Cada uno de ellos, llevan debajo de sus brazos, la novena sinfonía de Beethoven. Supieron qué cosa eran las escalas antes de saber que no los trajo la cigüeña, menos David Celis, que empezó a romper las doctrinas tradicionalistas en torno en el acordeón sin saber lo que hacía.
Foto: Nicolás Berrio
Ese mismo terror de la cultura, esa misma que recela el cambio de salir de las costumbres instauradas, fue la que lo hizo aventurarse a recorrer, sin premeditación los ocho mil kilómetros que separan a Colombia de España por su propia cuenta y riesgo, sin dinero, gozando desde su ventana de la vista panorámica de Alhambra y se las arregló para ser el único representante latinoamericano en el conservatorio. Un hombre hecho a sí mismo. El único compañero que fue con él, un acordeón que cada año lo ha hecho más leal, su antigüedad no se nota en sus tonalidades, encanta a pocos quienes lo tienen en sus manos, pero impregna el paladar de los oídos, como si de repente todos tuviéramos uno.
Biografía de un artista
Santiago Celis nació en 1997 en el municipio de Chía, a una hora de distancia de Bogotá. Su madre, que era de una familia de élite académica y social murió poco después del nacimiento de su segundo hijo, Sebastián. Santiago fue criado y educado junto con su hermano durante diez años por su padre, un carpintero. En 2007, su padre tuvo que dejar Bogotá, tras una pelea y Santiago se quedó durante dos años con la hermana de su madre, quien sirvió como aprendiz en diversos oficios, especialmente, la música.
Santiago y su hermano tuvieron inclinaciones por otras disciplinas, como el boxeo y el fútbol, pero la decisión de Santiago fue más que una oportunidad de sobresalir en lo que mejor sabía hacer sin darse cuenta: tocar acordeón. Asemejar los registros armónicos de los grandes instrumentos de música clásica con un acordeón y con una de las sinfonías más complicadas. El modelo del acordeón Honner cinco letras, uno de las primeras versiones, fue suficiente para que el conservatorio español de música se fijara en él. ¿Quién iba a pensar que subir un vídeo en YouTube le iba a cambiar la vida?
“La notificación me llegó por un mensaje interno desde la bandeja de mensajería de YouTube, pensé que estaban jugando conmigo, me invitaron a inscribirme a la beca mensual que hacen por todo Latinoamérica, a diferencia que yo ya garantizaba estar en el último filtro de selección, a diferencia de los demás participantes, en ese momento no sabía que el día de la clasificación final era directamente contra el mejor del proceso, de una, a la brava” comenta Santiago.
Pero el tiempo trae más consecuencias de ello. El Real Conservatorio Superior de Música de Madrid es un proceso formativo riguroso que, en promedio, se gradúan seis personas, un extranjero cada tres años: “eso lo sé, y es una motivación más, ser el único en acordeón clásico y romper los esquemas tradicionales de la música comercial en Colombia son mis propósitos. Es un estudio difícil, la música no te da descanso, vivimos en un mundo inmerso de normas, pero yo ya he decidido cuál es el rumbo que quiero para mi vida”.
Maestro en su disciplina
Poco a poco, se ha convertido un maestro en su disciplina, informado y fácil de entender, con un golpe de suerte caminando por Madrid, haciendo el recorrido diario de Granada, donde vive. Dos horas de viaje desde que se alista a las 4 de la madrugada para estar justo sobre el tiempo a las 8 a su clase, día tras día, repetición tras repetición, esa misma que lo ha llevado a crecer en soledad, descubriendo el potencial, ajeno a su familia, a su ciudad, a sus costumbres, con la convicción de que su acordeón es lo único que necesita. Si bien sabe que contó con suerte que su vídeo que no cuenta con más de 200 vistas y restringido regionalmente, haya sido de agrado del Conservatorio Superior, y que precisamente un miembro de esa institución haya sido uno de los pocos visitantes del vídeo y se interese por tenerlo en sus filas. La suerte jugó a su favor, sería histórico a nivel nacional: a eso él lo llama disciplina “la reina del éxito”. Él espera ser el primer acordeonista latinoamericano, eso llevará años, los mismos que en proporción durarán sus años de éxitos.
Un cuarto para él solo, su acordeón y lo suficientemente cómodo para estudiar, una silla de plástico de frente a la ventana con vista panorámica a la fuente de granada, fue su primera oficina, tocando en las calles, al lado de los Carmenes.