El viernes 8 de septiembre, cerca de las ocho de la noche, asesinaron en el barrio San Benito de la ciudad de Bogotá a Alejandro Arias Miranda, un joven de 23 años, hincha de Independiente Santa Fe, cuando salió a recoger unas pizzas para cenar con su familia. En el recorrido hacia el local, presuntamente hinchas de Millonarios, al verle la camiseta y la gorra del cuadro albirrojo, le propiciaron seis tiros a unas pocas cuadras de su casa. Casos como el de Arias siguen ocurriendo día a día en las calles de la capital de la República; sin embargo, su impacto resulta ser incuantificable pues, como lo afirmó el Instituto Nacional de Medicina Legal en respuesta a un derecho de petición, no cuentan con ningún registro para este tipo de muertes.
El hecho de que no se tenga registro alguno sobre el número de muertos por acciones de las denominadas barras bravas, significa para la ciudad un limitante en cuanto a que no se puede estudiar si las acciones realizadas por la Alcaldía y el Gobierno Nacional realmente han servido para luchar contra problemática. Según Juan Diego Esteban, periodista deportivo e hincha del Deportivo Pasto, “el primer paso que tiene que dar la Alcaldía de Bogotá y el Estado en general, es cuantificar el número de asesinados por barras bravas antes de tomar medidas disciplinarias como la inhabilitación de las tribunas, pues el problema no solamente está en el estadio, sino afuera de él”.
Natalia Gerena, hincha de Santa Fe y perteneciente a la barra brava ‘Los Cuchos del Balcón’, comparte la idea de que la problemática no solo se presenta en los estadios y que de hecho tiene más impacto afuera de estos. Por esta razón, tampoco comparte el proceso de carnetización, pues “si bien le va a permitir al Estado tener un control sobre las personas que entran a los encuentros, no van a poder regular la violencia”.
Lo anterior se ve reflejado también en la opinión de muchos seguidores del fútbol, como Rodrigo Zambrano, hincha de Millonarios desde el 2002. En su concepto, las prácticas de violencia por lo general no son tratadas de forma efectiva, pues no existe una inversión adecuada por parte del Estado para solucionar o apaciguar el conflicto entre barras bravas; por esta razón se hace necesaria una mayor participación gubernamental en la que se obtenga información sobre cómo viene ocurriendo esta problemática y cuáles son las acciones correctas para erradicarla.
Sin embargo, para muchos el conflicto entre barras bravas no se rige enteramente por aspectos deportivos. Según Carlos Estupiñan Fonseca, utilero de Santa Fe y dueño del local Onze Deportes, la violencia surge por tres razones principales: publicidad, educación y problemas familiares. Estupiñan afirma que “los medios de comunicación nos venden una pasión y no lo que el fútbol realmente es: un negocio. Además, debido a las diferentes problemáticas sociales, económicas y culturales del país, se crean núcleos de alta vulnerabilidad, en donde los problemas familiares y la falta de educación encaminan a las personas a establecer un vínculo muy fuerte con los equipos de fútbol, porque de alguna manera estos jóvenes sienten que ‘Santa Fe o Millonarios’ les brindan la atención que no tienen en casa”.
Si bien no existe una solución definitiva para el problema de las barras bravas, el Estado mediante el proceso de carnetización busca disminuir la cantidad de casos de violencia, además de contar con una regulación de los mismos. No obstante, resulta ser un reto difícil, pues debido a que Medicina Legal no cuenta con los datos sobre la cantidad de homicidios por barras bravas que han existido en los últimos años, impide la obtención de datos cuantificados que reflejen un crecimiento o decrecimiento de esta problemática.