“Quiero tanto al fútbol que no puedo jugar dando ventajas”: Pékerman

Viernes, 11 Octubre 2013 10:13
Escrito por

José Pékerman es figura y gran profesional del fútbol. Plaza Capital hace un recorrido por la vida del DT que llevará a Colombia a un mundial después de 16 años.

Director del onceno colombiano en rueda de prensa||| Director del onceno colombiano en rueda de prensa||| Cortesía Eluniversal.com.co|||
3005

José Pékerman es una figura en el mundo del fútbol. En la actualidad, tiene a Colombia clasificada al mundial y sus logros hacen parte de la historia de clubes y selecciones. Con su célebre método para dirigir, es modelo en procesos de inferiores, pero eso no lo inquieta; es un hombre parco, de ademanes pausados y siempre pensando muy bien cada cosa que dice y hace, sin hablar mucho, ni hacer un gesto o un movimiento de más.

Actualmente es una de las figuras de mayor reconocimiento en Colombia, tanto así que han surgido “memes” e iniciativas en redes sociales dedicadas a proponerlo para la presidencia o compararlo con protagonistas de telenovelas.

Afortunadamente para Pékerman, el fútbol es un deporte que siempre da revancha, como dice el adagio popular, porque las cosas no siempre fueron así. José Néstor Pékerman, aquel joven de pelo rubio y crespo nacido en la provincia argentina de Entre Ríos en Corrientes, creció pateando una pelota en las playas del río Paraná, en un ambiente humilde, donde Óscar Pékerman, su padre, le sirvió de ejemplo para entender que las grandes cosas solo se consiguen con trabajo y sacrificio.

José Néstor estuvo a punto de elegir otro camino debido a las dificultades económicas que atravesaba su familia. Rechazó la opción de ser fichado por el equipo conocido en su país como “la cantera del mundo”, Argentinos Juniors, pero su familia lo hizo reflexionar y finalmente tomó el fútbol como su proyecto de vida aunque sin descuidar estudios de Kinesiología, de los que, además de conocimiento, le quedó una compañera de vida, su esposa Matilde.

“La comisión de fútbol Amateur de la A. A. Argentinos Juniors presenta a su mediocampista José Pékerman. Puede jugar en cualquiera de los puestos porque el puesto de José no tiene número ni nombre. El puesto de José tiene sudor, vergüenza, calidad y cariño por la casaca. Y esas cosas no se numeran, se sienten y se ponen en la cancha”.

Estos eran los términos en los que se referían a ese joven Pékerman mediocampista de contención entregado en la cancha, humilde y silencioso, quien en el partido de su debut en primera tuvo que afrontar la dureza que traen los azares del fútbol perdiendo 4 a 0.

Para Gerardo Salorio, antiguo preparador físico de Argentinos Juniors, "José era un '8' con mucho recorrido y buena pegada, hacía entre 7 y 8 goles por año. Tenía mucha dinámica. Lamentablemente por esos años se topó con otros volantes como Juan José López y no pudo jugar en la Selección.”

La vida de Pékerman siguió acumulando múltiples decepciones, tal vez como preparación para afrontar el éxito que le esperaba como Director Técnico. Debido a problemas en su rodilla, no pudo ser convocado con Argentina para el mundial de 1974 y con 28 años, después de 101 partidos jugados para el Deportivo Independiente Medellín de Colombia, se vio obligado a retirarse forzosamente del deporte que más lo apasionaba pero que le tenía una recompensa en el futuro.

Ese mediocampista fuerte que con sudor, vergüenza, calidad y cariño por la casaca demostraba su categoría, como lo decía su afiche de presentación, se perdió para el fútbol pero llegó un entrenador que venía para cambiar la forma como se manejaban las divisiones inferiores e implantando la idea de los procesos.

Entretanto, Pékerman tuvo que escuchar el mundial del '78 desde el radio de su taxi y sus comentarios no fueron escuchados más que por uno que otro pasajero que lo abordó por esos días, porque después del fútbol, ese hombre trabajador que hoy tiene a la Selección Colombia en un mundial después de 16 años, tuvo que dedicarse a distintos tipos de trabajo para sostener a su familia, entre ellos el de taxista.

Hacia finales de los 70, José Pékerman ya se preparaba para ser técnico en las inferiores del club que lo vió nacer como futbolista, Argentinos Juniors, su idea de los procesos de inferiores le dio la posibilidad de estar cerca de grandes figuras del fútbol argentino cuando apenas empezaban su carrera entre las que están Fernanado Redondo, Sorín y Saviola.

De allí pasó al Colo Colo chileno, donde amplió sus conocimientos y presentó su proyecto a una convocatoria de la Asociación de Fútbol Argentino, que lo aceptó, lo que le permitió ser el guía de un proceso de inferiores que ganó tres mundiales, y así dejó una marca imborrable en el fútbol argentino.

Después de rechazar en 1997 la dirección técnica de la selección argentina de mayores, decidió afrontar las eliminatorias y el mundial de Alemania 2006, donde cayó ante Alemania por tiros desde el punto penal en aquel partido recordado por el “papelito de Lehman”.

En 2011, meses antes de tomar las riendas del combinado colombiano, el periodista argentino Rolando Hanglin le dice a Pékerman en una entrevista: “José Néstor Pékerman debería ser el Pep Guardiola argentino, por algún motivo misterioso no es… En el camino se perdió…” y se puede apreciar en el rostro de José, ya tallado por los años, un gesto de incomodidad y decepción. Después de su proceso al frente de Argentina, tuvo una breve aventura con el fútbol mexicano, pero siempre estuvo esperando el momento para hacer algo grande y despejar esas dudas frente a sus capacidades.

Momento que ya están viviendo los colombianos, el técnico argentino tiene al combinado cafetero ad portas de un mundial, entre los cinco primeros del ránking FIFA y con un estilo de juego envidiable por parte de otros combinados nacionales. Pero para un hombre hecho a pulso como Pékerman, el camino es largo y hace falta un mundial por disputar, donde espera demostrar su verdadera categoría para el fútbol de élite. Porque como dijo acerca del momento en que se vio obligado a colgar los guayos, él quiere tanto al fútbol que no puede jugar dando ventajas.