Diego Álvarez, estudiante que lideró algunas de las protestas de la Universidad Nacional no ha terminado de ubicar su pupitre frente a la entrada de la carrera 30 de la Universidad, cuando siente un fuerte ardor en su nariz y ojos, además de dificultad para respirar. A su alrededor dos de sus amigos y su hermana corren con desesperación huyendo de los efectos de los gases lacrimógenos.
“¡No a la privatización de la educación!”, es la frase que se alcanza a leer en medio de los gases y de los estudiantes corriendo. Álvarez se aferra a su cartulina maltratada escrita con marcador negro y motiva a sus compañeros a quedarse. Él se siente capaz de resistir los gases lacrimógenos lanzados indiscriminadamente por el Escuadrón Móvil Antidisturbios ESMAD. Según el estudiante: “No podemos permitir que la universidad sea un negocio más”.
El Plan de Desarrollo Nacional ha desatado una polémica en el ámbito académico nacional. Por un lado, varios grupos universitarios de la capital han manifestado su rechazo al Plan porque según documentos de la Universidad Nacional “se materializa la desfinanciación de la universidad pública”.
Un ejemplo que evidenció dicho rechazo fue la protesta del pasado 27 de abril, en la que no sólo participaron los estudiantes de las universidades públicas de la capital, sino también los de las privadas, quienes temen que sus lugares de estudio se conviertan en entidades con ánimo de lucro y pierdan su sentido académico.
Este es el caso de la Universidad del Rosario, en donde el 27 de abril también se escucharon voces de inconformidad con el Plan. La Coordinadora de grupos del Rosario organizó una marcha que inició en la estación de Transmilenio del Museo del Oro y se extendió hasta la 19.“La educación no es un negocio, es un derecho”, gritaban algunos de los estudiantes que se unieron a la marcha del 27 llevada a cabo en el centro de la ciudad.
De igual manera, en instituciones estatales como el Sena se organizaron pequeñas protestas estudiantiles. “El Plan de Desarrollo limita las oportunidades de estudiar y de acceder a la educación superior para las personas que no tienen suficientes recursos económicos”, asegura Manuel Mora que estudia en el Sena.En cuanto al rechazo formal frente al Plan de la administración Santos, la Universidad Nacional redactó un Pliego General donde se solicita una financiación estatal adecuada para la universidad y respeto por la autonomía y la democracia universitaria.
En dicho Pliego se hace explícito el rechazo a varios de los puntos del Plan Nacional de Desarrollo; por ejemplo el artículo 6, el cual, según este documento, pretende imponer un enfoque pedagógico por competencias que limita el proceso autónomo de enseñanza que tiene la universidad.Por su parte, el gobierno argumenta que este Plan busca fortalecer la educación en Colombia, darle una mayor cobertura a nivel nacional y preparar a los estudiantes para que tengan las herramientas intelectuales para competir en el panorama académico internacional.
Algunos artículos se fundamentan en el fortalecimiento de la educación superior, con temas como aumentar la inversión en universidades públicas, además de una fuerte estrategia que busca combatir la pobreza extrema y las consecuencias de la ola invernal. Estos puntos, según el gobierno, dejarán a más jóvenes con posibilidad de acceder a la educación.
María Victoria Cifuentes una asistente docente y ex estudiante de la Universidad Nacional considera que el Plan Nacional de Desarrollo realmente es positivo para el progreso de la educación en el país, pero no debería aplicarse en estos momentos dado que la educación colombiana no maneja niveles de competencia muy altos.“Se debe realizar un previo fortalecimiento de los programas universitarios del país. De esta manera, la posible disminución en exigencia de la formación, que tanto temen los estudiantes, no sería tan significativa y permitiría aumentar la cantidad de personas con acceso a la universidad, sin disminuir su futura calidad profesional”, argumenta la profesora.
Finalmente el Plan sigue en marcha y mientras esto ocurra, grupos estudiantiles como el de la Universidad Nacional que dirige Diego Álvarez seguirán manifestando su rechazo, esperando una respuesta del gobierno diferente a la fuerte ofensiva del ESMAD, y tratando que los medios de comunicación llamen la atención pública sobre la situación con titulares diferentes a los monumentales trancones que se forman por sus manifestaciones.