En Manizales, por cada 100 menores de 15 años hay 80 personas mayores de 60, además, de esta población el 18% está en condición de pobreza. Según estas cifras, son muchos los adultos mayores que se encuentran en estado de vulnerabilidad y resulta todo un reto crear políticas públicas que cubran, en su totalidad, a las más de 54.000 personas mayores que se sienten excluidas por las nuevas dinámicas sociales que se están generando. Aparte del gran riesgo al que se enfrenta esta población vulnerable con todo el tema del contagio del coronavirus, hay otro factor que le ha hecho las cosas más difíciles: la virtualidad. El uso de la tecnología, para cualquier tipo de trámites, se volvió un fenómeno que creció durante esta época de pandemia y que se convirtió en una desventaja para las personas de la tercera edad.
Lo que viven los ciudadanos
Maria Estella Vallejo tiene 69 años y hace parte del grupo de personas que se han visto afectadas por esta problemática. Ella tiene una pequeña tienda y asegura que para los tramites de cámara y comercio, ha encontrado muchas dificultades. Tiene un hijo que cuando puede la ayuda a realizarlos. Sin embargo, para ella, resulta complejo depender siempre de otras personas, “A pesar de que me han pedido constantemente que haga todo de manera virtual, yo prefiero acercarme a las oficinas físicas, por lo maluco que es pedirles ayuda a otros”.
Consideró que hace falta personal que ayude a todos aquellos que, como ella, no pueden realizar con normalidad las actividades que ahora exigen un conocimiento de las herramientas virtuales, como los pedidos de productos que ella debe hacer para su negocio. Al igual que doña Estella, Germán Vallejo, quien vive en el Bajo Tablazo, vereda de Manizales; comentó que ha sido muy difícil recibir el pago solidario, que se hace a través de la plataforma Nequi y que por más que ha tratado, no ha podido aprender a manejar. “A la edad que yo tengo, me queda muy difícil manejar internet, yo utilizo nada más el celular para que me llamen y para llamar porque ni WhatsApp se manejar”.
Germán, como muchas otras personas, no cuenta con la ayuda de familiares que le faciliten el manejo de la aplicación. Es por esto que, normalmente, debe pedirle ayuda a los funcionarios que estén presentes al momento de hacer algún trámite. Como él manifestó, aunque le da miedo exponerse al contagio, prefiere asistir de manera presencial a recibir sus pagos ya que, en su caso, es la única opción. “Yo antes de la pandemia me quedé sin trabajo y resulta que salí favorecido para eso del sueldo al cesante y las vueltas solo podían ser virtuales, me tocaba sacar un poco de papeles, ahí me tocó pedirle ayuda a un amigo”, precisó.
En medio de la pandemia muchos fueron los profesores en Caldas que decidieron retirarse por su edad y por lo difícil que encontraron continuar con los procesos de aprendizaje desde sus casas. Martha Lucia Torres, fue una de ellas, después de 42 años trabajando como docente en la ciudad de Manizales, se retiró en diciembre del 2020. “Hay muchos traumatismos en la parte laboral, debido a la virtualidad. A mí me afectó y tuve muchas dificultades”. Después de su retiro y de las dificultades que tuvo como docente, Martha tuvo que iniciar los trámites para solicitar las cesantías definitivas.
Desde su punto de vista, antes, todo el papeleo ya era un complique, pero ahora todo se ha vuelto mucho peor. “Hay muchos compañeros que no tienen la ayuda necesaria y tampoco el dinero suficiente para pagarle a alguien que sabe cómo hacerlo, entonces se vuelve muy difícil la situación”. De los tres adultos mayores consultados, todos tienen pensado aplicarse la vacuna, cabe resaltar que en un principio la idea del gobierno fue controlar el proceso de manera virtual. Sin embargo, ninguno pudo explicar cómo se ingresaba a la plataforma “Mi Vacuna” y cómo podía obtener la información necesaria sobre las etapas de vacunación.
Todos aseguraron que para esto asistirían a la sede física de la EPS para que hicieran el trámite por ellos. También estuvieron de acuerdo en que hay una necesidad de implementar políticas públicas más eficientes para incluir a los ciudadanos mayores dentro de las nuevas dinámicas sociales. “Yo si pienso vacunarme, pero con eso de internet, yo pienso ir a la EPS que me corresponde a que allá me asesoren y me hagan la afiliación para esa aplicación de la vacuna”, aseguró Germán.
¿Qué se puede hacer?
En muchas ocasiones, las personas de la tercera edad deben optar por pagarle a un tramitador que por solicitar unas cesantías puede llegar a cobrar hasta 600 mil pesos o pedirle ayuda a alguien, pero qué pasa con las personas que no tienen los recursos ni a nadie que haga los trámites por ellos. El secretario de Desarrollo Social de Manizales, David Islem, aseguró en entrevista con Plaza Capital, que se han implementado diferentes políticas enfocadas a esta problemática.
Según el funcionario, es cierto que de la población total de adultos mayores que vive en la capital caldense, muchos viven en estado de vulnerabilidad, lo que significa que están un poco encima o por debajo de la línea de pobreza extrema que se calcula de acuerdo a los ingresos diarios de las personas. “Hay muchas de estas personas que no alcanzan a comer ni siquiera una, dos, o tres veces al día”. Sobre el tema de la virtualidad, agregó que gran parte de esta población no tiene un fácil acceso a las herramientas tecnológicas y tampoco alguien que los acompañe o les enseñe, sin contar con los que viven en el sector rural que ni siquiera cuentan con la conectividad a Internet.
Frente a esta situación, el funcionario indicó que la Alcaldía de Manizales está tratando de llevar todos los servicios fundamentales a las casas de los adultos mayores, pero reconoció que el problema es complejo no solo para la capital caldense sino para todo el país. Vincular e integrar al adulto mayor en este tipo de procesos es un reto que todos debemos asumir.“Nosotros tenemos unos programas que se llaman los telecentros, son mas o menos 39 salas de internet que tiene la alcaldía de Manizales, completamente gratis para la gente, con un coordinador. Ahí tratamos de que la virtualidad sea de manera gratuita”, detalló.
El panorama todavía es desalentador para aquellas personas que tienen problemas económicos, de salud, legales, entre muchos otros. Sin contar con el riesgo que corren de contraer el virus al preferir realizar todo de forma presencial. A pesar de los esfuerzos de los entes gubernamentales por incluir a esta población, la brecha que se ha abierto es bastante grande. Es por esto que escuchar a este grupo poblacional e implementar programas y estrategias enfocados en ellos debe ser una prioridad para todas las instituciones prestadoras de servicios.