No hablo de un fusil o un misil, hablo de la Consulta Anticorrupción. Debe sonar como disco rayado escuchar por todos los medios lo mismo, pero no es para menos cuando el Congreso da la pauta para frenar a todos esos que, como 'Ñoño' Elías, Otto Bula o Musa Besaile, desangran el presupuesto del país.
Tal es el poder otorgado a los ciudadanos que les permite regular todos los privilegios de los congresistas y altos funcionarios del Estado. Tanta es la presión que provoca, que algunos congresistas salieron sin prudencia a defender ideas vacías, como lo hizo Ernesto Macías, presidente del Senado, quien mencionó en una entrevista para La W que “los puntos en su mayoría ya están en la Constitución y las leyes”, lo cual es una mentira a medias.
La Consulta está pensada para complementar leyes existentes y agregar nuevas normativas para los congresistas y altos funcionarios. Existen preguntas establecidas parcialmente en la ley como, por ejemplo, cárcel para corruptos, sin embargo en la ley se establece también que las personas que cometan este delito tendrán beneficios como multas y casa por cárcel para pagar sus penas. En la consulta se exige al Estado eliminar esos beneficios. Así como un ladrón en TransMilenio va a La Picota por robarse un celular, un político corrupto también debe ir por robarse la plata de los ciudadanos.
El Congreso, desde el 2014 ha negado ocho veces proyectos similares en contra de la corrupción. Se entiende que un senador no contemple bajarse el salario exorbitado de 41 salarios mínimos mensuales vigentes (SMLV) a un tope de 25 SMLV. Mucho menos un congresista quiere que le controlen la entrada a las plenarias, la participación y los debates. Ellos prefieren presentarse a trabajar los días que deseen y con el horario que les convenga. Además, le agregamos que muchos senadores están anclados al poder desde hace varios periodos, como el senador Armando Benedetti, quien ha sido reelegido al Congreso desde el 2006 hasta la fecha.
Todo esto parte de la buena fe (y algo de populismo) de algunos congresistas que apoyaron la consulta desde la recolección de firmas hasta su aprobación en el Congreso. Sin embargo, una contradicción aparece en el ámbito constitucional. Dos de las preguntas más importantes, la primera, sobre reducir los salarios y, la séptima, sobre limitar la cantidad de periodos electorales, tendrían que reformar la Constitución, pero esta no se puede cambiar por medio de una consulta popular. De cualquier modo, en caso de pasar la consulta, el debate quedaría para la Corte Constitucional, ente encargado de proteger la Constitución.
La Consulta Anticorrupción, de ser aprobada, marcará un antes y un después en la política colombiana. Tanto por establecer nuevas reglas de juego para los congresistas y altos funcionarios como para los retos que deberá asumir el nuevo Gobierno en materia constitucional. Hay que salir a votar si se quiere empezar el cambio o, ¿cree usted que los congresistas votarán para quitarse a sí mismos los privilegios? Yo creo que no, por eso saldré a votar 7 veces Sí.