En los 18 equipos de la primera categoría del fútbol colombiano, solo 9 jugadores de la capital son titulares habituales en sus equipos: Motta (Equidad), Robayo (Millonarios), David Macalister Silva (Tolima), Nájera (Nacional), Leonardo Castro (Cútuta), Jairo Suárez, Camilo Vargas, Roa, Acosta (Estos últimos en Santa Fe).
A nivel histórico también se pueden destacar algunas figura del fútbol bogotano, como: Alfonso Cañón, Héctor “Zipa” Gonzáles, Jhon Mario Ramírez, Fabián Vargas y Kilian Virviescas, entre otros. Sin embargo, son pocos los jugadores bogotanos que se hayan distinguido durante la historia del fútbol Colombiano. Las figuras anteriormente nombradas no se pueden comparar con el peso mundial e histórico de jugadores como Carlos “El Pibe” Valderrama, Faustino Asprilla o Falcao García.
Bogotá es una ciudad que cuenta con cientos de lugares para practicar este deporte. En cada barrio se puede encontrar canchas de fútbol y de microfútbol y a niños jugando en ellas. Además, a pesar de que no se tiene un dato preciso sobre la cantidad de escuelas de fútbol que hay en la ciudad, se puede observar que existe una gran cantidad de ellas. Pareciera que Bogotá es un lugar propicio para el desarrollo de grandes jugadores. No obstante, como ya se dijo anteriormente, no hay gran cantidad de jugadores de fútbol profesionales y esto se debe a diferentes factores.
Influencia familiar y comodidades de vivir en Bogotá
La familia es una de las principales causantes que muchos jóvenes desistan de continuar una carrera deportiva. Para Rafael Jaramillo, sociólogo del deporte, historiador e investigador de la Universidad Nacional, la familia bogotana no está de acuerdo con que el fútbol sea el principal proyecto de vida para un joven. Ellos creen que la continuación de estudios profesionales o el ingreso inmediato al mercado laboral son las formas más viables para que sus hijos puedan tener una mejor condición de vida y un futuro más prometedor.
Para Rafael Robayo, jugador de Millonarios, la carrera deportiva de los jugadores se ve trabada por influencia de la familiar, así como por las posibilidades de trabajo que brinda la ciudad. “He tenido mucho ex compañero que no sigue la carrera deportiva porque la familia le exige estudiar o jugar, y obviamente terminan escogiendo el estudio. Otros porque tienen posibilidades de trabajar en otras cosas y toman el tema de fútbol un poco más alterno y los que toman la idea de jugar, algunos, no han tenido la fortuna de poder llegar”.
Las condiciones de vida que ofrece la capital afecta la decisión de los jóvenes de no seguir una carrera deportiva. Esto se da por oportunidades laborales o de estudio, como se mencionó anteriormente. Además, la posibilidad de tener a su familia cerca y un techo dónde vivir hace que los jugadores bogotanos no se entreguen al máximo, como sí lo hacen jugadores de otras regiones.
Edward Rodríguez (quien nació en Cali, pero desde los 5 años fue criado en Bogotá) actual jugador del Itagüí y que probó suerte en Santa Fe y Millonarios, también comentó sobre este asunto: “El jugador de afuera llega con más hambre de salir adelante, no es que el bogotano no la tenga, pero como tienes más comodidades, eso se ve reflejado en las canchas”.
Escuelas de formación
De acuerdo con Rafael Jaramillo, quien también es director de un programa radial deportivo, una de las principales problemáticas radica en el interés puramente económico de las escuelas de formación. El objetivo de la mayoría de las escuelas de formación de fútbol bogotanas es más que todo económico. No existe un compromiso para una verdadera formación integral del joven que le permita tener elementos para poder jugar a nivel profesional. “Por ejemplo, en Argentina cada club profesional cuenta con nueve categorías de divisiones inferiores y la formación del jugador es más pedagógica, poniendo en primer plano los aspectos técnicos, tácticos y éticos del jugador”, dijo.
Además, los jugadores que pasan de estas escuelas a ser parte de las divisiones inferiores de los equipos de la ciudad, no cuentan con el suficiente apoyo por parte de estos clubes, los que no le dan continuidad a los jugadores de la ciudad en su proceso de formación. La edad juega un papel importante para que esto suceda. “El jugador bogotano tiene hasta cierta edad para continuar el proceso de inferiores en el club, un pelado de 20 años ya es muy viejo. De ahí en adelante no tienen confianza para poderlos tirar al ruedo a nivel profesional llegan”, aseguró Robayo”
Regionalismo
Otro de los factores que influyen para que los jugadores bogotanos no lleguen al profesionalismo es el regionalismo. Los jugadores entrevistados concordaron en que el regionalismo existente en otras ciudades ayuda a que se promuevan jugadores de otras regiones. “Aquí llegan jugadores de todos lados y se les abre las puertas. En otros lados ayudan más a los de su ciudad. Los que hemos podido llegar al profesionalismo, a la mayoría nos ha tocado salir de Bogotá y comer la que nos toca comer para un poder vivir del fútbol”, Afirmó Robayo.
“A los jugadores bogotanos no los tratan tan bien en otros lados. Con el ´rolo` siempre tienen cierta diferencia”. Aseguró Rodríguez, jugador de 23 años. Los entrenadores que dirigen las inferiores de los clubes de la ciudad en su mayoría no son bogotanos y tratan de tener jugadores de su propia región. El jugador del Itagüí fue enfático en este asunto: “Ellos siempre van a querer al jugador de su región”.