Una transición accidentada a la democracia
Tal como lo reporta la ONG Freedom House, la transición birmana de la dictadura militar a la democracia ha sido liderada por la Liga Nacional para la Democracia ( LND), que se estableció en el poder a través de votación en el año 2015; siendo consideradas las primeras elecciones libres en el país asiático desde 1990. Así, a través de su partido, Suu Kyi se convirtió en el ícono de la democratización birmana, logrando poner fin a décadas de régimen militar. Con su llegada, en un primer momento la Nobel de la Paz sembró la esperanza de poder acabar con la violación sistemática de los derechos humanos en este país.
A pesar de que el ejército ya no se encontraba en el poder, nunca perdió influencia en la política del país. Esto quedó demostrado a inicios de este mes cuando los militares tomaron el control político y declararon el estado de emergencia durante un año. De forma que, la junta militar acusó al LND de fraude por su reciente victoria en las elecciones legislativas de noviembre del año pasado, algo de lo que no se han presentado evidencias. El partido se pronunció en sus redes sociales y exigió la liberación de Suu Kyi y los demás funcionarios del gobierno; de quienes se sabe que están en arresto domiciliario, pero se desconoce su paradero.
Generación Z en las calles y en redes sociales
Desde el golpe de estado, los jóvenes se han volcado a las calles y han utilizado las redes sociales para mostrar su rechazo a la junta militar. Se utilizan los hashtags #RejectTheMyanmarMilitary, #CivilDesobedience, #FreedomFromFear, entre otros; para mostrar los hechos de represión y violación a los derechos humanos que han sucedido en las últimas semanas.
Además, los símbolos han sido parte importante para unir las voces antigolpistas. Rápidamente se popularizó el saludo de tres dedos arriba, en referencia a la película de Los Juegos del hambre, como un gesto de resistencia ante la cúpula militar. De igual manera, como lo reportó la agencia EFE, Kabar Makyay Bu (“No quedaremos satisfechos hasta el fin del mundo”) se convirtió en el himno de los manifestantes. Esta es una adaptación del músico birmano Naing Myanmar de la icónica melodía norteamericana Dust in the wind.
Represión a la libertad de expresión y derechos civiles
Ante las constantes violaciones a las libertades de expresión y de prensa que ocurren en este territorio, debe rescatarse aún más el trabajo de divulgación que vienen realizando los manifestantes en sus redes sociales. En el año 2020, la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ya alertaba sobre las restricciones al uso del internet en varias regiones de Birmania, siendo este tipo de bloqueo bastante utilizado por sus gobernantes.
Por ejemplo, el pasado 11 de febrero, se reportó que la junta militar realizó un corte del acceso al internet, justo cuando en Rangún, una de las ciudades más pobladas, se estaba llevando a cabo una marcha multitudinaria en oposición. El portal de seguimiento Netblocks indicó que la red registró un bloqueo casi total y, pasado el mediodía, la conexión en todo el país bajó hasta el 16 por ciento sobre los niveles habituales, con una tendencia de continuar a la baja.
Pasan los días y la violencia por parte de la junta militar se recrudece aún más. Debido a las protestas del 22 de febrero, la cúpula advirtió a los manifestantes que “el camino de la represión supondrá la pérdida de vidas”. El anuncio se realizó a través de la televisión estatal birmana y en el canal de YouTube de la misma junta, en el que además acusaron a la población de “aumentar su incitación a la revuelta y a la muchedumbre anárquica”. Hasta el momento se tiene el registro de al menos tres muertos durante las revueltas; entre ellas Mya Thwe Thwe Khaing, una joven de 20 años que recibió un disparo en la cabeza por parte de la policía.
Declaraciones de la ONU
El 12 de febrero la ONU realizó una sesión extraordinaria sobre lo que está pasando en el país asiático. Y Los funcionarios Nada al-Nashif y Tom Andrews hicieron un llamado para que se apliquen sanciones contra los responsables del uso de municiones reales en contra de la población.
Andrews señaló que han sido detenidos unos 220 funcionarios gubernamentales y miembros de la sociedad civil, incluida la consejera de Estado Aung San Suu Kyi, el presidente Win Myint e integrantes de la Comisión Electoral de la Unión, agregando que a muchos de ellos los detuvieron policías vestidos de civiles durante la oscuridad de la noche. La alta comisionada Nada-Al-Nashif, por su parte, aseveró que la actual coyuntura en Birmania “nació de la impunidad” y explicó que a ésta se sumaron la falta de control civil sobre las fuerzas armadas. Sostuvo que la falta de acción oportuna “ha envalentonado a los líderes militares, sembrando el terreno para esta crisis”.
Una metáfora de nuestras vidas
Khing Hnin Wai, aquella profesora de aeróbicos que estaba a las afueras del parlamento birmano, sin querer, se convirtió en la protagonista de este acontecimiento ante los ojos del mundo. En una escena sacada de película de ficción, bailó al ritmo de la música de una manera irónica y burlesca, como si quisiera celebrar la llegada de los militares al control del país. Birmania sigue resistiendo, y las organizaciones internacionales siguen atentas al desarrollo de los sucesos para proteger los derechos humanos de esta población. Pero el mensaje del fortuito vídeo fue claro, es una metáfora de nuestras vidas, aún más en estos tiempos de crisis; mientras el mundo arde a nuestras espaldas, a veces solo seguimos bailando…