Alucinógenos, al alcance de todos

Sábado, 05 Octubre 2013 12:48
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Por precios asequibles es posible adquirir una variedad de productos químicos que son usados como alucinógenos de inhalación o digestión.

||| ||| Foto: Alejandra Barrera/plazacapital.org|||
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En Colombia, las drogas están prohibidas y penalizadas por la legislación y los licores son de venta restringida. Sin embargo, hay productos químicos, utilizados en la industria, que son usados como alucinógenos, se consiguen fácilmente en farmacias y expendios químicos y son de venta libre.

Uno de ellos es el dicloruro de metileno, más conocido como “dic”, que se usa pegar acrílicos. Para su venta, en los expendios de químicos, piden una orden de compra con el nombre y el NIT de la fábrica que lo solicita. Sin embargo, tal como lo afirma Oscar Gómez, vendedor del expendio Químicos de la 13, “todo se puede conseguir con plata”.

Plaza Capital consultó con varios expendios y en Químicos CO se cotizó un galón del producto por $100.000. Según Gómez, se consigue en alrededor de $30.000 pero el vendedor de este establecimiento justificó que “sin el papel toca venderlo más caro”.

El “dic” se impregna en una bufanda o pañuelo y se aspira por la boca o la nariz. El efecto no tarda más de cinco minutos en aparecer y se mantiene por alrededor de veinte minutos. Tal como manifiesta Johan Calderón, de 16 años y quien es un consumidor rehabilitado, “al principio arde y a veces da ganas de estornudar. Después uno se siente mareado, como si estuviera borracho y le quita el hambre y frio”.

Las consecuencias resultan perjudiciales para la salud. Según John Alexander Castro, médico cirujano de la Universidad Nacional, especializado en Medicina Interna de la misma institución, “el consumo de “dic” irrita las vías respiratorias por quemadura leve, y a largo plazo “quema las neuronas”, con el mismo efecto que tiene el licor pero mucho más fuerte y acelerado”.

Más fácil de conseguir es la mezcla de alcohol antiséptico con alguna otra bebida dulce, como la gaseosa, por ejemplo, conocida como “chamberline”. Para prepararla es necesario “primero prender el alcohol etílico con un encendedor pero no más de cinco segundos, para que no quede tan concentrado pero no se le queme todo el alcohol tampoco”, dice Calderón.

Los efectos son muy parecidos a los de una fuerte borrachera pero más rápido y por menor precio. Con una botella de 700 ml de alcohol antiséptico y una de gaseosa de 400 ml, según cuenta Calderón, “alcanza para emborrachar tres personas por menos de $5.000”.

Castro afirma que las consecuencias para la salud van desde perder la vista hasta morir por intoxicación, porque “aunque se usa el mismo alcohol etílico que tienen los licores, este tiene el doble de concentración”. A lo que agrega, “he conocido casos en los que confunden el alcohol etílico con el industrial. Entonces la muerte por envenenamiento es inminente por el alto grado de metanol que contiene”.

Otro es el medicamento Rivotril, un ansiolítico formulado para personas con trastornos de ansiedad y que se usa también en el tratamiento prequirúrgico de anestesia balanceada. Se vende bajo formula médica. Sin embargo, “se puede conseguir por $3.000 si uno sabe adónde ir”, afirma Calderón.

Para Castro, “lo más peligroso del consumo de este medicamento es que puede ser altamente aditivo y necesita tratamiento para dejarlo por las fuertes crisis de ansiedad que produce la abstinencia”.

Uno, conocido por ser usado por los reclusos en las cárceles, es el rollo de telaraña. Con un cigarrillo, relleno de tabaco o a veces de marihuana, se enrolla la telaraña para después encenderla y fumarla como cualquier porro. Los efectos inmediatos son mareo y somnolencia. Y aunque, según dice Castro, no tiene mayores complicaciones para la salud, de acuerdo con la experiencia de Calderón, si produce un fuerte dolor de cabeza cuando el efecto caduca.

A la lista se suman otros productos comunes incluso en los hogares y que tienen efectos alucinógenos como el adhesivo a base de policloropreno, más conocido como bóxer, el sacol, un tipo de pegante para pvc, la “gomalaca”, sellante de madera que se diluye en alcohol industrial y se inhala; todos de venta libre y al alcance de todos.