A pesar de que los ciudadanos estén relacionados cada día con la tecnología y la inmediatez, otros aún dependen del arte manual como un sustento diario que sin importar la innovación, conservan lo que para ellos era un estilo de vida.
Jesús Cárdenas se ha dedicado al revelado de fotos por más de 20 años y aún conserva su profesión empírica al usar – guantes negros y bata blanca-. Cárdenas para los que lo conocen es una persona sociable, atenta y paciente que ayuda a los estudiantes de la universidad de la Tadeo cada vez que necesitan de un consejo.
“Cuando vengo donde Jesús, él me premia con un consejo, me enseña nuevos mecanismos o me ayuda en los trabajos”, dice Alejandra Carrillo, estudiante de arquitectura y de fotografía al tener que visitarlo cuatro veces al mes para que le enseñe el proceso de revelado. “Trabajo en esto porque me gusta. La fotografía es lo mío, pero mi pasión es el revelado”, dice Cárdenas para luego describir su emoción por su labor “me dejo llevar de la experiencia y más cuando entro al cuarto oscuro y me siento como si tuviera los ojos vendados”.
Sin embargo, tanto Jesús como otros reveladores, se han sentido decepcionados de ver cómo la tradición en casa ha cambiado, “nuestra cultura era el álbum”, decía al extrañar que las reuniones familiares se han perdido, los buenos momentos se han olvidado y las fotografías físicas han perdido su esencia al ser reemplazadas por un clic constante en la computadora.
Pero Jesús, no es el único trabajador que se apasiona por el arte manual, también lo hace Luis Ortiz, un mecanógrafo que todos los días se sienta al frente del CADE de la carrera 30 con calle 26 y disfruta de su labor como abogado empírico. Él se viste de corbata, zapatos embetunados, maletín desgastado y una maquina “Olivetti Lettera 32” color verde que no aparenta los años de uso al estar bien cuidada.
Luis lleva más de 24 años trabajando como mecanógrafo y se siente orgulloso ejerciendo esa labor “no estudié, no soy un profesional pero me la paso leyendo todos los días la norma para estar actualizado”, dice mientras continúa tecleando derechos de petición, apelaciones, declaración de renta y demás solicitudes.
“Me siento orgulloso por lo que hago, a veces vienen profesionales y me piden ayuda para que los oriente o para que los ayude a sacar un escrito”. Para él, hoy en día su trabajo más que estudiar la norma y sacar el oficio rápido, consta de orientar y ayudar a personas que tienen desconocimiento en temas jurídicos y prefieren pagar una asesoría de $15.000 pesos a pagar por un abogado profesional.
La impresora fue y es la tecnología que ha sustituido a estos profesionales empíricos, donde ya el ciudadano no depende de un mecanógrafo al ver que todo tipo de solicitud se puede imprimir. Pero según Ortiz, “las máquinas dejarán de existir hasta que Colombia deje de ser un país subdesarrollado”, para luego recalcar “el gobierno debería de considerar este arte como un patrimonio cultural”.
Sin embargo, mientras Jesús y Luis ejercen su profesión por pasión y casualidad, Martha Restrepo ejerce la tipografía por tradición familiar. Todo comenzó con su padre y hermanos mayores, ahora es ella quien a sus 48 años está a cargo del negocio pero que por subsistencia cambio el local de tipografía a una papelería. “La llegada de la tecnología nos dejó a muchos sin trabajo y yo por ser una mujer no estudiada, convertí el local en una papelería como alternativa”, dice tras estar rodeada de máquinas de impresión, fotocopiadoras, cuadernos, esferos y demás material mientras que sus máquinas tipográficas se alcanzaban a ver en el fondo de la tienda.
“Lo único que aún no se ha acabado es la tarjetería. La gente las pide para hacer las invitaciones de los 15 años de sus hijas, un baby shower o eventos matrimoniales”, dice y luego afirma: “pero eso es muy escaso, ahora dependo de la demanda de los estudiantes”.
A pesar de que ellos aún conservan su labor, el gobierno implementó nuevos mecanismos en cuanto a la prestación del servicio con el fin de ahorrar tiempo y reducir el costo a partir de la política “cero papel”. Que según Carlos Mario Sandoval profesional de prensa del Ministerio de las Tecnologías de Información y Comunicaciones, afirma que “gracias a esa política, se ha podido beneficiar a toda una población sin importar el ámbito, ya bien sea la parte educativa, administrativa y política, donde el uso de los computadores y hoy en día los iPad son los elementos tecnológicos que se les ha brindado a la población principalmente humilde para que haga parte de esta nueva tendencia”.
No obstante, Jesús, Luis y Martha siguen ejerciendo esa labor sin importar que la tecnología avance donde para ellos el trabajo nunca les faltará al ver que aún la gente depende de ellos.