Bogotá, una ciudad de muchas características, pero la que más resalta es su clima cambiante. Es buena idea tener en la mano el paraguas y el bloqueador, ya que en cualquier momento las gotas de agua podrían caer sin cesar o el calor reflejado por los rayos del sol podría ser devastador. Cambiante como el bogotano Juan Pablo Pulido, músico, periodista, explorador de nuevos ritmos y revolucionario en la idea de no quedarse siempre en lo mismo.
Influenciado desde pequeño por la música que escuchaba su hermano en la radio, Juan Pablo encontró en dicho arte la pasión que hoy día lo ha llevado a tocar en grandes escenarios. Bandas como Aerosmith y Soda Stereo le permitieron sentir el sonido de la batería que se acoplaba con el pulso de su ritmo cardiaco.
Nació en la capital colombiana el 6 de abril de 1988, en un hogar cobijado por el cariño de sus padres Héctor y Lucero, y la compañía de su hermano mayor, Juan Carlos. Pese a que nunca le compraron el instrumento con el que soñaba tocar, la batería, recibió de su mamá una guitarra acústica, aquella que en algún momento de su juventud ella exploró. Con tan solo catorce años aprendió a tocar el instrumento de manera empírica. La disciplina y el tiempo que le dedicaba a su música se vieron reflejados en composiciones propias de él que poco a poco ayudaron a coger experiencia para la creación de éxitos como Luces de Neón y Amanecer. “Para mí, más que aprenderme las composiciones de otros artistas, era importante crear mi propia música”.
En su adolescencia formó parte de una banda de rock alternativo llamada 8 Kilómetros, compuesta por un grupo de amigos que buscaban cumplir el sueño de emprender en la gran industria de la música. Juan Pablo, Furby, Tony y Alejo fueron aquellos integrantes que con algunos obstáculos fueron puliendo sus matices musicales, convirtiéndolos en algo más profesional.
Después de pasar un tiempo tocando en fiestas de cumpleaños, uno de sus sencillos Uno, dos, tres de su disco El problema no eres tú, soy yo, recibió una acogida positiva por parte de los seguidores del Rock. El avance de la banda iba creciendo tanto que lo que parecía una fantasía se iba convirtiendo en una realidad.
Juan Pablo siempre tuvo el plan de estudiar música después de graduarse del colegio, pero sus padres chocaron con la idea de que su hijo tomará este arte como profesión y no como un hobbie. Por lo anterior, decidió estudiar Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de la Sabana, pero su pasión de apegarse al micrófono y a la guitarra nunca se desplomaron.
La banda creció tanto que la buena energía de sus letras arrasó escenarios de ciudades tanto de Brasil como de Estados Unidos. La guitarra eléctrica, el bajo, la batería y en algunas ocasiones el teclado bailaban al son de los gritos de emoción que expresaba su público. Definitivamente las venas de Juan Pablo hacían parte de las seis cuerdas de la guitarra que con dedicación y paciencia pudieron tocar algo más que un Do, Re, Mi.
La agrupación 8 Kilómetros se caracterizaba por poseer composiciones románticas que nunca perdieron su esencia rockera. Los ritmos musicales se apegaban al sonido de bandas como Green Day, Blink 182, Sum 41, entre otras agrupaciones del género punk rock. La sensación al escuchar canciones como No finjas más o Días: Horas, producían en el oyente una emoción reflejada en el movimiento de cabeza, manos y pies al intentar seguir el compás de la batería.
Pasajero
En el 2015, la banda tomó otro rumbo, sus integrantes decidieron separarse. Pero las ganas de hacer explotar escenarios, musicalmente, y seguir escribiendo canciones, era un deseo que no cesaba en la cabeza de Juan Pablo.
- ¿Le dolió cuando se separaron?
- Claro, es como cuando uno debe terminar con la novia que uno quiere.
- ¿Qué aprendió de esto?
- De todo, cuando se acaba algo es porque hay una nueva oportunidad y sentí que era la oportunidad de hacer algo más íntimo.
Sin perder las esperanzas y gracias a la experiencia que acogió trabajando en equipo, Juan Pablo comenzó a experimentar nuevos sonidos. El rock y punk se fueron con su imagen de adolecente “rebelde” y su faceta de adulto empezaba a tomar forma con Cohetes, su nuevo proyecto musical independiente y a la vez su nuevo nombre artístico.
