Esto es un problema para la seguridad de los bogotanos quienes cada día se ven más afectados por el hurto. Según el boletín mensual de indicadores de seguridad y convivencia en el primer semestre del año 2022 hubo 64.231 hurtos, una cifra que supera el mismo periodo del año 2021 en el cual se presentaron 58.120 hurtos, los cuales son perpetrados en múltiples casos con armas traumáticas.
Solamente en la localidad de Fontibón se han incautado un total de 545 armas traumáticas en el transcurso de este año. Se debe sumar 326 armas que fueron incautadas en el marco del plan Desarme por la Vida, una iniciativa que busca permitir que los ciudadanos entreguen voluntariamente sus armas a las alcaldías locales.
Pero el problema radica en que estos artefactos se pueden conseguir en cualquier lugar de la ciudad, incluso muchas veces no es necesario ir a un punto físico, ya que son de muy fácil acceso por medio de plataformas de venta digital. Aunque son comercializadas con el fin de caza y defensa personal, en los últimos meses ha incrementado su uso para causar daño a la ciudadanía bogotana
Aunque el proceso de porte en el caso de las armas traumáticas es demorado, la compra de estas es bastante fácil lo que hace que sea peligroso. Cualquier persona puede obtener una con relativa sencillez. Adicional, según Alexander Suárez, consultor en vigilancia y seguridad privada, se emplean métodos para modificar un arma traumática y que se convierta en un arma letal.
Sin embargo, no es necesario que un arma traumática sea modificada para que sea letal, ya que el rango de efectividad de estas está entre los 6 y los 15 metros de distancia. Por otra parte, los cartuchos de las armas traumáticas tienen un proyectil de caucho que es disparado por una medida de pólvora similar a la de una bala promedio, lo que las convierte en armas letales si son disparadas a menos de 6 metros del objetivo.
Suárez asegura que estas armas son peligrosas aún sin ser accionadas debido a que son réplicas exactas a las armas tradicionales, es imposible reconocerlas y mucho menos si se está en medio de un robo o de un asalto.
Las armas traumáticas son consideradas armas menos letales según el artículo 28 de la ley 2197 de 2022. Su regulación se ha modificado con el paso de los años, iniciando con el decreto 1417 del 2021 expedido por el Ministerio de Defensa en el cual se reglamentó por primera vez el porte y transporte de armas traumáticas, además de su legalización y el procedimiento para recuperar las que no cumplan con los requisitos.
Sin embargo, este artículo fue modificado y a día de hoy se maneja la ley 2197 de 2022 en la cual se establece que cada persona que haya comprado un arma traumática deberá iniciar un proceso ante la Industria Militar (Indumil). En el proceso se hace un marcaje de las armas para posteriormente presentarse en el Departamento Control Comercio de Armas (DCCAE), quien se encargará de realizar la implementación, administración y control del Registro Nacional de Armas Menos Letales.
Pero hay que tener en cuenta que, el permiso otorgado por Indumil a civiles es, únicamente, para el transporte y tenencia de armas menos letales. Lo que significa que solo se podrán tener en el inmueble que se pretenda proteger, ya sea su hogar, su espacio de trabajo, entre otros. Ya en el caso que se desee tener permiso para el porte de armas se debe realizar un trámite diferente.
Comprar un arma traumática no es difícil y su rango de precios oscila entre los 750.000 hasta los 980.000 pesos, costo que se ha elevado desde el inicio de las regulaciones. Carolina Oyola administradora y vendedora de armas traumáticas en el centro de la ciudad, afirma que las armas traumáticas tenían un costo entre 500.000 a 600.000 pesos y que su venta se ha reducido en gran manera, no solo por los costos de importación que en gran medida han aumentado los precios, sino también por el proceso por el cual deben pasar los compradores para poder legalizar sus armas.
Anteriormente las personas no debían llevar consigo ningún tipo de permiso para poder portar las armas, principalmente porque se consideraba que estas eran usadas con el único fin de la caza deportiva, debido a esto la compra de armas traumáticas se disparó, sin embargo, no sería sino hasta más adelante luego de que se presentaran inconvenientes, que se empezaría a evaluar la necesidad de regular la compra y venta, pero también a los compradores de las mismas.
Aún hoy en día es relativamente fácil conseguir un arma traumática, el único requisito que se necesita es ser mayor de edad, presentar la cédula y tener el dinero suficiente para comprar el arma deseada y es el negocio quien se encargará de revisar los antecedentes de la persona que compra el arma para evaluar su venta, sin embargo como lo menciona Oyola esto es solo el arma, ya que luego de salir del establecimiento el comprador es el único responsable de legalizar su arma ante las entidades correspondientes.
A día de hoy las armas traumáticas son un verdadero dolor de cabeza para el Estado, principalmente, por la cantidad que circulan en las calles. Se busca con la regulación las personas puedan tener sus armas de manera legal o que en tal caso de no tener la intención de realizar el trámite las entreguen ante Indumil quienes se encargarán de realizar su respectivo desmantelamiento. Para el final de este año se entregarán las cifras totales de las armas traumáticas incautadas y nos daremos cuenta si han aumentado con respecto al 2021, año en el que se incautaron aproximadamente 6.569 de estos elementos o por el contrario han reducido, validando la efectividad de los nuevos procesos de legalización.