Según Edwin Maldonado, economista y experto en sostenibilidad empresarial, la emergencia sanitaria del 2020 impulsó la compra de productos verdes. En palabras de Maldonado, “el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Oficina de Negocios Verdes invitaron a los colombianos a darle prioridad a la compra de productos verdes con un enfoque agroecológico, transformados para la alimentación, para el aseo o relacionados con procesos de la economía circular”.
Este aumento también se relaciona con un cambio en la conciencia empresarial. Para Maldonado, las organizaciones tienen un mayor interés en acreditar un manejo óptimo del medio, esto con el fin de llegar a nuevos mercados, especialmente extranjeros.
El ecosistema de los negocios verdes
Los proyectos sostenibles pueden serlo desde diferentes sectores. Ricardo Bareño produce chocolate artesanal y tiene su propia chocolatería. Cuando se refiere a negocios verdes, no respecta únicamente a productos de material reciclado, al contrario, esta categoría es solo una de las 15 establecidas por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
En Bogotá y Cundinamarca, los sectores que dominan la producción de negocios verdes son, respectivamente: alimentos y bebidas, arte y moda sostenible, y turismo sostenible.
Sectores dominantes de negocios verdes
En el caso de la primera categoría, alimentos y bebidas, Maldonado afirma que esto se debe a “la vocación agrícola” que existe en Colombia. Además, al clasificarse como negocio verde, los agricultores “tienen la oportunidad de valorizar sus productos, obteniendo un mayor ingreso”. Algunos de los alimentos más vendidos son café y hortalizas, aunque también se comercializa panela, cacao.
Ricardo Bareño, campesino de Santander, llevaba trabajando 12 años como guarda en Bogotá. Al mismo tiempo, estaba estudiando Administración de Empresas y fue ahí donde, como en una actividad de clase, surgió la idea de crear un proyecto de chocolatería artesanal que se volvió realidad en el 2018.
Creó Zurych, una empresa familiar que ofrece productos de cacao para los hogares y las industrias desde Bogotá. “Es muy satisfactorio poder desarrollar un tipo de emprendimiento como estos, que no solo lo beneficia a uno como emprendedor, sino que ayude a diferentes personas y para el medio ambiente”, explica Ricardo Bareño, fundador del Negocio verde.
Lorena Mahecha Galvis, diseñadora de modas, también tiene un negocio verde que empezó en una sala de clase. En el 2019, en una especialización de diseño y desarrollo de producto en la Universidad Nacional, nace Selem, una marca de ropa interior sostenible para la menstruación. “La moda ha omitido nuestra ciclicidad. Y pues las mujeres somos cíclicas por más de 40 años”, cuenta Lorena, añadiendo también que, a menudo, la única alternativa son productos de un solo uso que impactan negativamente al planeta, como toallas y tampones. “Ahí, me di cuenta de que iba a ser un proyecto en el que podía abarcar tanto las necesidades de la mujer de manera individual, como de la sociedad y el cuidado ambiental”.
Cómo obtener el sello de Negocio Verde
Para Bareño, siempre fue claro que Zurych sería una empresa sostenible. “Yo creo que eso ya debe estar en nuestro ADN, cuidar el medio ambiente. Pues porque si no lo cuidamos, él no nos va a cuidar a nosotros en el futuro”, dice Bareño. Sus cultivos son libres de agroquímicos (como pesticidas y fertilizantes sintéticos), manejan empaques sostenibles y procesos de economía circular— utilizan al máximo todos los productos derivados del cacao. Con la cascarilla, normalmente desperdicio en las fincas cacaoteras, hacen cerveza e infusiones. Con la pulpa, que comía de niño en las fincas, hacen helado y limonada. Lo demás es compostado, pero nada va a la basura.
No fue hasta dos años después del inicio del negocio cuando, en el 2020, fue contactado por la Oficina de Negocios Verdes de la CAR para empezar el proceso de evaluación. Examinaron todo el proceso, desde la transformación de la materia prima hasta el proceso de comercialización, y determinaron que cumplían con los parámetros mínimos medioambientales para ser un negocio verde.
Seis años después de su creación y cuatro de su certificación como negocio verde, Zurych tiene un local justo al lado del parque Virgilio Barco, donde sus clientes recurrentes son los deportistas que van después de su entrenamiento y la comunidad retirada del vecindario. Siguen produciendo chocolate y productos de chocolate industrial y comercial. Ahora cuenta con la ayuda de su hijo de dos años, modelo oficial de Zurych y amante del chocolate. En otros seis años, Ricardo espera tener más locales en todo Bogotá, chocolaterías artesanales de alta calidad y accesibles a los colombianos. Quiere elevar el chocolate, que lo vean como más que una golosina,
“¿Para mí que representa Zurych? La oportunidad de crecimiento personal, la oportunidad de crecimiento familiar y el cambio” dice Ricardo. “El cambio de vida que lleva. Pasar de ser guarda seguridad a ser empresario. Eso ha sido muy satisfactorio para mí. Y el compromiso que tengo con nuestros empleados y con los productores de crecimiento y mantenernos en el tiempo, nos motiva cada día a seguir creciendo”
Selem también fue contactado por la CAR. Parte importante de su proceso fue identificar que efectivamente fueran una empresa basada en Bogotá, “porque hay muchas empresas que tienen productos que cuidan del medio ambiente, pero son importados”, explica Lorena. Con Selem, se aseguran que la materia prima sea nacional, para evitar la huella de carbono, y que los proveedores tengan certificaciones ambientales. Manejan ahorro de energía con sus máquinas y en el corte de textil aplican un ‘patronaje cero residuos’, donde se minimiza al máximo los residuos textiles y lo que queda se entrega a otra empresa para que use en sus propios procesos. A nivel social, también un criterio importante de los negocios verdes, trabajan con mujeres cabeza de hogar.
