En las calles de Bogotá, las personas caminan apresuradas, agarran sus bolsos con fuerza, los acomodan en su pecho, guardan sus dispositivos móviles y observan hacia atrás por miedo a ser seguidos o asaltados. Cada día, en las mismas calles donde miles de personas transitan, se repiten actos de violencia y robo. Presenciado en persona, experimentado de primera mano o simplemente conocido a través de las noticias, la inseguridad se ha arraigado en la conciencia de la ciudad, convirtiéndose en parte de la cotidianidad.
Desde inicio de año hasta el cinco de marzo se registraron 21.430 hurtos a personas en la capital, un aproximado de 329 robos por día, sin contar las personas que no interponen una denuncia ante la Fiscalía, ya sea porque desconocen el proceso o porque asumen que no sirve para nada. Aunque el alcalde Carlos Fernando Galán, durante su campaña, promovió el eslogan “Bogotá camina segura”, y ahora durante su gobierno ha implementado distintas estrategias para contrarrestar la inseguridad, la sociedad está alarmada porque consideran que Bogotá está ‘invivible’.
“Aproximadamente entre la una y media y las dos de la tarde, estaba almorzando en Muy que queda dentro del edificio Continental. Yo dejé mi bolso debajo de la silla alta en la que estaba sentada, entonces mi pie no tenía contacto con el bolso, no me di cuenta cuando me lo robaron, me lo sacaron”, dijo Laura Jara, estudiante universitaria.
Aunque a esa hora, en el restaurante, varias personas estaban almorzando, parecía que nadie se había dado cuenta. “Lo primero que hice fue ir a donde los administradores del Muy y preguntar si tenían acceso a las cámaras, pero me dijeron que debía interponer la denuncia ante Fiscalía para poder verlas”, dijo con resignación. Aunque después se dirigió al CAI, que queda diagonal del sitio, en busca de ayuda los policías le contestaron en tono de burla “ustedes las mujeres dan mucha papaya”, para después decirle lo mismo que los administradores del Muy, “haga la denuncia por Fiscalía”. Ella decidió no hacer nada, pues, la hora, la inseguridad y el miedo la llevaron a desistir de poner la denuncia.
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Plan de acción del alcalde Galán para contrarrestar la inseguridad
El pasado 8 de marzo, el alcalde junto al comandante de la Policía de Bogotá, José Daniel Gualdrón, realizaron una rueda de prensa donde comentaron que los 13 allanamientos que se vivieron en la capital el último fin de semana de febrero dieron como resultado 10 capturas por tráfico de drogas, robo, homicidios y porte ilegal de armas.
El comandante aseguró que de los tres mil capturados, 780 personas fueron por orden judicial. Aproximadamente 83 personas son capturadas diariamente. En lo que va del año, el hurto a comercios ha disminuido un 46%, lo que significa que cada día 17 comercios han sufrido de robo al establecimiento.
Frente a la ola de inseguridad que se ha estado viviendo en la capital, desde finales de enero Galán implementó nuevas medidas de seguridad. De acuerdo con el informe de la alcaldía Mayor de Bogotá del 2020, la ciudad contaba con 6.298 puntos de cámaras de videovigilancia, incluyendo cámaras integradas de privados y otras entidades del distrito. Actualmente, han aumentado el sistema de vigilancia y una de las propuestas del alcalde, ha sido instalar más de estas cámaras.
Las escenas de hurto, asesinato y extorsión, genera la necesidad de nuevas medidas para capturar e identificar a los ciudadanos que han cometido un delito. A pesar del llamado de la policía a denunciar estos hechos, algunas personas no lo hacen, pues no han obtenido respuestas y el proceso puede tornarse tedioso.
“Ahora que me robaron, tengo miedo de que me vuelva a pasar, que realmente me lleguen a atracar. Además, la página de la Fiscalía a veces no funciona para poner la denuncia y la gente, así como yo, se cansa de tanta vuelta y simplemente no hacen el proceso porque no se puede hacer nada. Nadie hace nada”, dijo Laura Jara, frente a la ineficiencia de la página a la hora de realizar las denuncias de hurtos. Lo que provoca que los bogotanos desistan de seguir con el proceso de reportar el robo.
Así como a Laura, más personas deciden no denunciar y por eso, las cifras no son del todo exactas, son más bien un estimado. Algunas de las medidas que ha venido implementando la Alcaldía en conjunto con la Policía Nacional son incrementar el pie de fuerza en la capital con 100 policías más para un total de 800, dos helicópteros, operaciones en lugares estratégicos entre la Fiscalía, el Ejército y la Policía Nacional como el ocurrido el 19 de febrero en San Victorino, en el centro de la ciudad.
A raíz del robo en restaurantes y bares al norte de la ciudad, se han creado las llamadas ‘patrullas gourmet’, que, según la página de la Secretaría de Bogotá, consta de 90 uniformados que patrullan 30 sectores de la ciudad.
