El periodista mexicano, José Jaime Hernández lleva trabajando como reportero de guerra más de 30 años. Además fue corresponsal en Madrid, Bruselas, los Ángeles y Washington D.C. Un apretón de manos fue el saludo cordial de este periodista de vieja guardia, conocedor y aventurero de la guerra que ha azotado a su país desde los años 90. José Jaime Hernández es serio y claro al momento de referirse a la situación que enfrenta actualmente México desde que se supo de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa el pasado 26 de septiembre.

La indignación generalizada de los mexicanos ha convocado a las calles un grito de justicia que se ha expandido por el territorio mexicano. “México ya no da tregua, cuando el caos se hace presente no hay agarraderas", expresó el periodista mexicano al referirse a los actos de violencia ocurridos el pasado sábado cuando los manifestantes se intentaron tomar el Palacio Nacional de México. La situación en el país vecino poco a poco se torna más difícil y los mexicanos se muestran más beligerantes ante un gobierno permisivo con el narcotráfico, la delincuencia y la corrupción.

“Amo a mi patria y lamento que hoy día se utilice con fines políticos aun a los sucesos más macabros", dice. De forma casi literal Hernández cita un poema de José Emilio Pacheco titulado ‘Alta traición’ porque cree que los mexicanos además de manifestar su descontento también aman su país por el cual día a día salen a trabajar y a estudiar en búsqueda de mejores condiciones de vida.

Recientemente Jesús Murrilo Karam, Procurador general de la República de México, presentó en un rueda de prensa las pruebas que demuestran que los estudiantes mexicanos fueron asesinados, calcinados y triturados. Sin embargo, los familiares de las víctimas siguen exigiendo pruebas más concretas acerca del asesinato a lo que el procurador respondió “ya me cansé”. 

Hernández reconoce en el Procurador a un hombre competente y capaz, pero cree que su error demuestra falta de solidaridad no solo con los padres de los desaparecidos sino en general con los mexicanos que piden justicia.

En su rostro hay una sonrisa ligera cuando dice que la solución es un gobierno trasparente y eficiente, convencido de derribar el narcotráfico y la corrupción. “El presidente sabe que no solo está en juego su poder de mando, sino las diferentes propuestas aplaudidas a inicios de su candidatura” concluyó.