Los freeganos, más conocidos como los ‘come basura’, llegan a Bogotá con un nuevo estilo de vida. Ellos comen los residuos que dejan en buen estado los restaurantes con el fin de no malgastar la comida y alimentarse de una manera consciente.
La palabra freeganismo es la unión entre ‘free’, que en español significa libre o gratis, y veganismo que es la práctica de abstenerse de no comer ningún producto de origen animal, ya sean la carne, los huevos o la leche. Esta es una nueva tendencia mundial que va en contra del consumismo y que además tiene convicciones anticapitalistas.
Es común para los bogotanos que deciden llevar este estilo de vida ir a la plaza de Corabastos. Allá recogen todas las frutas y verduras que estén en buen estado y que no se hayan vendido, así sacan provecho de los alimentos que sobren para llevarlos a sus casas cuidando su bolsillo y al mismo tiempo sin contribuir al sistema capitalista.
Nicolás Eduardo Duarte es un bogotano que desde hace menos de un año ha iniciado este estilo de vida, según él, ‘‘la cantidad de alimentos que se botan en Corabastos y que están en buen estado, es demasiada. Hay dos razones por las que se practica el freeganismo: por necesidad y por consciencia, nosotros lo hacemos de una manera consciente para no desperdiciar alimentos habiendo tanto en las basuras, pues la misma naturaleza es la única que nos brinda cualquier tipo de alimento y no nos pide nada a cambio’’.
Aunque esta parezca una manera muy barata de vivir, las condiciones en que se encuentra la comida no son las más adecuadas para una sana alimentación. Según la doctora especializada en nutrición y antropología médica Lidia Busmail, "el peligro del consumo de los productos desechados por las verdulerías está en la posibilidad de que estén contaminados. Si no se lavan bien, se corre el riesgo de una infección intestinal y algunos microorganismos como la Escherichia coli pueden causar la muerte’’.
La idea de Nicolás de seguir este estilo de vida se dio gracias a Ariel Rodríguez Bosio, quien es el líder de este movimiento en Argentina. Ariel es famoso entre los freeganos por sus videos en YouTube, donde da talleres para tener una alimentación sana por medio del reciclaje y la recolección, aunque los especialistas en nutrición no lo consideren del todo saludable.
Esta tendencia mundial puede ser gravemente perjudicial para los jóvenes que la siguen, pues ‘‘elegir este estilo de alimentación resulta bastante complejo, ya que determinar la huella de carbono de un alimento involucra conocer el camino del mismo desde la materia prima hasta su comercialización en el supermercado’’, advierte la nutricionista María Fernada Argueta.
Los freeganos no consideran que exista algún peligro al consumir alimentos de la basura, pues además de ir a las plazas de mercado también se acercan a los restaurantes vegetarianos para que les regalen los residuos de la comida que esté en buen estado. Para Ariel, ‘‘lo que caracteriza a esta filosofía es no explotar a los animales, procura parar al sistema, se recolecta, se pide y se recicla’’.
Esta nueva tendencia no solo tiene en cuenta la comida, sino también las cosas materiales. Nicolás Duarte vive de lo que gana cantando en los buses y haciendo malabares, todos los instrumentos que usa para su espectáculo son recogidos de la basura y varias de sus pertenencias se las ha encontrado en la calle, por ejemplo el sofá de su casa.
Con el mismo fin de evitar el consumo en exceso, Ariel creó ‘‘la ‘gratiferia’, una feria que no tiene un principio de reciprocidad, no es un trueque. Es de cosas gratis, el lema es: trae lo que quieras o nada y llévate lo que quieras o nada’’. Esta feria le ha dado la vuelta al mundo y ahora también la hacen en Colombia los integrantes del grupo ‘Freegan Bogotá’ de Facebook.