Ser tenista profesional en Colombia es una tarea casi imposible para los jóvenes que sueñan con triunfar en este deporte. Una beca o la oportunidad de entrenar en un centro especializado en el exterior es la aspiración las próximas generaciones de este deporte en el país.
A este complicado panorama se le suma el alto costo de los implementos y el poco apoyo económico que brinda el Estado para el desarrollo del tenis en el país.
Parece que con la clasificación de Colombia a la fase final de la Copa Davis 2019, que se disputará en noviembre, llega una era dorada en el tenis colombiano. Sin embargo, esto apunta a ser una simple ilusión, ya que en Colombia ser tenista profesional es un sueño muy complicado de lograr.
Actualmente en Federación Colombiana de Tenis (Fedecoltenis) se encuentran registrados únicamente once tenistas profesionales en todas las categorías. Juan Sebastián Cabal y Robert Farah son los mejores ubicados, en el décimo lugar del ránking de dobles masculino, aunque ninguno de los otros tenistas entra en el Top-100 de su respectiva categoría.
Entonces, ¿por qué pese a la clasificación histórica de Colombia a la Copa Davis, no parece haber rumbo para las próximas generaciones del tenis nacional?
Un deporte para millonarios
El proceso para llegar a ser un jugador íntegro y formado inicia a muy corta edad, aproximadamente desde los cuatro años, según afirma Lubin Botero, instructor en la Liga de Tenis de Bogotá. Los jóvenes deben atravesar al menos tres etapas de formación, que van desde lo básico, hasta el entrenamiento de la táctica del juego.
Sin embargo, el alto costo de las matrículas y los implementos impiden a la gran mayoría tener un seguimiento regular y constante en su etapa de formación. “Aquí llegan niños y se están uno, dos, tres meses, y luego desaparecen”, dice Botero.
A esto se le suma que a medida que el deportista va avanzando en su proceso, de igual manera sus implementos van aumentando paulatinamente en cantidad y calidad. Como dice Botero, “Cuando tienen cinco o seis años, pueden pedir las raquetas prestadas por cinco mil o seis mil pesos, pero ya cuando tengan once o doce necesitarán raquetas de mayor 'turmequé'.
Y es que actualmente una raqueta profesional de tenis se puede encontrar en un valor de entre 250 y 760 mil pesos, un precio que no todos pueden costear. Además, hay que tener en cuenta que para empezar a competir es importante tener al menos dos raquetas para evitar cualquier contratiempo. Esto, sin tener en cuenta los encordados que se le deben realizar a cada raqueta después de un tiempo determinado de uso, que para las de alto rendimiento puede llegar a costar hasta 30 mil pesos.
Aparte de estos gastos, están otros como las bolas, la indumentaria, las clases con un buen profesor, el servicio del caddie, quien es el que recoge las pelotas durante un juego o entrenamiento. “Si alguien quiere una clase conmigo aquí, tiene que pagar el valor de la cancha que son 17 mil pesos, más 30 mil que cuesta mi servicio, y si ponemos un caddie son 10 mil más, en total son 57 mil pesos por una hora de 50 minutos”, afirma Botero, quien además aclara la importancia para un estudiante de entrenar al menos cuatro horas semanales, lo que sumaría un total de 228 mil pesos a la semana, sin contar con los implementos ya mencionados.
La Liga de Tenis tiene tres sedes en: Centro de Alto Rendimiento, El Campin y la Unidad Deportiva el Salitre. Foto: JD Wallis
Mejor afuera que adentro
Por si fuera poco, los jóvenes que sí pueden costearse y comprometerse con su desarrollo total en el tenis, se encuentran con otra problemática: en Colombia prácticamente no hay salidas para ser profesional. Según Botero, la mejor manera de llegar a serlo es emigrar para poder entrenar en academias de alto rendimiento en Estados Unidos o Europa. Como la Academia Bollettieri en Florida, donde entrenan los mejores tenistas del mundo, inclusive el Pilara Tenis Club en Argentina, por dar un ejemplo en Sudamérica.
Otra forma de encontrarle utilidad al tenis es optar por becas adentro y fuera del país. De hecho, ese se convierte en el principal objetivo de la mayoría de los jóvenes que practica el deporte en Colombia.
Así fue el caso de Daniel Felipe Moreno, estudiante de la Escuela de Ingenieros y Omar Esteban Avellaneda, estudiante de la Universidad Sergio Arboleda, en el que se contrasta uno que logró obtener una beca en el exterior y pronto se irá, y otro que, por las dificultades y falta de apoyo, tuvo que retirarse del tenis y centrarse en los estudios.