Cuatro hombres llegaron armados al restaurante Masa alrededor de las 7:30 p.m el martes 6 de febrero. Dos de ellos se quedaron en la puerta y los otros dos ingresaron al establecimiento. No hubo ningún herido y el robo duró menos de cinco minutos, pero les quitaron las pertenencias a las personas mientras las amenazaban. Después de lo ocurrido, el lugar cuenta con un guardia de seguridad, y frecuentemente los policías hacen rondas de seguridad frente al establecimiento, algo que no se evidenciaba antes.
“Las patrullas constan de un carro de policía que se parquea en zonas específicas, oficiales en cicla que patrullan la zona y otros que se quedan de pie frente a algunos establecimientos”, comentó un policía cerca del lugar. Su propósito es prevenir el hurto a comercios y personas que transitan en las zonas de comidas o que se encuentran dentro de los establecimientos.
Las patrullas Gourmet están ubicadas en localidades como Chapinero, Teusaquillo, Kennedy y Usaquén. Aunque las cifras muestran que algunas de las zonas más afectadas han sido Kennedy, Mártires y Suba. Según la alcaldía de Bogotá, “este componente de seguridad ha permitido que en lo corrido del año el hurto a personas presente una reducción del 21 % y el hurto a comercio del 65 %”. Ahora la policía actúa más rápido con la ayuda de los comerciantes, quienes deben informar cualquier conducta mínimamente sospechosa.
Las cifras con corte en febrero muestran que cada día roban 19 ciclas. Aunque la alcaldía afirma que los casos han disminuido, solo fue el 28 %. Uno de estos casos virales, fue el difundido por medio de redes sociales y notas periodísticas, donde un hombre graba el momento en el que un sujeto lo interceptó en un puente y lo despojó de su medio de transporte.
La percepción de los ciudadanos preocupados por un aparente aumento en la inseguridad
“El 08 de febrero, cuando iba de camino a la universidad en la mañana, en mi bicicleta por la carrera 50 con diagonal 16 sur, vi cómo le robaron a una señora su celular y maleta. Fue un sujeto en moto que tenía un arma de fuego. Ella estaba muy asustada. Al tratar de intervenir me apuntó a mí también con el arma y decidí no hacer nada”, dijo Julián Sánchez, universitario que presenció un robo común en la capital, el “raponeo”.
Según el Informe de Percepción de Seguridad publicado en la página del Ministerio de Interior, más de la mitad de la población no denuncian porque consideran que la policía no hace nada. Los casos quedan impunes y las personas pierden la confianza y deciden tomar justicia por mano propia.
Hay casos donde a las personas les hubiese gustado intervenir, pero el miedo a salir heridos no los deja. Aun así, existen otras maneras en las que la ciudadanía puede contribuir a que los ladrones no tengan más salida. Pueden “evitar la compra de objetos robados y, aunque cueste y sea tortuoso, poner la denuncia”, comentó Julián. No está de más decir que la inseguridad y hurto en TransMilenio también es alta. Por ello las personas deben estar atentas.
Unos pocos segundos bastan para que un ladrón identifique a una posible víctima. “Yo miré un momento el celular y lo volví a guardar en mi bolso, supongo que ahí fue donde la persona que me robó se dio cuenta de donde lo guardaba”, contó Valentina García, víctima de robo en el bus de TransMilenio J74 Las Aguas.
Durante campaña y después de que Galán quedará electo como alcalde de Bogotá
Durante la campaña para la alcaldía, Galán prometió una ruta de prevención del delito que ofreciera formación y oportunidades laborales a jóvenes en riesgo de involucrarse en conductas criminales. Sin embargo, una vez en el cargo, estas propuestas parecen haber quedado en el olvido, como hojas caídas. La idea de un cuerpo élite dedicado a responder ágilmente a los incidentes en el sistema de transporte público tampoco ha sido mencionada desde que el mandato comenzó.
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"Las órdenes del alcalde están enfocadas en la creación de planes y estrategias para combatir el crimen", reveló un oficial de policía anónimo. Sin embargo, estas acciones parecen inclinarse más hacia la captura y el castigo que hacia la verdadera ayuda a los jóvenes en riesgo.
En las calles de Bogotá, la sensación de seguridad es latente. En cada esquina, ya sea en los bares, los acogedores restaurantes, los imponentes puentes o las abarrotadas estaciones y portales de Transmilenio, los bogotanos están constantemente alerta, conscientes de que en cualquier momento podrían convertirse en víctimas de un robo. Ni siquiera en la relativa seguridad de los buses y taxis se sienten completamente protegidos.
Aunque las estadísticas muestran una disminución de los incidentes delictivos en la alcaldía de Galán y las medidas implementadas bajo su mandato, la percepción de la población es diferente. Para muchos, la ciudad parece estar en un constante declive, sumida en una espiral descendente de inseguridad y temor.