La vida sigue, como los sueños, y las cuarentenas, en puntos y seguidos, inciertos pero seguidos...

Martes, 19 Mayo 2020 19:44
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Lejos de imaginar una pandemia, nos hubiéramos puestos a soñar y puestos a soñar, a imaginar mundos imposibles por viajar. Lejos de imaginar meses de encerramiento, nos hubiéramos puesto a volar para viajar por cientos de lugares con encanto, donde perdernos y encontrarnos en un mundo, eternamente, por conocer.

 

||| ||| The Economist|||
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Hoy, que Iván Duque, amplía la cuarentena hasta el 31 de mayo, extendiendo la emergencia sanitaria hasta finales del mes de agosto. Es difícil no echarse a temblar si pensamos en las consecuencias que tendrá para Colombia, un país cuya fragilidad reside en una economía seriamente inestable con un 50% de trabajos informales, cuya economía puede verse retraída, con miles de habitantes de calle y millones de personas que viven al día a día.

A los que somos libres, a quienes no estamos acostumbrados a las fronteras cerradas, la novedad es que en Colombia, permanecerán las fronteras cerradas hasta el 30 de junio, es decir, que no habrá vuelos, en principio, ni nacionales, ni internacionales, durante todo ese mes. Nos toca esperar, con paciencia a no desesperar. Del mismo modo, las clases, tanto en colegios y universidades, seguirán siendo virtuales, durante los meses de junio y julio. Y los que teníamos vacaciones en ese tiempo, dejaremos de tener vacaciones para permanecer encerrados más meses, trabajando duro y viendo venir qué nos deparará este virus, que ya se llevó más de 600 almas colombianas.

¡Ojalá que en agosto vayamos recuperando la presencialidad, que es la idea que muchos tenemos en mente! Una entelequia más que averiguar...

Las medidas de Duque son claras como el agua de claras y reflejan uno de los confinamientos más prolongados del mundo; desde mediados de marzo hasta finales de agosto. ¡Casi 6 meses! Por lo pronto, los funcionaros públicos se mantendrán en teletrabajo, como mínimo en un 80%, mientras que los mayores de 70 años seguirán aislados hasta el día 30 de junio, como mínimo. Se exige tener tapabocas de manera permanente en los lugares públicos, al igual que mantener el distanciamiento social. Como se mantendrá restricción del 35% en el sistema de transporte en todo el país, eso sí, adiós a los vuelos hasta julio por lo menos.  

Este virus que ha puesto patas arriba el mundo, este virus que nos mantiene en vilo, que a la gente más sensible, las ha matado sin compasión, y que a los que no nos mató físicamente, nos heló el alma de un sólo tirón, porque a todos nos ha tocado vivirlo en tiempos tan extraños que parecen de ciencia ficción. Mientras, muchos nos negamos a permanecer sin libertad, y clamamos en sueños, una vida normal. ¡Una extraordinaria vida normal! Una vida que nos permita relacionarnos con el mundo sin tantos aspavientos, ni tapabocas, ni guantes, ni distancias sociales, que nos hielen la vida, sin besos, sin caricias o abrazos. 

La vida, la vida, la vida hay que vivirla, nada más. Sin miedos, sin restricciones, sin cuarentenas caseras, sin más. No hay alternativa que seguir con vida, soñando a lo grande en vida, queriendo a lo grande en vida, y amando a lo grande, en lo que nos resta de vida. Ningún político, como ningún virus, puede privarnos de la libertad de querer aferrarnos a nuestros sueños, a nuestras luchas personales, a nuestros retos profesionales. Ningún político, como ningún virus, han de privarnos de lo más sagrado, nuestra capacidad para soñar y pensar en un futuro mejor, aunque la tormenta que se avecina sea tan pesada que no nos podamos ni reconocer a tientas, entre tanta oscuridad. 

La vida sigue, como los sueños, y las cuarentenas, en puntos y seguidos, inciertos pero seguidos. La vida sigue y nuestras luchas más profundas, también, siguen presentes. Porque 'por más que la noche nos ciña el alma, no faltará un lucero que prenda el alba', dijo el poeta.