César Augusto Arenas Ospina es el director deportivo y presidente de Monserrate CD. Con 74 años de vida y la mayoría de ellos dedicados al fútbol, “lleno de achaques”, como le dicen sus compañeros y amigos de la cancha, César Augusto es un referente personal y profesional por quienes aprenden a diario de su experiencia.
Tanto colegas como jugadores en proyección admiran profundamente su carrera y dedicación. Con el cabello blanco que cubre con una gorra, rompe vientos, sudadera, y tenis, afronta el reto que se planteó cumplir desde el momento en que inició en este oficio.
Para él, desde su experiencia como jugador profesional y ahora docente, formar al jugador desde distintos ámbitos es fundamental en la institución, no es simplemente cultivarlo como buen deportista, es necesario que el joven, adolescente o adulto se forme como una persona con valores, tanto para la actividad deportiva misma como para su desempeño social.
Arenas lucha cada día por “formar deportistas, entrenadores y directivos, proyectándolos profesionalmente, con fundamento en los principios de solidaridad, observación, respeto y carácter, capaces de desarrollar la actividad del fútbol con los parámetros requeridos en el juego de conjunto visionariamente elaborado, provisto del espíritu y vigor”.
De acuerdo con las distintas categorías, ya sea la Sub-11, 14 o 19, los procesos que se pretenden desarrollar en el equipo son acabar con lo que Arenas llama “los vicios de la época”, haciendo énfasis en que cada generación tiene sus propios distractores. En los últimos años estos se han visto intensificados con las nuevas tecnologías como lo son los videojuegos, los teléfonos celulares y la televisión.
El director reconoce la necesidad de buscar un balance en el apoyo de los padres para con los jugadores: la libertad en demasía los desconcentra, pero la sobreprotección no les permite desarrollar sus habilidades sociales y deportivas. Es en ese punto donde la Institución juega un papel fundamental a la hora de cultivar principios como la responsabilidad y fomentar el compromiso.
“Cuando uno tiene ambición se logran metas”, señala Cesar al indicar que en la escuela hay jugadores que inician su proceso desde los once años en adelante y afirma que van más allá de darle una vida completa deportiva hasta los 21 años.
Para esto, también hay que sacar al jugador del entorno, porque hoy en día el proyecto de jugador se encuentra presionado muchas veces por los mismos padres, incluso por organizaciones deportivas por el hecho que “solo se pretende el ganar, mientras no nos quitemos de la cabeza que solamente el que gana sobre un resultado o un torneo es quien gana como deportista, estamos condenados a fracasar como formadores”.
Para su presidente, Monserrate CD es una institución que mantiene sus principios bajo un fundamento especial que es su nombre. El cerro de Monserrate ubicado en Bogotá representa un “medio de vida y de salud, en donde se puede realizar deporte de pequeña, mediana y alta escala”, Arenas define el precepto que el deporte como modo de vida es fundamental para la juventud.
Frente a esto, David Duarte, jugador del club, considera que el fútbol ha representado gran parte de su vida y que jugar en este equipo ha sido muy importante para aprender a ser compañero, perseverante y no ser conformistas. Su familia, y el equipo lo han formado en valores mientras realiza lo que ama.
Padres de familia como Ricardo Goyeneche rescata la formación del equipo, y cree que apoyar a los hijos en procesos como el fútbol o cualquier deporte es fundamental para la construcción de cada niño debido a que está jugando mientras aprende a ser persona. También piensa que este desarrollo de los equipos o clubes formadores debe mejorar en el ámbito femenino, y lamenta que no se haya empezado a darle la relevancia que necesita.
Evolución del club
Durante sus 50 años de vida deportiva, Cesar Augusto ha ocupado varios cargos en el club, desde ser jugador, pasando por entrenador de categorías infantiles hasta hoy en día que se desempeña como presidente y director deportivo. Para él, y muchos de sus colegas y amigos, como José Araque, el haber jugado en el equipo y hoy en día ser entrenadores les permite comprender mucho más la identidad que tiene la institución y acrecienta el sentido de pertenencia.
Araque fue jugador del club en la temporada 1995/96, en ese entonces se llamaba Apuestas Monserrate, y recuerda con cariño su periodo por esta institución y valora de gran manera su trabajo como entrenador deportivo que lleva realizando por aproximadamente quince años. Desde que conoció al profesor César Arenas se sintió acogido por él y lo ha reconocido como un gran maestro por enseñarle desde el ejemplo, la experiencia y entrenamiento, tanto como jugador y docente.
Ver la realidad actual del club, y recordar lo que fue hace que aumenten las “ganas de sacar adelante al equipo (…) yo siempre le digo a los ‘pelaos’ que Monserrate es como el cerro, un volcán dormido, y que cuando se despierte va a estallar muy duro”, afirma Araque, sobre lo que el profesor César Arenas y él vivieron como jugadores en el auge del equipo en la década de los 90.
Sin dejar de considerar una evolución positiva de la institución, reconoce que deportivamente los resultados no han acompañado al equipo en términos de formación integra de las personas. El exjugador de La Equidad, Real Cartagena y Centauros cree que posiblemente esto es producto que la escuela “recoge” jugadores que otros clubes han rechazado, no tuvieron la oportunidad o no tienen un patrón tan fuerte de fútbol.
Enaltece el proceso físico-técnico-táctico-estratégico que se realiza con los jugadores deportivamente hablando, mientras a la par van formando a los ‘pelaos’ en valores, no para cambiar todo el constructo culturar que traen desde sus casas sino para mejorarlos, “es muy difícil cambiar a una persona, por eso queremos que aprendan cosas importantes como ser buena persona, ganar no es importante si antes no se es buena persona”. Afirma Araque
César Arenas aconseja a los jóvenes deportistas diciéndoles “amen el deporte, y en general lo que hagan en su vida, pero si logran tener ambición con algo como el fútbol los hará mejores personas, siempre y cuando se construyan desde los valores y no simplemente pensando en el ganar (…) cuando alejemos del jugador la idea de que lo único importante es ganar, podremos ser mejores personas, incluso más allá del fútbol”.
Las dificultades que trajo la pandemia
Hoy en día, debido a la pandemia, la Institución ha enfrentado varios retos para seguir su trabajo. El tener un aislamiento obligatorio con el jugador hace que el proceso de construcción general de la persona sea muy más complicado. Más allá de las charlas y los encuentros virtuales entre docentes y jugadores, transmitir el mensaje ha sido bastante difícil.
La metodología evolutiva se vio estancada, y a pesar de que se trató de enseñar en términos teóricos para interiorizar estos procesos es clave la práctica. “El jugador aprende en las situaciones reales del juego, practicándolas una y otra vez”, resalta José Araque.