Cohetes es un título que pretende generar atmosferas, viajes y caminos en cada una de sus canciones. La intención con la que Juan Pablo crea sus composiciones es mostrar de manera metafórica fragmentos de su historia de vida, para que los oyentes que han pasado por las mismas situaciones se sientan identificados. “Soy un 200% honesto con mis canciones, ahí creo un vínculo con el público, eso hace diferente a Cohetes”.
Sesión de fotos con Juan Pablo en el estudio de grabación, Árbol Naranja. Foto: Manuel García
La responsabilidad era cada vez mayor, componer, tocar y cantar ya dependía totalmente de él, pero el amor hacia dicha industria lo llevó a ser el propio capitán de su nave. Después de haber vivido años sumergido en el ritmo del rock, en Cohetes contó con la libertad de hacer canciones más suaves acompañadas de sonidos análogos que fusionan los apoyos tecnológicos de grabación antiguos y modernos, los cuales aportan al estilo un toque de nostalgia, reviviendo la música Pop de las décadas 70 y 80.
-¿Cómo han sido los conciertos de Cohetes?
- Geniales, he tenido la oportunidad de compartir escenario con artistas como Telebit.
- ¿Y cuál es el concierto que más lo ha marcado?
- El Estero Picnic, fueron muchos amigos míos, amigos que no pensé que iban a estar y pues me sentí muy respaldado. Gente que me seguía desde que yo estaba en 8 Kilómetros y verlos allá fue algo inexplicable.
Su evolución musical le permitió conocer al baterista peruano Alonso Barclay, un extranjero que se interesó por el proyecto musical de Cohetes en 2018. Actualmente es el encargado de dirigir los futuros proyectos musicales de Juan Pablo. La relación de amistad entre ambos se fue forjando por los puntos de vista que tienen en común, pues los dos son músicos. “Me gusta molestar a Juan Pablo llamándole Cuetes, por darle algo de sentido del humor al nombre del proyecto”, cuenta entre risas Alonso.
De película
Su arte y estética en la promoción de sus sencillos, están inspirados en imágenes sacadas de las historietas, eso lo vuelve algo más llamativo, ya que los comics fueron muy populares en las décadas de los 70 y 80, retomando la nostalgia como uno de sus impulsores en esta nueva etapa.
-¿Usted es amante de los superhéroes?
- ¡Sí, me gustan un montón!
- ¿Las caratulas de sus canciones están basadas en algún cómic en especial?
-No, son más que todo ilustraciones mostrando partes de mi historia, me gusta mucho el arte.
Cohetes comenta su fijación por el Hombre Araña, no sabe porque este superhéroe le llama tanto la atención. Y es que a pesar de tener 31 años, lleva un estilo muy fresco a la par de lo que hoy en día es Peter Parker, curioso, atento y con ganas de dar lo mejor de sí mismo. “Desde hace tiempo he querido jugar el nuevo juego de Spider-Man para Play Station 4, pero no he tenido la oportunidad, ojalá un amigo me lo preste pronto”.
Juan Pablo tiene cabello oscuro, algo desordenado, una leve sombra se refleja en su rostro simulando una barba escasa y unos ojos claros entre cerrados que reflejan a un niño amante de la música y a un adulto emancipado en su profesión. Una de sus comidas preferidas es la hamburguesa y trata de no perderse los Burger Masters, eventos enfocados en nuevas recetas para la creación de diferentes sabores de dicho plato en Bogotá.
Definitivamente, la vida de Cohetes ha sido de cambios muy positivos. Su originalidad le ha permitido tocar rincones a los que no había llegado antes, como ser uno de los protagonistas en uno de los conciertos más grandes de Colombia, el Estéreo Picnic. A pesar de que sus decisiones han corrido algún tipo de riesgo, Juan Pablo sabe que ellas han estado atadas a la seguridad de su crecimiento en el ámbito musical. “Yo veo a Juanpa en cinco años revolucionando con su música y con más éxito del que tiene ahora, él es un crack”, comenta con pasión y orgullo uno de sus primos más cercanos, David Pulido.
A pesar de que Juan Pablo no pudo estudiar música, siempre buscó la forma de relacionarse con ella. Y así como las mariposas, la metamorfosis que ha tenido en su estilo musical lo ha llevado a obtener experiencia, en cada vuelo sabe cómo aterrizar. Cohetes en una de sus canciones nos dice “(…) Hazlo posible, no le temas a tus sueños” y (…) Ahora solo hay luces neón (…)".