fundación y proyecto Campo Justo nació hace cuatro años con la idea de crear contenidos comerciales para las empresas agrícolas. Se trabajó con algunas instituciones públicas y privadas del país. Durante un año buscaron financiamiento con empresas privadas y 13 les dieron el apoyo para poder viajar y realizar sus grabaciones. "Es un gran triunfo que en un país donde muchos de los gremios van por su lado, estas instituciones se sumen y trabajen en conjunto para hacer realidad el proyecto”, exaltó Mauricio Raigoza, director de esta fundación.
En esta serie se muestran contenidos audiovisuales hechos para plataformas como Youtube, Instagram, Facebook, Twitter y su página web, los cuales intentan acercar a la población joven a las vocaciones agrícolas. Además, quiere cambiar la visión de pobreza, violencia y salvajismo que tiene el campo colombiano en la ciudad. Así, la propuesta pretende reivindicar la imagen del campesino actual.
Los videos tienen como objetivo abrir un nuevo modelo de comunicación en el país que refleje e identifique la gran cantidad de población rural que hay actualmente, donde los comerciantes y agricultores puedan ofrecer sus productos e incentivar la compra y consumo agrícola colombiano. La primera temporada consta de 32 capítulos en los cuales se expone la importancia de los recursos naturales, los modelos sostenibles, la equidad de género, la tecnología y la paz.
Luego de publicar la primera temporada, este equipo de personas ha empezado a grabar la segunda entrega con el fin de mantener la acogida de los jóvenes de 18 a 35 años que comenzaron a seguir la serie, principalmente desde Facebook, donde actualmente tienen 14.624 seguidores, y en Youtube suman 12.385 reproducciones.
La idea de mostrar una nueva imagen del campesino es una mezcla entre los valores y la importancia de lo rural y la estética fuera de lo institucional, ya que tiene el propósito de retratar a los agricultores con lo atractivo que representa un modelo. “Queremos rendirle un homenaje a esos ‘héroes que cultivan lo que comemos’. Cuando un campesino se ve imponente en la cámara dice: ‘yo soy importante’”, afirmó Raigoza.
En esta fundación trabajan seis personas (asistentes, productores y editores) y algunas empresas patrocinadoras, que entienden la relevancia de la agricultura y la problemática del desconocimiento del rol del campo en la ciudades. Esta fundación cree que por medio de sus contenidos pueden aportar a la unión y la paz del país, ya que las regiones del Urabá antioqueño, el altiplano cundiboyacense, el eje cafetero, la costa, el Valle del Cauca y Tolima, donde ellos trabajan, tienen mucha desigualdad y necesitan más oportunidades para progresar.