ellos, Mártires, Lourdes, Fontibón, Bosa, Tejares, Kennedy, La Victoria, Ciudad Bolívar, Suba), y cuenta con ocho huertas a nivel distrital.
En la localidad de Usaquén, el proyecto ha sido desarrollado desde sus inicios por la profesora especializada en niños con discapacidad, Lily Hernández. Según ella, “este programa está orientado hacia los menores de edad que padecen algún tipo de limitación física, cognitiva, o autismo, quienes son los encargados de realizar las tareas que implica construir y mantener una huerta (siembra, recolección y limpieza de los alimentos), la cual hace que se sientan útiles y se concentren en una labor”. De igual forma, las funciones que allí desempeñan le permiten a la profesora Hernández enseñarles a sus estudiantes el significado de la vida, que las cosas existen sin que las vean y cómo respetar y demostrar el afecto hacia las demás personas. Por ejemplo, mostrándoles que si ellos cuidan una planta, esta les va a dar frutos.
Además de Lily Hernández y los niños, el Jardín Botánico, la Subdirección Distrital de Integración Social de Usaquén y los padres también participan en las huertas. El primero, es el encargado de brindar asesoría, establecer los lineamientos técnicos sobre cómo producir los alimentos, y hacer acompañamiento durante el trabajo. El segundo, de acuerdo a Víctor Hugo Valenzuela, subdirector de Integración Social de Usaquén, “colabora en la canalización de los recursos que posibilitan la compra de insumos, la adquisición de tierra negra para adecuar el terreno, y el pago de refrigerios cuando los padres y los niños vienen a trabajar”. Por último, los papás han permitido que se genere una terapia familiar, en la medida que comparten con otras personas que están en la misma situación y ven a sus hijos realizando otras actividades. Para Luis Romero, gracias a este proyecto ha podido compartir más con su hijo y ha adquirido todo el conocimiento necesario para relacionarse con él, y conocer a otras familias.
El Centro de Desarrollo Comunitario Simón Bolívar en los últimos tres años ha logrado ocupar el 40% del espacio disponible para la creación de huertas, las cuales llevan de acuerdo a su ubicación, un nombre: Oriente (la primera que se construyó), Occidente y Norte-Sur. Dentro de sus cultivos se encuentran acelgas, espinacas, lechuga, repollo, rúgula (lechuga italiana), zanahoria, remolacha, papa, cebolla, y frutas como uchuvas, mora, y lulo. A su vez, se tienen algunas aromáticas como toronjil y yerbabuena, ya que la idea de la huerta es que sea orgánica, por lo que se practica la alopatía (se colocan hierbas aromáticas estratégicamente para que ayuden a espantar los bichos). Del mismo modo, el abono para la tierra se realiza con los residuos de la cocina, es decir, con las cascaras de los jugos, los tubérculos, y los hollejos, que se van acumulando para la creación de la compostera, en donde se transforma la materia orgánica en bioabono. También, se realiza los procesos de fumigación a través de una mezcla entre ajo y ají, y de limpieza de los alimentos. Sin embargo, existen dos problemas: la tierra no es tan buena por lo que el abono se demora seis meses en estar bueno, y las visitas que deberían ser diarias solo se hacen dos veces por semana.
Teniendo como propósito principal que los comedores y los centros de protección de la Secretaria Distrital de Integración Social busquen mecanismos para autoabastecerse, la implementación de las tres huertas ha permitido que los alimentos que se producen, se entreguen a las familias y niños de Centro Crecer que trabajan en ellas. Al mismo tiempo, ha posibilitado la elaboración de crema de caléndula para la venta y mermelada de lulo, con lo que se obtiene ganancias económicas para comprar y mejorar las herramientas de trabajo. De acuerdo a Gina Celia, médica internista: “Los alimentos que se consumen de las huertas agroecológicas tienen menos elementos tóxicos, y menos radicales libres, los cuales aceleran el envejecimiento y degeneración de las células del cuerpo humano. Por lo tanto, lo que se produce en las huertas es menos tóxico, y se protege la salud”.
Aunque el programa ha dado buenos resultados, según Valenzuela: “Hasta ahora se está en la escrituración del proyecto, y se espera que en enero del otro año ya se esté ejecutando de manera integral, dado que en el momento, las huertas no alcanzan a abastecer todos los jardines y comedores que están bajo la Subdirección Distrital de Integración Social de Usaquén”. Finalmente, la meta primordial de toda la propuesta es lograr la articulación de una producción general que impacte en todo el Distrito, y supla las necesidades de todos los comedores de las localidades. Mientras tanto, en el Centro de Desarrollo Comunitario Simón Bolívar se buscará utilizar el 60% del espacio que es apto para la agricultura urbana y el apoyo de los estratos 4 y 5 y de la Secretaria de Salud para que se canalicen mayores recursos.