La Iglesia del Niño Jesús del 20 de Julio y su transformación en la pandemia

Viernes, 19 Marzo 2021 19:09
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Antes de la pandemia, la Iglesia del Niño Jesús del 20 de Julio era la más visitada de Colombia y una de las más concurridas de América Latina, pero, debido a la cuarentena, este templo religioso ha sufrido un cambio radical. Es por esto, que Plaza Capital estuvo visitándola y analizando sus transformaciones.

Imagen comparativa del templo de la iglesia del 20 de Julio en los años 2018 y 2020||| Imagen comparativa del templo de la iglesia del 20 de Julio en los años 2018 y 2020||| Juan José Riveros Pérez|||
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La imagen del Niño Jesús es uno de los símbolos más representativos de la cultura popular colombiana. El origen de esta imagen data del año 1935, cuando un sacerdote Salesiano llamado Juan del Rizzo llegó al barrio 20 de Julio, en el sur de Bogotá. Desde su llegada, el padre Rizzo estaba convencido que a Dios le agradaba que se honrara la infancia de Jesús, y fue por esto que tomó la decisión de propagar la devoción al Divino Niño.

Para cumplir su misión, el padre Rizzo se dirigió a un almacén llamado ‘Vaticano’, ubicado en el centro de la ciudad, y allí encargó una imagen del Divino Niño Jesús, la misma que tiempo después se convirtió en el icónico símbolo de este templo. La construcción del santuario empezó en 1937 y concluyó el 27 de julio del año 1942.

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Pese a que luego de su formación la parroquia empezó a ser reconocida en la cultura popular y religiosa de la capital, no fue sino hasta los años ochenta cuando se convirtió en la Iglesia más famosa de Colombia.

Para esa época el país estaba viviendo una de las peores olas de violencia de su historia, con sucesos como el surgimiento del narcotráfico, las guerrillas y los grupos paramilitares. “Estos hechos le causaron temor a la sociedad colombiana, quien en la necesidad de aferrarse a algo que le diera seguridad y tranquilidad, adoptaron al Niño Jesús del 20 de Julio como su escudo para sentirse protegidos”, tal y como lo menciona la historiadora Sandra Durán.

Posteriormente, este santuario se convirtió en uno de los más visitados de América Latina y el más concurrido de Colombia, según destaca el portal web de turismo Colombia.com. Antes de la pandemia, la Iglesia del 20 de julio recibía la visita de personas de todas las regiones de Colombia, además de extranjeros, que venían de diferentes países como Ecuador, Perú, México, Paraguay y Estados Unidos.

Según las cifras, antes de la epidemia llegaban aproximadamente 35.000 personas cada domingo, las cuales se congregaban en un total de 19 misas a lo largo del día. Sin embargo, desde la aprobación del decreto 420 del 28 de marzo del 2020 que prohibió la aglomeración de grandes grupos de personas, la iglesia tuvo que cerrar sus puertas.

Eventualmente la parroquia tuvo que adaptarse a la nueva forma de vida, por eso,  desde marzo del 2020 transmiten las eucaristías y rosarios por medio de sus página de Facebook y YouTube. Luego de visitar el santuario, se pueden apreciar varios cambios en su entorno como producto de la pandemia, tal y como se evidencia en la siguiente comparación fotográfica.

Comparativa de la iglesia con la cuarentena

En esta fotografía, tomada en diciembre del 2018, el templo se encuentra lleno de feligreses durante la celebración de la novena de aguinaldos. Todos los candelabros del templo se encuentran encendidos, además, el lugar se encuentra decorado para la época de Navidad. Un dato curioso de estas novenas es que se llevaban a cabo a las cinco de la mañana y aun así una gran multitud madrugaba.

En contraste a la anterior imagen, esta foto revela el cambio radical al interior del santuario. El presbiterio se encuentra completamente vacío. Las lámparas se encuentran apagadas y la luz que ilumina el lugar proviene del reflejo del sol en los vitrales de los costados. Las bancas de la Iglesia fueron retiradas por completo, así como el mantel del altar. Las bases de los velones están desocupadas y lo único que se puede resaltar es el color de las paredes recién pintadas.

El año pasado, la iglesia adelanto varias estrategias como la exhibición de la estatua del Niño Jesús en una de las entradas secundarias al templo con el fin de evitar que los feligreses incumplieran las medidas de bioseguridad. Pero en enero de este año, reabrieron las puertas del nicho del Niño Jesús, lugar donde se puede visitar la estatua original que compró el padre Juan del Rizzo.

