El no poder salir de nuestros hogares modifica directamente nuestra rutina ya que los tiempos son distintos, por ejemplo, no tenemos la necesidad de movilizarnos, lo que ocasiona que no mantengamos un patrón sobre nuestras acciones. Tener más tiempo a nuestra disposición causa que seamos más conscientes de que debemos disfrutar el presente.
He notado que no tener una rutina me da más tiempo para pensarme, y así percatarme de pequeños detalles que con anterioridad no había visto. El no tener contacto social genera que se viva más a la ligera, sin pensar en que debo hacer o si es correcto lo que voy a decir, es encontrar comodidad en lo sencillo y nota que detrás de todas las necesidades que nos genera el consumismo, lo que se necesita en verdad es solo lo esencial. Desde lo personal he evidenciado que hay personas que se tomaron esta cuarentena como una oportunidad para nuevas oportunidades, ya sea por medio del ejercicio o para aprender un nuevo idioma. Por otra parte, algunas personas prefieren definir ese espacio como un descanso.