Ambos formaron parte de la Liga de Tenis de Bogotá donde compitieron en torneos nacionales y vieron como posibilidad la beca en el exterior para tener un mejor futuro gracias al tenis. Según afirma Moreno, los trámites para la beca “son tan costosos, como tediosos”.
"Primero, tiene que inscribirse a una organización llamada International Tennis Federation (ITF), donde juega torneos según su categoría y va sumando puntos según las rondas que avance, si gana tres torneos en el año ya puede darse por bien servido, que en el primer trimestre es número uno", comenta Moreno.
Además, tiene que pagar una cuota de 100 dólares para que un miembro de la liga o la federación lo contacte con una universidad en el exterior para iniciar los trámites de beca. A esto se le suma todo el costo que implican los permisos, visa si es necesaria, y demás; así como la inscripción a la ITF y los torneos internacionales que, según Moreno, “no bajan de 200 mil pesos”.
Todo esto para tener la posibilidad de acceder a una beca que garantice seguir trabajando y desarrollándose como jugador de tenis a nivel universitario, participar de torneos interuniversitarios e iniciar su carrera en torneos junior profesional.
La otra cara de la moneda
Así como hay quienes consiguen la beca o la posibilidad de ir al exterior a seguir desarrollándose como tenistas, hay otros que no. Tal es el caso de Omar Avellaneda quien decidió dejar el tenis para concentrarse en su carrera de ingeniería industrial. Al preguntarle si alguna vez aspiró a ser profesional en el tenis, Avellaneda contestó: “A principio no, yo inicié a los ocho años como un hobby, pero cuando usted ve el fruto de su trabajo, y ve que está jugando bien, se empieza a ilusionar”.
Evidentemente al ser un deporte individual, la competencia por llegar a tener esa oportunidad es muy alta. Sin embargo, esto no hace menor la situación del tenis en el país. Avellaneda tuvo éxito en algunos torneos nacionales de la Federación, sobre todo cuando ganó un torneo de grado cuatro (de cinco). Pero la falta de constancia después de salir del colegio y la falta de asesoramiento por parte de la Liga y la Federación, hicieron que no pudiera aspirar a obtener alguna beca o a seguir progresando en aras de ser profesional, aunque reconoce que la Liga está pendiente de ayudar a sus estudiantes en los temas de las becas.
"Esto es de rosca, la Federación tiene sus consentidos, a los que les ayuda con algunas cosas como uniformes y eso, obviamente influye mucho el ser reconocido dentro del nicho tenístico para obtener ayudas”, afirma Avellaneda, quien agrega que “a un amigo lo patrocinaba Wilson y le ayudaban con varias cosas, pero eso es cuando usted se pone más serio”. Además, hace énfasis en que para ser profesional hay que “abandonar todo lo que se está haciendo: colegio, otras actividades, para centrarse únicamente en el tenis”.
Nadie invierte en el tenis
Como afirma Lubin Botero: “No hay apoyo ni estatal ni de la empresa privada, no se ha masificado el tenis”. Los estudiantes tienen que prácticamente costearse todo su proceso de aprendizaje, sus implementos, participación en torneos, y aspiración a becas.
La entidad pública correspondiente, sea Coldeportes o en Bogotá el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) están involucrados mínimamente en el desarrollo de los estudiantes de tenis, lo único que parecen suministrar son los espacios, eso sí, aptos para los estudiantes.
Sin embargo, no puede haber un avance en el nivel tenístico de Colombia si los estudiantes no encuentran las posibilidades de abrirse campo en el nicho. Por otro lado, salvo unas pequeñas excepciones, la empresa privada tampoco es entusiasma en financiar el desarrollo del tenis en el país.
Puede ser, que ahora Colombia tenga mayores chances de clasificación a la fase final de la Copa Davis en próximas ediciones, pero solo gracias al nuevo formato que se instauró para este año. Lo cierto es que, para quienes están dentro del circuito, el nivel tenístico del país seguirá siendo mediocre y no permitirá buenas participaciones de Colombia en el torneo internacional más importante del tenis. Esa es la visión de Avellaneda y Moreno.
Ya que, como lo señala el instructor de la Liga en Bogotá, Lubin Botero, en Colombia “no están dadas las condiciones, aquí usted puede llegar a ser un jugador del montón”.