¿Qué hacemos cuando lo mismo que nos condena nos libera? En la adaptación de la novela del escritor argentino, Manuel Puig, la ficción y la realidad se entretejen a través del diálogo de dos prisioneros que, con sus historias, logran sobrevivir al aislamiento, pero no escapar de sus sentimientos y deseos más profundos.
La novela de Puig "El beso de la mujer araña" es la primera muestra de La Guache Teatro. La música, el movimiento y el color son elementos que caracterizan la obra y que logran generar una mezcla armónica de distintos lenguajes. La obra provoca una empatía incómoda en el público que lo saca de su confort para intentar entender aquello que no puede poner en palabras.
Esto es lo que busca su director, Leonardo González: la incomodidad de no saber cómo ver la obra. Filósofo de profesión de la Universidad Nacional de Colombia, Leonardo lleva alrededor de seis años dedicado al mundo teatral. Como líder del proyecto de La Guache Teatro, busca transformar la escena para llevar al público una experiencia a través de los lenguajes no verbales. El beso de la mujer araña es su obra debut como director.
¿Cómo conoció el teatro?
Yo empecé a ir a teatro desde muy joven, más o menos en la época de colegio. Siempre he vivido al lado de un teatro y esa cercanía me hacía gustar más de las obras de teatro. No era algo que en mi familia estuviese demasiado arraigado, fue un acercamiento más bien lento pero provechoso.
¿Qué fue lo que lo impulsó a dedicarse a él?
Las artes vivas tienen muchas cosas que me gustan. La interdisciplinariedad que permite es algo de lo que me enamoré: poder unir las artes plásticas, la música y la danza me permitía crear una experiencia mucho más enriquecedora que dedicándome a sólo una de ellas. El actor se sumerge en una indagación personal que le permite enriquecerse a medida que va incursionando en las obras de teatro. Me parece que gracias a su proceso creador, el teatro es una herramienta para crecer.
¿Cuál es esa esencia que usted pone en sus obras?
Yo busco confundir al espectador. Que cuando vea mi obra se genere preguntas, ¿qué preguntas? No estoy muy seguro, eso depende de la experiencia de cada persona y de su tradición.
“Yo quiero viajar mucho con el teatro, mi sueño es lograr hacer giras en espacios muy importantes de la escena”
¿En algún momento pensó en desistir?
Nunca ha pasado por mi cabeza que el teatro no sea lo mío. Sin embargo, sí me he cuestionado mi relación y posición con el teatro. En este momento estoy enfocado más en la dirección y, de hecho, es un espacio donde me siento muy cómodo. Quiero explorar muchas cosas más respecto a esta nueva etapa dentro de mi proceso teatral. Con respecto a la actuación me estoy reconciliando conmigo mismo, gracias a ponerme del otro lado del telón he podido reentender la posición del actor.
¿Cómo nace la inspiración para recrear la novela de Manuel Puig en teatro?
Nosotros partimos de la exploración de algunos aspectos de la mezcla del teatro dramático con el posdramático. Lo que encontramos en El beso de la mujer araña fue la posibilidad de generar ambas estéticas. La novela narra historias dentro de la historia principal, eso nos daba mayor libertad para poder llegar a ese equilibrio que buscábamos.
¿Cuánto tiempo le tomó la producción de la obra?
El proceso comenzó con la adaptación, que fue de aproximadamente dos meses. Luego empezamos a gestionar espacios, a hacer laboratorios y seguir con el montaje. En total se fue más o menos un año en la producción completa de la obra.
“Adaptar una novela es un reto muy difícil en el sentido que se deben dejar por fuera partes importantes, que debes reintepretar la historia y darle un sentido propio.”
¿Qué es lo que más trabajo le costó a la hora de adaptar la novela al teatro?
Hay cosas que uno no quiere dejar por fuera pero sabe que debe sacrificar. Además quería traer la historia al siglo XXI, porque la historia se desarrolla en un auge político y cultural argentino muy específico y probablemente no todo el público tuviese conocimiento de él. Para eso fue necesario reinterpretar algunas escenas que en la obra original de Manuel Puig eran importantes, pero que había que dejar de lado para obtener el resultado que queríamos.
¿Qué es lo que quiere que el público sienta al ver la obra?
Busco que el espectador se confunda, que empatice con la historia pero que se sienta incómodo con esa empatía. Esa incomodidad ni siquiera está relacionada con lo que ve sino que se siente incómodo consigo mismo porque no puede poner en palabras eso que se representa.
¿Cómo nace la iniciativa del proyecto de La Guache Teatro?
Nace a partir de mis cuestionamientos y mis incomodidades con respecto a mi relación con el teatro. Yo venía de un proceso en el teatro experimental, pero tenía una cercanía muy especial con el teatro clásico. Me resultaba muy incómodo no poder encontrar un equilibrio entre ambas estéticas. Es así cómo decidí que yo debería buscar esa mezcla. En este momento contamos con diez personas, todos de disciplinas muy diferentes y eso nos permite a partir de los conocimientos múltiples que tenemos enriquecer el laboratorio de exploración.
“El proyecto ha tenido muy buena recepción. Evidencia de ello es que logramos vender toda la boletería y en todas las funciones completamos aforo. Incluso tuvimos que abrir una función adicional que al día de hoy está casi agotada.”
¿Cuál es el principal objetivo de este proyecto?
Nuestro principal objetivo es crear una estética en la que podamos hablar de situaciones que nos afectan a todos como seres humanos. Queremos hacerlo con un alcance crítico, es decir, no queremos montar una postura crítica en el público sino que ellos mismos alimenten su pensamiento crítico y construyan nuevas realidades.
¿Qué objetivo quiere lograr con el proyecto de La Guache Teatro?
La meta a lograr es tener una compañía consistente que sea capaz de mover públicos que antes no pensaron en el teatro y que también sea un espacio para aquellos que disfrutan de él.
“Los lenguajes que hablan desde el cuerpo no buscan una traducción al lenguaje verbal proposicional sino son una búsqueda del lenguaje en el cuerpo mismo.”