En diciembre del 2014 buscaban trabajo, la búsqueda ardua los llevó al mismo resultado. El camino para llegar hasta allí fue diferente, él lo logró gracias a la televisión y la magia del Internet. Ella con hojas de papel repartidas en las tiendas que merecían su presencia.
Lina Casallas y César Vásquez tuvieron algo en común además de su edad: 21 años. En diciembre del 2014 estuvieron en busca de un empleo que ayudara a comprar comida para su hogar, algo de ropa para ellos y antojos para salir un poco con sus amigos. El año pasado la cifra de desempleo, según el DANE, estaba en 10.8 %, actualmente bajó a 9.8 %. César, por suerte, no logró incluirse en este último número. Lina, desafortunadamente, logó entrar en esta última estadística.
“Un día acostado en la cama viendo televisión me puse a canalear y terminé en Señal Institucional, un comercial del Servicio Público de Empleo me dejó sentado con el computador en la mano”, dice César con una sonrisa en la boca mientras toma la taza de café con leche que pidió en la cafetería “Hornitos”, ubicada sobre la Avenida Esperanza.
César mide 1.76, solo los fines de semana es capaz de usar sudadera, a pesar de su corta edad siente que ya se está quedando sin cabello y desde enero de este año trabaja como instructor de contabilidad en el SENA. No fue fácil llegar hasta allí, un hombre joven y sin experiencia podría ser una razón suficiente para muchas empresas que no quieren contratar gente que dañe las cuentas de la caja, haga el ridículo en público o incluso, deje botado el trabajo al poco tiempo.
“La experiencia, esa es exactamente la razón por la que no encuentro un buen trabajo para mí”, reprocha Lina cuando habla de su falta de trabajo. En una gran mesa ubicada a un costado de la sala hay un computador que ella prende casi todos los días buscando ofertas que convenzan a su bolsillo de enfrentarse al mundo del trabajo.
Lina cumple el 31 de mayo 21 años, no espera una gran fiesta pero sí una pequeña salida con sus amigos. Tiene el cabello corto que. Vive con sus dos hermanos y su mamá. Estudia artes en Los Andes gracias a una beca que espera conservar hasta el próximo año que se gradúa. Busca trabajo desde hace un tiempo, un trabajo que le aporte a su familia no solo dinero, sino, conocimiento.
“Agradezco profundamente al Gobierno por el trabajo que me ha dado, puedo aplicar todos los conocimientos que adquirí mientras estudié, todo lo relacionado con finanzas”, afirma César mientras sopla el café que le quemó la lengua con el primer sorbo. El primer trabajo de un ser humano siempre causa euforia y más cuando se recibe remuneración a cambio. Ese, según la directora del Servicio de Empleo Público, Claudia Camacho, es uno de los objetivos de la entidad.
El sector financiero, al que pertenece César, ha logrado dar a aproximadamente 20 mil personas trabajo fijo. Así lo explicó Claudia Camacho al diario La República. “No sé si la cifra sea cierta, a veces es solo propaganda, la directora no va a hablar mal de su institución”, dice César cuando oye la gran cifra presentada por uno de sus compañeros que lee el artículo.
“No confío en las cifras del Estado, un autor por ahí dijo una vez: hay tres tipos de mentira: la mentira, la maldita mentira y la estadística. Creo que estoy de acuerdo con él, ¿por qué el Gobierno se daría mala propaganda?, ni que fueran políticos correctos”, dice Lina mientras ojea una vez más las páginas que le pueden ofrecer una oportunidad de empleo.
La persistencia es la principal característica de Lina Casallas, no importa el tiempo invertido en buscar un buen trabajo, ella sabe que lo encontrará. “Las oportunidades están, solo tienes que ir tras de ellas”, afirma Lina con entusiasmo. Después de un tiempo en el buscador toma la decisión de apagar su computador.
César acaba su café y de afán corre a dictar clase a, como dice él, “sus queridos estudiantes”. Lina el 30 de Marzo recibe una llamada, acaba de ser elegida para acompañar en las ventas a una tienda de ropa. El esfuerzo vale la pena, llenar la hoja de vida siempre será satisfactorio, el dinero ganado con el sudor de la frente es el mejor invertido y la experiencia que se adquiere con un trabajo que llene las expectativas de cada individuo será, por mucho, la mejor recompensa.