“Nuestro deseo es que el amor se multiplique, que la gente conozca a Dios de una manera distinta, él no es tan aburrido como lo pintan los medios de comunicación y las redes sociales, Dios es una chimba". Esta es una de las conclusiones las que ha llegado Alejandro Reyes, uno de los artistas de música cristiana más reconocidos en la actualidad cuando habla acerca de lo que más ama en el mundo.
Como miembro de la mesa directiva del Bogotá Gospel, las actividades este joven de pelo largo y pinta descomplicada no paran. Cada día tiene una conferencia que dar y trabaja duro para demostrarle al mundo que todo lo que creen de Dios solo son estigmas.
Alejandro siempre ha sido considerado por sus más allegados como una persona tímida. Camilo Rodríguez uno de sus mejores amigos y compañeros de trabajo, afirma que la primera impresión que la gente tiene de él es la de una persona altiva y callada. Da a entender que su silencio es debido a que se cree más que los demás, todo esto sin saber que esto es parte de su personalidad que lo lo ha acompañado desde niño. Sus padres se preocupaban por esto hasta que descubrieron que Alejandro solo tenía una vida interior muy agradable y feliz.
Cuando la conversación empieza y la timidez se va, los chistes empiezan a florecer. “Chistes que a veces no son muy buenos”, dice Camilo entre risas.
A pesar de no tener el mejor repertorio de chistes, la actitud de Alejandro es como la de un niño, siempre molestando a todos, brincando por todas partes y riéndose de todo. Su aspecto de rockstar es una contradicción con su personalidad tierna e infantil.
La hiperactividad ha sido parte de su vida desde muy niño. A los 10 años vestido de ninja junto a su hermano, decidieron subirse por las tapias de la casa en la que vivían, caminaron por los techos de los vecinos hasta que una de sus armas ninjas cayó en una de las casas causando revuelo en el vecindario con la concepción de que habían ladrones, de un momento a otro empezaron a llegar policías que rodearon la cuadra para atraparlos y pegando tiros al aire asustaron tanto a los niños que volvieron a su casa llenos de miedo por temor de que los metieran en la cárcel.
Su falta de interés en el colegio causó que perdiera tres veces octavo grado, prefería quedarse en su casa durmiendo, de hecho, tenía todo un plan en el que cada día fingía ir a estudiar cuando en realidad tenía un escondite al cual se iba a dormir y se despertaba justo al medio día cuando se suponía que debía llegar del colegio. Por todos sus problemas con el estudio terminó graduándose de un colegio semestralizado.
El momento de inspiración
El arte se empezó a manifestar como un talento. A los 12 años tuvo su primera banda de rock, la música siempre fue una gran pasión, pero esta no fue la única actividad en la que se desempeñaba de buena manera, la creatividad también se reflejaba en sus dibujos, tanto así que en el colegio era conocido por crear historietas sobre fútbol, tenía un gran séquito que lo empujaba a terminar cada una de sus obras.
En medio de una familia atea, Alejandro creció con la libertad de creer en lo que quisiera, sin una religión impuesta desde su hogar. Su primera experiencia con Dios surgió a los 13 años cuando escuchando una canción del género cristiano no pudo retener las lágrimas y el fuego que empezó a sentir en su corazón, era inexplicable, algo que nunca había sentido, de esta manera se dio cuenta que quería trabajar con esa música o con lo que fuera que haya sido eso que vivió.
Con esta idea en mente decidió estudiar ingeniería de sonido con Eduardo Bellago, quien es reconocido por haber trabajado con Shakira, Soda Estéreo, Gustavo Cerati, entre muchos otros artistas reconocidos.
Montó su disquera llamada Vertical Music, con la cual trabajo dos años en sonido, sin embargo, se fue dando cuenta que la industria musical no daba mucho dinero y así decidió trasladar Vertical a la televisión. El programa era acerca de bandas cristianas de rock, metal y hasta rap.
“No era lo típico que muestra la religión, eran letras chéveres sin una cosa religiosa aburrida”. Sin dejar a un lado el sonido Alejandro creó una especie de MySpace para bandas cristianas, que actualmente cuenta con 950 artistas nacionales. De esta misma manera nacen los Vertical Music Awards que estuvieron en la escena entre los años de 2008 a 2010, estos premios tuvieron gran acogida por el público y hasta tuvieron como asistentes a personalidades de la farándula colombiana.
El fin de Vertical siempre ha sido usar el arte y la música para llevar el amor de Dios a la gente. Hace algunos años decidieron crear la adoración pública que consiste en “salir a las calles a compartir el amor de Jesús quitando el estigma de que las iglesias roban dinero, hacemos esto sin ningún lucro con la idea de salir a darle amor y esperanza a la gente, tratar de parecernos a lo que dijo Jesús, no rechazar a las personas sino amarlas”.
A través de este espacio, por medio de la música, por las palabras de aliento que dan este grupo de personas o los diferentes milagros que han sucedido en ese lugar, muchos de los transeúntes que pasan los viernes en las noches por la plaza del Carulla de la 85 con 15 se han convertido al cristianismo.
“He tenido momentos espectaculares en donde mi fe ha sido probada, yo era muy escéptico a las cosas sobrenaturales y los milagros, he visto sanidades, piernas crecer, personas pararse de una silla de ruedas y nunca más volver a usarlas. Es una evidencia de que Dios es real y de que está en las calles con la gente.” Asegura Alejandro.
Con este proyecto rodando conocieron a Steiger Internacional, un grupo de personas que hacen exactamente lo mismo que ellos en todo el mundo por lo que deciden unirse a ellos y en 2016 Alejandro se convirtió en director de Latinoamérica. Ellos son quienes se encargan de traer bandas del extranjero y montar conciertos elaborados en los que las personas no se enteran de que todo se trata de Jesús hasta el final de la presentación.
Todo ha sido trabajo duro del que ha ido escalando poco a poco para llegar a donde está. Pero todo esto no lo vive solo, su novia y futura esposa Fanny Cortes lo acompaña en cada paso que da. Se conocieron en el 2003 y hasta hace tres años fueron muy buenos amigos, ahí decidieron dar un paso más allá y formalizar la relación.
Ella afirma que la creatividad de Alejandro es algo muy loco y que su pasión por ayudar a la gente es uno de sus más grandes atributos, lo único que no le gusta de él es su mala memoria, pero ella está dispuesta a ayudarlo con eso siempre que sea necesario, por esta misma razón siempre está sentada en primera fila en cada conferencia.
Fanny y Alejandro se preparan para ser profesores de la escuela de Steiger en Alemania, es un honor para ellos poder hacerlo y poder compartir cada vez más el amor de Dios.
Fanny, Camilo y, otro de sus amigos más cercanos, Oscar Lappeco definen a Alejandro como una persona inspiradora y un ejemplo a seguir para todas las generaciones.