La legislación colombiana en materia de drogas es confusa. Si bien el consumo no es ilegal, sí está prohibido su uso en espacios públicos y abiertos. Según la jurisprudencia de la Corte Constitucional, no todo el que las porta está cometiendo un delito, pues se estableció una dosis mínima para el uso personal. Pero los criterios para establecer cuándo el porte de sustancias es para consumo personal y cuándo es para venta no están fijos del todo, por lo que no todo aquel que porte las cantidades permitidas está a salvo de ser detenido, ni el que posea más del límite está necesariamente cometiendo un crimen.
Aunque existen algunos topes para la marihuana, el hachís y la cocaína, no se estableció un límite para la heroína y las drogas sintéticas, por ejemplo. Todo esto hace que se dé un vacío legal. Pero, más allá de eso, ¿qué es lo que se está consumiendo en la ciudad? ¿Cuáles son las políticas que se están implementando? ¿Qué aconsejan los expertos en materia de soluciones? Conozca acá cómo está la movida de las sustancias sicoactivas en la capital, un preocupante tema de salud pública.
Para responder a estas preguntas, Plaza Capital habló con diferentes personas que pueden aportar desde su experiencia: un consumidor y un expendedor de drogas, que nos permitieron saber cómo funciona el consumo y la venta; Jenny Fagua, funcionaria del Ministerio de Justicia que diseña políticas públicas alrededor de esta problemática; Hernando Zuleta, director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas, CESED, experto en materia de drogas; Pablo Zuleta, siquiatra que conoce a fondo los riesgos del consumo, y Augusto Pérez, director de la Corporación Nuevos Rumbos, experto en prevención.