Bicitaxis bogotanos: ¿cuál es su situación legal?

Miércoles, 30 Mayo 2012 09:06
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Cuando termine el debate del Plan Distrital de Desarrollo, el Concejo de Bogotá discutirá un proyecto de acuerdo que buscará regular el bicitaxismo en la ciudad.

El volumen de bicitaxis en Bogotá crece a pesar de los controles de la Policía.||| El volumen de bicitaxis en Bogotá crece a pesar de los controles de la Policía.||| Cortesía ElEspectador.com|||
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No será la primera vez que se discute un proyecto con ese fin, pero en el pasado todos han fracasado porque los bicitaxis, o tricimóviles, aún no son vehículos aptos para transportar pasajeros, y esta materia le corresponde al Gobierno Nacional.

“En efecto, la competencia es del Congreso o en su defecto del Ministerio de Transporte”, sostiene Antonio Sanguino, uno de los concejales que presentará el proyecto. “Pero como eso no ha ocurrido, insistimos en que el Cabildo Distrital no puede quedarse a esperar una respuesta de la Nación, ignorando la realidad que vive”.

Sanguino, del Partido Verde, se refiere a los más de 5 mil bicitaxis que hay en Bogotá, y a las más de 120 mil personas que se transportan en ellos a diario, especialmente en el occidente de la ciudad.

Por lo pronto, el control de este fenómeno le corresponde a la Policía Metropolitana de Tránsito, que realiza frecuentes operativos en los que inmoviliza estos vehículos por 5, 10 o hasta 40 días. De acuerdo con Jaime Alberto Rodríguez, funcionario de la Secretaría de Movilidad, las localidades donde más operativos de este tipo se realizan son Kennedy, Bosa y Los Mártires.

Sin embargo, Rodríguez reconoce que “la capacidad operativa de estos controles es limitada, pues la Policía cuenta solo con 1.300 hombres”. En consecuencia, el fenómeno prolifera cada día allí donde no existe otro medio de transporte masivo distinto a los bicitaxis, es decir algunas zonas de Suba, Fontibón y Engativá, además de las localidades antes citadas.

Como expresa Ricardo Montezuma, director de la Fundación Ciudad Humana y experto en movilidad, “el tema es parecido al del mototaxismo: son un reflejo de la realidad que es más fuerte que cualquier control”.

Para evitar una expansión desenfrenada del fenómeno, lo que se propone desde el Concejo de Bogotá es regular el tema de manera transitoria y hasta que el Gobierno decida reglamentarlo. Una medida de esa naturaleza, según el concejal Sanguino, no invadiría las funciones de la Nación.

“De hecho, algunos municipios de la Costa han intentado regular, por ejemplo, el mototaxismo, aunque esa regulación no se ha dado por razones de tránsito sino por razones de seguridad. Se elimina el parrillero de la moto o se establece un rango de edad del conductor”, cuenta el concejal, para quien la regulación del bicitaxismo sí permitiría aliviar problemas de movilidad en la ciudad. “Nosotros proponemos que los bicitaxis hagan parte del Sistema Integrado de Transporte”, agrega.

Para él, las ventajas de estos vehículos es que son ecológicamente limpios, de bajo costo (aunque depende de la distancia del recorrido, un pasaje puede costar 700 pesos) y que ocupan una importante mano de obra: además de los 5 mil conductores, otras mil personas se benefician laboralmente trabajando como ensambladores de bicitaxis.

Además, ya hay ciudades que, a nivel internacional, han tenido experiencias exitosas con bicitaxis perfectamente legalizados, entre ellas Londres, Ciudad de México, Nueva York y Barcelona.

Sin embargo, Montezuma señala algunos de los peligros de estos vehículos en Bogotá: “Los actuales bicitaxis son inseguros y supremamente nocivos para conductores y usuarios. Los conductores son bastante irresponsables y los vehículos muy precarios”. Y esta situación se presenta aunque los bicitaxistas hayan venido organizándose, llegando incluso a establecer indumentaria propia, casco y chaleco incluidos, y hasta un pico y placa interno.

El proyecto de acuerdo que presentará la bancada del Partido Verde, en cabeza de Sanguino, buscará formalizar el servicio de bicitaxis: establecer las rutas por las que podrán circular, regular la tarifa, articularlo con las rutas del Transmilenio y de los buses y, naturalmente, imponer unos estándares de seguridad.

Algunas quejas frente a la legalización del bicitaxismo, reproducidas por los medios de comunicación, señalan que estos vehículos ocasionan una grave invasión del espacio público. “Esas quejas se producen generalmente en el norte de la ciudad, y son personas a las que los bicitaxis les parecen feos estéticamente y que empobrecen sus entornos urbanos”, dice Sanguino, quien desestima estas críticas por ser “arribistas”.

Asimismo, algunos transportadores sienten que este medio de transporte es una competencia y por eso se oponen a su legalización. “Son temores infundados, porque si esto se regula bien se evitaría que los bicitaxis transiten por vías destinadas al vehículo automotor”, complementa el concejal.

Conveniente o no, lo cierto es que frente al tema del bicitaxismo la ciudad se enfrenta a un vacío jurídico porque no está tipificado en el Código de Tránsito, lo que genera polémicas sin solución aparente. Para el concejal Sanguino, “en realidad el bicitaxismo no es ilegal, sino informal: no hay una disposición legal que lo prohíba, ningún argumento legal para decomisarlo”. Mientras tanto, la Policía de Tránsito interpreta el vacío jurídico como una imposibilidad de bicicletas y triciclos para proveer un servicio público de transporte, por no contar con el debido permiso.