Aainjaa es una compañía artística que apostó acompañar la percusión musical con la danza y el teatro. Esta agrupación se conforma por más de 1000 personas en Bogotá y Medellín, quienes toman sus tambores y salen a diferentes lugares a mostrar el poder de la percusión, y la belleza de la danza y el teatro.
Desde niños de 8 años, hasta personas de la tercera hacen parte de este nuevo proyecto que busca formar artistas integrales, en función de la música, la danza y el teatro. La manera innovadora con la que Aainjaa interpreta canciones de Samba-reggae los ha llevado al éxito y a un amplio crecimiento de su compañía artística. Su trayectoria se ha dado desde la Plaza de Bolívar, en la capital colombiana, hasta el Reino de Baréin en el Golfo Pérsico.
Este tipo de grupos, también conocidos como batucadas, se relacionan al género de la samba y se enfatiza en resaltar la percusión brasileña de influencias africanas. La música que sale a través de sus tambores se caracteriza por mantener un ritmo repetitivo y rápido. Aainjaa le ha sumado a esto un estilo danza contemporánea y afro, una expresión corporal llamativa, el uso gritos que llaman la atención del público y se aseguran de poner en cada presentación energía suficiente que exprese la fuerza y poder del arte y el talento humano. Es así como Aainjaa ha cautivado al público a través de esta apuesta artística.
Este proyecto surge de la curiosidad artística de su fundador: Homero Cortez, un colombiano de 32 años con formación en bellas artes de la Universidad Autónoma de Barcelona, en interpretación teatral del Instituto del Teatro en Barcelona y en música Moderna del Taller Músics de esta misma ciudad. Además, para complementar su formación artística, Homero decidió ingresar a estudiar diseño gráfico y con este conocimiento crea la publicidad, logo y todos los detalles visuales de su compañía.
Recorrió Europa de la mano de una compañía española durante siete años y fue allí donde el amor por la música y la percusión lo guiaron a la creación de Aainjaa. Tenía la ambición de aprender nuevas formas de mostrar el arte. Al ver que estas pretensiones no se las brindaban en ningún lugar del mundo, apostó por ser el creador de su misma búsqueda artística.
A sus 15 años emprendió su carrera artística en Barcelona y fue en este punto donde decidió seguir su instinto y crear un espectáculo artístico diferente que fusionara sus conocimientos en percusión, danza y teatro. Confiando en sus capacidades y conocimientos, Homero empieza a imaginar su futura agrupación artística hecha a su medida, “hasta entonces jamás imaginé que tendría una compañía tan grande”, cuenta.
A sus 25 años da inicio a la creación de su sueño y empieza por plantear el proyecto en letras y papel. Homero tarda dos meses en escribir un documento de aproximadamente 60 páginas explicando en qué consistía su proyecto, qué pretendía con él y qué objetivos cumpliría con esta idea.
Su formación le aportó una visión clara de cómo se vería esta fusión artística en escena. Su gusto por el género samba/reggae y el acercamiento que tenía con la percusión de Salvador de Bahía eran el complemento perfecto para poner en un escenario todas su ideas a la vez.
De todos sus profesores y maestros aprendió cómo ser un líder, cómo expresarse ante las personas, qué corporalidad usar y otros aspectos que ha aplicado en su nueva labor de director y formador artístico. “Se necesita una formación y unas características específicas para pararse en frente de un grupo de personas y lograr dirigirlas”. Sus métodos de enseñanza y la base formación que se imparte en Aainjaa vienen de los ideales europeos que Homero conoció a lo largo de su vida: El orden y la disciplina.
Lograr alcanzar este proyecto no fue fácil, según cuenta: “en la vida he hecho de todo, y no solamente artísticamente hablando”. Para alcanzar su sueño también tuvo que ser albañil, camarero, pintar casas de gente adinerada, vender fruta y pescado en las calles, y otras actividades que nunca lo apartaron de sus objetivos artísticos.
Desde un inicio tuvo claro que su proyecto estaría dirigido a América Latina. Realizó diferentes estudios en países como Panamá, Nicaragua y Colombia; para descubrir su cultura, el sondeo de población joven, las ciudades principales y las agrupaciones artísticas que tenían. De este estudio el ganador fue Colombia, y fue en la capital del país donde empezó el proyecto.
¿Qué significa Aainjaa?
Aainjaa, la primera palabra del diccionario lengua Wuayuunaiki fue la elección de Homero para nombrar su sueño. “Quería que el nombre de mi grupo saliera de la tierra colombiana. Qué mejor que un lenguaje nativo, no tardé mucho en elegir el nombre”. Desde un principio tenía claro que quería elegir la lengua wuayuú pues el uso de vocales dentro de las palabras le parecía un atractivo interesante.
Tomó el diccionario y en la primera página encontró todo lo que buscaba. Su significado: hacer, elaborar, fabricar y construir, era el reflejo de su apuesta artística y de sus ideales agnósticos. La representación de un grito que reflejara la fuerza del ser humano ya la tenía en su logo. La palabra Aainjaa, compuesta por cuatro “a”, y también emitidas a la hora de gritar, fue el complemento perfecto. Como cuenta Homero “esta palabra grita, y mi logo gritaba Aainjaa”.
El inicio del proyecto empieza a través de publicidad por redes sociales. Homero envía desde Barcelona su propuesta escrita a la fundación Gilberto Álzate Avendaño e Idartes interesados en aportar y llevar a cabo este proyecto. Un mes después del envío de la propuesta las fundaciones lo apoyan difundiendo la publicidad que creó y compartió por redes sociales.
Así se llegó a la convocatoria de las primeras audiciones de Aainjaa en abril del 2013: 25 personas detrás de 25 tambores. Aainjaa empieza a formarse como una agrupación musical que refleja ideales más allá que netamente artísticos. En compañía de sus alumnos y mentores crea un movimiento social, un estilo de vida que tiene como pilar la grandeza del ser humano y la capacidad de creación de este.
A futuro, entre los propósitos que Homero desea cumplir con Aainjaa se encuentra en primer lugar, la posibilidad de brindar a sus alumnos una formación reglada, o una acreditación y título como artistas, “quiero hacer de Aainjaa una especie de universidad”, explica el director.
En segundo lugar, continuar con el proceso de convertir su proyecto en algo más que una compañía artística, en un movimiento socio-cultural que crezca en Colombia y en el mundo. Con esto se refiere a ampliar el objetivo de no solo brindar empleo a los artistas, sino también de ayudarlos a cambiar sus vidas con las vivencias que ofrece este grupo. “Actualmente somos más de mil integrantes entre Bogotá y Medellín, y la idea es que seamos muchos más”, cuenta el director. Y finalmente, Aainjaa tiene pretensiones de seguir llegando a todos los lugares y países en el mundo y por su puesto a seguir creciendo dentro de su país natal.