El pasado 10 de febrero, la noticia del incendio del páramo más grande del mundo y, posteriormente, la de la labor heroica de los campesinos que sofocaron las llamas pusieron en discusión de la opinión pública el nombre de dos de las localidades más abandonadas de la ciudad de Bogotá.
Tras esta situación y tras las declaraciones del cuerpo de bomberos de Bogotá, en las cuales se manifestaba que el incendio había sido producto de “material vegetal con residuos dispuestos y quemados por la comunidad”, se ha abierto un debate entre los habitantes acerca del resguardo de los recursos naturales en el territorio.
Desde hace algunos años, en este lugar, trabajan un aproximado de 120 empresas locales dedicadas al turismo natural, gastronómico, cultural, patrimonial, entre otros. De estas 120 empresas, 40 están en proceso de capacitación con la Alcaldía y legalización, mientras que tan solo dos están certificadas con el Registro Nacional de Turismo (RNT) y las demás trabajan de forma ilegal.
Según Andrés Ibarra, Delegado de planeación de la Alcaldía local de Usme: “Durante algunos años se ha hecho turismo, pero turismo ilegal. Cada quien monta su empresa, hace publicaciones en redes sociales y sube turistas, pero sin control, no hay control para el cuidado de los recursos y pasan por el lado de los frailejones”
Esta problemática ha llevado a que la comunidad se pronuncie y a que la Alcaldía local, como ente encargado, intente regular a estas empresas y, a su vez, las capacite para que el servicio se preste en óptimas condiciones. Es así como hace tres años se inició el proyecto estratégico ambiental que, junto con el Instituto Distrital de Turismo y el SENA, otorga formación para la legalización de las empresas y la delimitación de reglamentos básicos para la actividad turística.
Entre los principales puntos turísticos, delimitados y avalados por la Alcaldía se encuentran diversos parques ecológicos como: el Parque Entrenubes y el Agroparque Soches; varias represas hídricas como La Regadera y Chisacá; zonas culturales como la Ruta del Tren Mariscala y la Casa de la Cultura; Además de una amplia diversidad de restaurantes locales y granjas, que ofrecen desde pesca hasta actividades extremas.
Mirador de la represa La Regadera, localidad de Usme. Dayana Contreras.
El proyecto se pensó para abarcar todo tipo de empresas que estuvieran desarrollando iniciativas turísticas en la zona. Este es el caso de Bio Turismo de Naturaleza, empresa de Carlos Lancheros, habitante del sector urbano de Usme, quien ha estado acogido al proyecto en tres versiones y aún no cuenta con el RNT. “Estamos ahorita en las escuelas de ecoturismo (...) la idea es no dañar el ecosistema, nosotros tenemos unas rutas en donde se lleva poca gente para no cargar el páramo, llevamos grupos de 5 a 20 personas, máximo”
Por otro lado, encontramos a la empresa de León Sánchez, Reeconociendo Turismo Rural Campesino, entidad certificada con RNT. Para León el proceso de la Alcaldía está cooptado por intereses particulares, es ineficiente a la hora de salvaguardar los recursos y favorece a personas que no están relacionadas con la actividad turística: “A Usme, como localidad, le afecta enormemente la ilegalidad, ya que no hay control en el turismo. Lo peor es que todos los proyectos de la localidad son manejados por quienes no contribuyen y no tienen idea del modelo de negocio”
La Alcaldía local es consciente de que en este proyecto se presentan empresas constituidas únicamente con la intención de obtener los recursos destinados al apoyo de estas iniciativas y que pueden perjudicar tanto el desarrollo de empresas reales, como la preservación del medio ambiente. Sin embargo y en palabras de Ibarra “Es muy difícil determinar esto, nosotros hacemos un proceso de caracterización con ayuda de la comunidad para intentar evitarlo”
Es por esta situación que parte de la comunidad no está de acuerdo con el desarrollo de turismo en la zona. Es común escuchar comentarios de habitantes como el de Cristian Torres Marín: “Deberían no invadir a Usme con tanto turista, nunca dejan cosas buenas ¡Como siempre! la gente busca de donde sacar plata sin importarles verdaderamente lo que les debería importar” o como el de David Ramírez Castro: “Al llegar tanto turista empieza a haber más contaminación. A los "turistas" no les importa dejar basuras y andar contaminando, es una tristeza, deberían dejar el territorio así, tal cual, un territorio verde”.
Pese a esto, la actividad turística es parte esencial de la economía de Usme y Sumapaz. Según la alcaldía local, a pesar de no tener cifras, es un hecho que la actividad turística mueve el mercado campesino de las zonas más apartadas “Los turistas bajan por la carretera y hacen compras por algunos de los puestos que hay en el camino, además de consumir en los restaurantes de las fincas y lugares apartados que usualmente son visitados en los recorridos”.
En consecuencia y dada la importancia e influencia de esta actividad, la comunidad está a la espera de la implementación de una Mesa Local de Turismo, de la cual se han venido realizando algunos prototipos a partir del proyecto actual en la Alcaldía. Con esta, se espera mitigar los efectos del turismo ilegal y abarcar las diferentes opiniones de personas involucradas, afectadas y beneficiadas por esta dinámica.