Igualmente tuvieron que modernizarse para transmitir las eucaristías por Facebook y YouTube. La iglesia prácticamente ha tenido que improvisar un set para poder compartir sus ritos religiosos. Para estas ceremonias se cuenta con el apoyo de un equipo de comunicaciones y de algunas monjas y colaboradores.

Luego de que se reabrieran los templos, la Iglesia del 20 de Julio volvió a realizar misas con público. Con el objetivo de cuidar a sus feligreses, decidieron hacerlas al aire libre en su plazoleta. Aun así, en la imagen se puede apreciar que varias personas no guardan el distanciamiento social exigido. 

¿Qué dicen los feligreses de la Iglesia?

Pese a que desde septiembre del año pasado varios templos abrieron sus puertas, la Iglesia del 20 de Julio aún no ha reanudado sus labores por completo. La parroquia se encuentra reabriendo sus espacios poco a poco. Por el momento, se puede participar de la misa dominical en la plazoleta, visitar la capilla del Niño Jesús y entre semana se pueden visitar algunos espacios del templo, así como participar de eucaristías y confesiones. 

En entrevista con Plaza Capital, Pilar Vargas, feligrés y colaboradora del templo, comentó que es muy importante que se reanuden las labores de la iglesia por completo. Para ella, no solo los feligreses de los alrededores estarían felices, sino también todos los extranjeros y colombianos de otras regiones que acuden al santuario. “Ese amor que le tienen al Niño Jesús es de vital importancia para sus vidas espirituales, y además hace bien a toda la comunidad y feligreses en general’’. 

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No obstante, Pilar también reconoce que como feligrés pueden presentarse algunas situaciones de riesgo frente a la reapertura total del templo. Como el incumplimiento del distanciamiento social, el mal uso del tapabocas, las aglomeraciones y el encuentro de varias personas en espacios cerrados, situaciones que afectarían a todos los visitantes de la parroquia.

Frente a esto el sacerdote Edgar Palacios, párroco de la Iglesia, comentó que el trabajo de la parroquia durante la pandemia fue una experiencia amarga y triste, pues se encontraban acostumbrados a la enorme concurrencia de fieles, peregrinos y amigos del divino niño. “Ver las puertas cerradas de nuestro templo nos produjo tristeza, pero no podíamos quedarnos con ella, entonces poco a poco comenzamos a pretender dar una respuesta’’.

Según el padre Edgar, progresivamente comenzaron a notar la importancia de transmitir la misa diaria, pues al ver la conexión masiva y el agradecimiento de los feligreses decidieron continuar con esta estrategia. “ Nuestro santuario, modestia aparte, es uno de los más significativos de Bogotá junto al de Monserrate, entonces, no podíamos lanzarnos a hacer una improvisación, así que hemos tenido cuidado con las orientaciones del gobierno y la alcaldía”.

En relación con el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad en las misas dominicales, el padre Edgar dijo que la gente colaboraba mucho, aún el domingo cuando van tantas personas. “Desde la tarima donde se celebra la eucaristía, uno observa que la gente está en su lugar, los que son familiares están junticos, pero la mayoría de personas se quedan quietas, se termina la misa y ya desaparece todo el mundo”.

De cara al futuro, el párroco de la Iglesia del 20 de Julio explica que actuaran respecto a las órdenes del Gobierno y la Alcaldía. “El anhelo es regresar a quince misas el domingo en la parroquia, pero vamos despacio sin afanar nada, lo importante es que en medio de las necesidades, las personas han entendido los cuidados que debemos tomar”.

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La comunidad de la iglesia del 20 espera poder regresar a la normalidad muy pronto. Actualmente, se encuentran aprovechando las normas de aforo para remodelar algunos espacios como la cubierta del patio interno, obra que esperan tener lista para el mes de abril. También, continúan con otros proyectos como la entrega de mercados y apoyo económico a las familias de escasos recursos, la reactivación del Colegio Salesiano Juan Del Rizzo, que hace parte de su congregación, entre otras obras sociales y culturales del templo.

Además, están esperando la confirmación para llevar a cabo sus tradicionales celebraciones de Semana Santa. Esto luego de conocer que la alcaldía de Bogotá y el gobierno ,esperan restringir las misas con público y procesiones durante estas fechas, por eso, varios templos como el del 20 de Julio se han puesto en duda para funcionar.

No obstante, la parroquia no descarta la posibilidad de abrir sus puertas para la Semana Santa, luego que el año pasado permanecieran cerradas a causa de la pandemia. Cabe recordar, que antes de la epidemia, este templo, como el de Monserrate y la iglesia de San Francisco en Popayán, eran los más visitados de Colombia en la tradicional semana religiosa.