El taller donde trabaja este hombre es estrecho y de paredes opacas. Se esconde en el fondo de un almacén de calzado con escasas ventas y da la impresión de ser tan pequeño como para emplear a un máximo de tres personas, pero al avanzar hacia la zona posterior, a medida que las luces se van encendiendo, aparecen los vestigios de una fábrica que hasta hace unos años empleaba a más de 100 trabajadores.
El recorrido es acompañado por una casual música de fondo que deja entreoír algunas trompetas, una conga y la infaltable clave. Es salsa, salsa clásica, de esa que mueve a este zapatero que lleva más de 35 años en el oficio. Su nombre es Ricardo, pero casi todos lo llaman 'Richard', y es uno más de los cientos de trabajadores que, durante años, se han dedicado a la confección de calzado en el barrio Restrepo de Bogotá. Plaza Capital le trae, en este perfil audiovisual, un breve recuento de una de las tres pasiones de Ricardo: la zapatería, un oficio y una tradición cada vez más afectada por el mercado y las importaciones.