"Islam es paz"

Miércoles, 04 Marzo 2015 08:05
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Algunos musulmanes que viven en Bogotá, faltando 110 días para el Ramadán, se unen para transmitir su mensaje de paz.

Foto de archivo: Adila Malak, musulmana que vive en Bogotá, sostiene la bandera de Argelia, mostrando su apoyo a este país.||| Foto de archivo: Adila Malak, musulmana que vive en Bogotá, sostiene la bandera de Argelia, mostrando su apoyo a este país.||| |||
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Hacían 22° C, los rayos del sol de mediodía caían con fuerza sobre los velos, la mayoría oscuros, de todas las mujeres que estaban allí. Algunas tenía cubierto todo su cuerpo con pesadas ropas, vestían blusas largas, chaquetas, pantalones y faldas por encima, guantes, pañoletas y dos mantos sobre su cabeza, aparte del velo. Sus caras estaban coloradas por el intenso calor, así que se resguardaban en la sombra que les brindaba la entrada de la mezquita.

Faltaban 110 días para el Ramadán, la única celebración en el Islam, pero el ambiente no era de festejo. Los asistentes no levantaban mucho la cabeza, miraban el piso con ojos caídos, algunos entrelazaban sus manos y las apretaban con fuerza, caminaban despacio y se escuchaban unos prolongados suspiros.

El llamado a la oración, Azan, comenzó a escucharse por los altavoces y más de 80 musulmanes se reunieron en la mezquita. Las mujeres subieron las escaleras, ellas sólo pueden rezar en el segundo piso, mientras que los hombres permanecieron en el primero.  Estos saludaron al Sheik (hombre que guía la oración) con un abrazo, y algunos besaron sus pies.

“El Islam significa paz, sumisión y rendición ante Allah, hermanos”, recita el Sheik en árabe. “Los buenos musulmanes debemos ser fuertes y suplicar a Allah que esta guerra sin sentido acabe”.

En la mezquita una fuerza comenzó a crearse, las mujeres se acercaron entre ellas y giraron sus cabeza, dirigiéndose hacia el oriente, a Meca. Todas sonrieron. Hombres y mujeres se arrodillaron en el tapete tejido a mano que recubre toda la mezquita, y tocaron el suelo con sus cabezas una vez. Se escuchó un coro de murmuros, todos en árabe, eran suplicas hacia Allah. Se levantaron y repitieron el ritual dos veces más.

El Sheik, y su traductor, hablaron por más de 40 minutos. Algunas mujeres revisaron sus celulares, otras charlaban entre sí y unas cuantas se asomaron por el balcón observando a los hombres que rezaban abajo. Una mujer vieja comenzó a gritar, pedía silencio y respeto hacia la oración, todas callaron, pero unos minutos después todo volvió a la normalidad.

Cada viernes los musulmanes van a la mezquita, este es su día de descanso. Comparten entre ellos, charlan, ríen, cuentan chiste y experiencias, como cualquier comunidad religiosa. Aunque es un día esperado, los últimos viernes habían sido caóticos, las discusiones por el conflicto en Oriente Medio no cesaron. No se arguye de si son buenos o malos, sino de la reacción de Europa y Estados Unidos.

Como consecuencia de los ataques terroristas de grupos extremistas islámicos, como el EI (Estado Islámico), el  ISI (Estado Islámico de Iraq) o Boko Haram, una constante paranoia en occidente se ha incrementado. Musulmanes, en todo el globo, son víctimas de ataques verbales, físicos y sicológicos.

“Los perjudicados somos todos los musulmanes, ellos no son ni un Estado ni pertenecen al Islam, los buenos musulmanes no matan por el placer de matar”, comenta Adila, musulmana con familia en Iraq.

A pesar de que en se entiende a la Yihad como la Guerra Santa que los musulmanes libran para que su religión y sus creencias se esparzan por el mundo, significa algo totalmente diferente. Yihad significa ‘esfuerzo’, ser buen ser humano es lo más importante, mientras que defender la fe sólo hace parte del yihad menor.

“Sólo es justificable el uso de violencia cuando debemos defendernos, cuando se debe castigar a un tirano, cuando alguien que no puede protegerse es agredido y para restaurar la libertad que un día fue arrebatada”, dice Adila. “Lo que hacen esos terroristas es ir en contra de todo lo que significa y enseña el Islam”

La propaganda del autodenominado EI es visto por gran parte de los musulmanes como una manipulación de la fe. “Tienen otro propósito, que se aleja del religioso y del mensaje de Allah”, concluyen. “Son fanáticos que acomodan el mensaje de Allah según su conveniencia. Por medio de la guerra no se llega al cielo”.

Una preocupación constante crece en los musulmanes, cada vez son más los jóvenes que viajan a países de Medio Oriente y asisten al llamado del EI.  La reciente huída de tres adolescentes londinenses hacia Siria provocó un debate en la mezquita. La problemática era cómo evitar, con la educación, que la nueva generación de musulmanes no se dejen seducir por las promesas de estos grupos terroristas.

"Las mujeres son las que más fácil caen a las tentativas, porque les lavan el cerebro y las hacen creer que sin ella no habrá futuro", comenta el Sheik. Pero todos entienden que es una lucha difícil que tienen que librar los musulmanes, la oferta de un esposo y de crear un mundo mejor basado en el Islam es un sueño que muchas adolescentes tienen."Hermanos, debemos ser fuertes y no dejar que el Shaitán (concepción del 'Satanás' cristiano pero según el Corán) entre a nosotros. Enseñar la palabra de Allah y su mensaje de amor para todos los hermanos que hay en el mundo", expresa un egipcio. El sheik señala la puerta alterna de la mezquita, encima de ésta hay un grabado en árabe. "الله أكبر"  , significa "Allah es grande" y puede entenderse que Allah está en todos nosotros. Todos sonríen.

Al final del día la reunión las mujeres se quitaro el hiyab, los hombres entraron en sus camionetas y todos se fueron. La mezquita volvía a estar sola.