Otro de los sectores con mayor registro de negocios verdes durante el 2020 en Bogotá y Cundinamarca, es el turismo sostenible. Este busca maximizar los beneficios económicos, sociales y ambientales, tanto para las comunidades locales como para los visitantes, al tiempo que minimiza los impactos negativos en el medio ambiente.
Ese es el caso de Forest of Orchids, en Tenjo. Negocio verde en el que desarrollan tours para la observación de la fauna y flora local. Según su gerente, María Luisa Hincapié, “cualquier tour que se realice ya lleva implícito el 20% de absorción de la huella de carbón, que se genera durante la actividad y que se genera durante los desplazamientos hacia Tenjo”. Esto se debe a todas las acciones que realiza el negocio, por ejemplo: el uso de energía solar y productos biodegradables, la recolección de aguas lluvias, la transformación de residuos en compost, o el eximirse de usar fungicidas, pesticidas e insecticidas.
En el 2020 aplicaron ante la CAR de Cundinamarca para hacer parte del proyecto de Negocios Verdes. Tras unas visitas de inspección realizadas por la entidad, obtuvieron el puntaje necesario, pasaron a ser negocio verde y sostenible. Aunque, esta posición no es vitalicia, la CAR realiza visitas anuales para confirmar que las empresas sigan siendo sostenibles y continúen con la certificación.
Problemáticas, dificultades, riesgos de los negocios verdes
Los desafíos que enfrentan los negocios verdes en Colombia, especialmente aquellos centrados en productos agrícolas, revelan una serie de obstáculos únicos en el proceso de producción y exportación. Según Ricardo Bareño, director de Chocolates Zurych, una de las principales dificultades radica en la búsqueda de materias primas que cumplan con los estándares requeridos para la producción ecológica. Bareño explica que encontrar cacao libre de pesticidas y fertilizantes sintéticos es particularmente desafiante debido a su escasez y alto costo en el mercado colombiano.
Además de la escasez y los altos costos de las materias primas, los empresarios verdes también se enfrentan a problemas significativos al intentar exportar sus productos. Bareño destaca que las estrictas certificaciones necesarias para la exportación son costosas y representan una barrera adicional para el crecimiento comercial. Esta situación contrasta fuertemente con las condiciones que enfrentan los negocios convencionales, que pueden moverse más ágilmente en el mercado internacional sin tales restricciones.
Los procesos burocráticos y los requisitos para obtener certificaciones nacionales representan un desafío adicional para los negocios verdes. Hincapié afirma que en el caso de Forest of Orchids, las adaptaciones requeridas en las instalaciones de producción para cumplir con las regulaciones son costosas y prolongan los plazos de comercialización. Esta realidad burocrática y regulatoria crea una carga financiera y operativa que limita la capacidad de estos negocios para competir en igualdad de condiciones.
Otro desafío relevante para los negocios verdes en Colombia es la competencia desigual con los productos convencionales en términos de precios. Los costos más altos asociados con la producción ecológica, debido a la escasez y el costo de las materias primas certificadas, hacen que los productos verdes tiendan a ser más caros en el mercado. Esto representa un obstáculo importante para atraer a los consumidores que, en muchas ocasiones, priorizan el precio por encima de las consideraciones ambientales. Esta disparidad económica pone en desventaja a los negocios verdes y limita su capacidad para alcanzar una amplia base de clientes y competir efectivamente en el mercado nacional e internacional.
Respecto a la competencia, la falta de honestidad sobre procesos sostenibles también puede ser un gran obstáculo para los negocios verdes. Lorena menciona al greenwashing, una práctica donde empresas se presentan a sí mismas como sostenibles o ecológicas, cuando en realidad no lo son, “Cada vez más, las personas tienen mayor conciencia del tema, lo que me parece difícil es competir con empresas que no son transparentes”.
Tanto María Luisa Hincapié, como Ricardo Bareño consideran que existe una falta de apoyo y visibilidad de negocios verdes por parte de las instituciones oficiales y la sociedad en general. La falta de conciencia pública y el bajo respaldo institucional dificultan aún más el desarrollo y la expansión de estos emprendimientos ecológicos en Colombia. Esta falta de promoción y apoyo limita las oportunidades de crecimiento y la adopción generalizada de prácticas empresariales sostenibles en el país.