Desde siempre las mujeres han sido las guardianas de la creación y las encargadas de seguir germinando en sus vientres la vida que ha de caminar sobre la tierra. Además, durante los últimos años en las principales ciudades de Colombia se ha dado una expansión de la atención a partos mediante la partería urbana. La partería urbana es un fenómeno reciente que apareció hace unos seis años atrás, lo cual, además de ayudar a las madres a traer a sus hijos al mundo busca acompañarlas durante el preparto, parto y posparto. Dicha práctica ha dejado de ser únicamente un evento fisiológico para convertirse en un acontecimiento espiritual, energético y emocional. En este caso las parteras también realizan los diferentes rituales y ceremonias que se hacen durante estas tres etapas, uno de los más importantes después del ritual de la luna y a la tierra, el del fuego y el del aire, es la entrega de panza.
Faltan 15 minutos para que empiece la ceremonia y Lorena aún no ha querido salir de su alcoba.
− Nosotros te vamos a ayudar para que este proceso de desprendimiento del vientre sea más fácil. -Dice Tatiana la partera-.
Pasados unos cuantos minutos ahí venía Lorena, no llevaba nada puesto en su torso, tenía una sábana de colores cálidos amarrada a su cintura y ya estaba lista para empezar la ceremonia de la entrega de panza. Además, llevaba puesta en su cabeza una flor amarilla, lo que para ella simbolizaba energía positiva, calidez y alegría.
“Las parteras le damos al maravilloso momento del parto la trascendencia mística y espiritual que significa traer una vida al mundo. Además, tenemos la tarea de guiar y preparar emocional, corporal y psicológicamente a las madres durante esta nueva etapa que comienzan”, expresa Tatiana Guerra, partera de oficio y trabajadora social de la universidad Externado.
Son las 12 del mediodía y Camila Barrera, partera urbana y filósofa de la Universidad Nacional ya está lista junto a Tatiana para empezar la ceremonia. En este caso “La importancia de los rituales dentro de la partería es que fortalecen los lazos entre la madre, la criatura y la Pachamama”, dice Tatiana. Dichas ceremonias se hacen con el fin de homenajear a la madre y simbolizar lo sagrado del nacimiento. Durante la semana 37 del embarazo, cuando la energía del bebé empieza a manifestarse y, además, la mamá comienza a sentirse más a gusto con su vientre, es momento de realizar la ceremonia de la entrega de panza. Esta ceremonia es un “acto psicomágico” en el cual la madre entrega su panza, hecha de yeso, a la tierra como símbolo de la fuerza que requiere para desapegarse de su hijo. En ese momento Tatiana y Camila comienzan a frotar suavemente la panza de Lorena con aceite de manzanilla y le van explicando al vientre, al padre, y a ella lo que significa esta ceremonia.
“Este va a ser el comienzo para entender los muchos actos de desapego que las madres comenzarán a tener con sus hijos”, dice Camila. La entrega de panza es el primero momento para que las madres suelten a sus hijos de su vientre y estén conscientes de dárselos a la tierra para que empiecen su camino nutriéndose a través de sí mismos y de la madre tierra. Antes de dar inicio a la ceremonia, Tatiana y Camila vuelven a mirar que nada les haga falta para llevar a cabo el ritual. Sobre una mesa de madera tienen incienso y diferentes especias y hierbas naturales, como eucalipto, clavos, menta, romero, laurel, etc.… con el fin de limpiar el espacio y purificar las energías. Además, tienen un balde de agua al clima y dos rollos de yeso, los cuales ya están cortados en tiras largas.
−Y cuándo le tenga que quitar la teta, dejarlo en su primer día de jardín, o acompañarlo al altar, ¿Qué voy a hacer? -Pregunta Lorena mientras algunas lágrimas se resbalan por sus mejillas-.
−La vida de la madre siempre está llena de momentos de desapego, la Pachamama te va a ir guiando y mostrando los caminos correctos, no te preocupes. -Responde Tatiana-.
Terminado el masaje Tatiana da las instrucciones para la segunda etapa de la ceremonia. “Ahora le vamos a cubrir a Tatiana del busto hasta la cintura con los trozos de yeso. El objetivo de este ritual es realizar un molde de yeso de la panza de la madre para entregárselo a la Pachamama como símbolo del primer momento de desapego”. Además, cada yeso debe de ir acompañado con un mensaje de fuerza o de amor hacia la madre. Víctor, el esposo de Lorena inicia diciendo “Pido para que el amor germine en Lorena”, y así sucesivamente va pasando Tatiana y Camila poniendo las trozos yeso y diciendo un pequeño mensaje. Para Víctor, “Esta ceremonia significa poner en proceso el desprendimiento del vientre que tanto les cuesta a las madres. Este momento significa darles libertad a los hijos, desde ya debemos de ser conscientes que nuestro hijo no es nuestro, sino más bien del universo, de la tierra y del planeta”.
Lorena lleva cuarenta minutos de pie y ya sólo hacen falta un par de capas de yeso, tiene cara de cansada y ya se nota que las primeras tiras de yeso están completamente secas. Pasados unos minutos finalizan y, Víctor, Tatiana y Camila hacen un círculo tomándose de las manos y dejan a Lorena en el centro. “Hablar es explicar, pero cantar es dar vida y armonizar”, dice Tatiana mientras comienza a cantar y a moverse lentamente. “Déjate llevar por la música, cierra los ojos y conéctate con la canción”, dice Camila. Con esas palabras las dos parteras empiezan un canto suave al ritmo del vientre de la madre. Pasados cinco minutos, Lorena se arrodilla y es ahí cuando el yeso se le comienza a desprende de su cuerpo. Después de eso Víctor le ayuda a colocar el yeso en el suelo y con voz de consuelo Lorena dice: “Te entrego a mi hijo y a mi familia, cuídalos y protégelos, ahora es tu turno”.