"Transformación" en el Banco de la República de Víctor Grippo

Lunes, 02 Marzo 2015 12:02
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El evento abrió sus puertas al público el viernes 27 de febrero|Exposición Transformación de Víctor Grippo|Analogía I|"La papa dora la papa", la conciencia ilumina la conciencia.|Maqueta blanca|La comida del artista (Puerta amplia - mesa estrecha )|La comida del artista (Puerta amplia- Mesa estrecha)|Sala de exposición. "Transformación" por Víctor Grippo’||| El evento abrió sus puertas al público el viernes 27 de febrero|Exposición Transformación de Víctor Grippo|Analogía I|"La papa dora la papa", la conciencia ilumina la conciencia.|Maqueta blanca|La comida del artista (Puerta amplia - mesa estrecha )|La comida del artista (Puerta amplia- Mesa estrecha)|Sala de exposición. "Transformación" por Víctor Grippo’||| ||||||||||
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¡Tres, dos, uno! Empieza a sonar el bajo y las personas que llegan a la Plaza de Bolívar de Bogotá por coincidencia entienden que está pasando algo importante. Hay muchas fotos de rostros desconocidos, acompañados en su totalidad por la palabra ‘desaparecido’ seguida de fechas que van desde 1982 hasta el 2013.

En Colombia las victimas de desaparición forzada, según la Red Nacional de Información, son 35. 515 personas. La mayoría de estos delitos se le adjudican a las Fuerzas Militares del Estado, pero de pocos se han hecho responsables.

Mientras tanto, la atención se la roba el escenario dispuesto en frente del Palacio Liévano, del que se sostiene una pancarta que aclara la duda de las personas que aún no entienden qué pasa, es 30 de Agosto y se celebra el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. (Lea también: Nuevo protocolo difnifica a familiares desaparecidos)

Casualmente ese mismo día hace 28 años desapareció Nydia Erika Bautista, socióloga de la Universidad Nacional de Colombia y economista de la Universidad Central. Perseguida por ser militante del Movimiento 19 de Abril (M-19).

“A Nydia se la llevaron a eso de las seis de la tarde, estábamos en la celebración de la primera comunión de su hijo, y seis hombres vestidos de civil aprovecharon que estaba fuera de la casa, la subieron a una camioneta y se la llevaron” afirma Rocio, hermana de Nydia. Rocio no vio nada, pero le contaron que Nydia había puesto resistencia sujetándose de las barandas que cercaban la cuadra.

La familia Bautista buscó a Nydia Erika durante tres años, y en una de sus investigaciones se encontraron con Bernardo Pabón, entonces sargento del Ejército. Pabón les confeso que a Nydia se la había llevado a una finca en Soacha y que luego la habían asesinado.

La confesión del sargento les permitió encontrar el cuerpo de Nydia en el cementerio de Guayabetal, Cundinamarca en donde había sido enterrada como NN. “Junto a ella había una bolsa en la que estaba la ropa que traía el día de su desaparición” aseguró Rocio. La familia exhumo los restos, y posteriormente los llevó al panteón del cementerio Central en la ciudad de Bogotá.

“A mi hermana la mató Álvaro Velandia, lo sé porque era el encargado de las operaciones de inteligencia de la brigada XIII del Ejército que operaba en la zona, además años después la procuraduría se encargó de abrir la investigación y lo encontró culpable” explicó Rocio.

En el año 1997 los hijos de Nydia y Janeth, otra de sus hermanas, recibieron amenazas por su constante investigación, y por la lucha que emprendieron para que el caso de Nydia no fuera cerrado sin consecuencias para su actor intelectual.

Estuvieron exiliados durante 10 años y al volver se dedicaron a favorecer a las familias de los desaparecidos a través de su fundación Nydia Erika Bautista para los derechos humanos, de acuerdo a Janeth un gran ejemplo para el país es lo que hicieron las madres en la plaza de mayo, que terminó por erradicar ese fenómeno en Argentina.

Sin embargo, en Colombia aún hay desaparecidos y aunque la fundación lucha hace más de 28 años para que, según Rocío en un país democrático como el nuestro, no existan más casos de desaparición forzada sucede lo contrario.

Las canciones retumban en los oídos de los presentes, la celebración dignificaba a los ausentes y cada persona traía al presente esas historias que, como la de Nydia Bautista, era importante volver a escuchar.