La Santamaría despide otra temporada taurina

Martes, 20 Febrero 2018 12:03
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Las corridas que finalizaron el domingo 18 de febrero contaron con cerca de 30.000 asistentes. Torero habla sobre la situación de la tauromaquia en la capital.

La Plaza Santamaria, máximo escenario de la tauromaquia en Bogotá. Crédito fotografía: Nicolás Landinez||| La Plaza Santamaria, máximo escenario de la tauromaquia en Bogotá. Crédito fotografía: Nicolás Landinez||| |||
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Desde que se anunció que la Santamaría volvería a tener uso para las corrida de toros, a finales del año pasado, ha sido evidente el contraste de emociones e ideales. La discusión entre pro taurinos y animalistas no se hizo esperar. Una serie de marchas resultó en agresiones contra miembros de ambos colectivos. Otro recuerdo que marcó la temporada del 2017 fue el artefacto explosivo en las inmediaciones de la Plaza, que dejó 26 personas heridas hace casi un año.


La última temporada inició el día 21 de enero y se prolongó durante cinco fines de semana. Con un cartel de toreros de prestigio nacional e internacional y bajo el lema de la palabra ‘libertad’, el evento buscó promover el respeto y el gusto por esta tradición.


Sin embargo, hubo gran sorpresa entre los amantes del toreo al percatarse del costo de la boletería. Los precios de estos abonos oscilaron entre los $130.000 y los $750.000 pesos, algo que resultó excesivo para los fieles taurinos. Los precios de la temporada 2017 estaban entre $65.000 y los $730.000. Estos incrementos terminaron por alejarlos de la plaza.


De acuerdo con la Secretaría de Gobierno, a esta temporada asistieron cerca de 30.000 personas. Una cifra inferior a la de años anteriores, exceptuando el 2017, que fue mayor por poco más de mil personas. Entre 2010 y 2012, por ejemplo, hubo un promedio de asistencia de 50.000 personas anuales, según el viceministro del Interior Luis Ernesto Gómez.


Aún cuando existió una fuerte ausencia en la asistencia, dentro del mundo torero se considera que la temporada fue un “éxito”, ya que nada se salió de control dentro y fuera del ruedo. El incremento de la boletería en parte se debió al aumento de fuerza policial para garantizar la seguridad del evento.


Según Juan Rozo, presidente de la sección subalternos de la Unión de Toreros de Colombia, que agremia a los llamados picadores y banderilleros, la fiesta de los toros se ha vuelto una fiesta muy costosa, pero no por culpa de los toreros. “Mantener la seguridad encarece la fiesta para la protección de los asistentes” pero, aún con la baja asistencia, el interés aún existe. “La plaza se llenó ayer y no se necesitan figurones. Había un torero colombiano que demostró que hay interés, pero a la gente le da miedo, incluso a los toreros. Todos tenemos derecho a protestar, pero pacíficamente”, afirma Rozo, haciendo referencia a los desmanes de las marchas del año pasado.


A pesar de esto, Rozo reconoce que la situación de la tauromaquia, actualmente en Bogotá y a nivel general, es complicada y que, aunque existen pueblos que conservan la tradición, el público sí ha disminuido. Detrás de todas estas corrientes anti taurinas, según él, están el movimiento animalista y el veganismo.


Juan Rozo, como muchos de los toreros, se ve afectado económicamente, pues asegura que sus ingresos, en buena parte, vienen de esta labor, a la que se dedica hace 20 años. “Si se ven mermadas las corridas, se ven mermados nuestros ingresos. (…) Todos tenemos necesidades, como cualquier ciudadano”, asegura.


El torero también reconoce que aunque la consulta antitaurina se haya echado para atrás, es un tema que los inquieta. La situación jurídica con el tema antitaurino es compleja. A principios de febrero, cuando se creía que por fin iba a salir adelante esta consulta, se cayó. La Corte Constitucional anuló el 7 de febrero la sentencia que posibilitaba dicha consulta, permitiendo las corridas de toros, pero también protegiendo el legítimo derecho a la protesta. Ahora la decisión está en manos del Congreso, que decidiría el futuro de las corridas. Esta consulta viene siendo impulsada desde sectores políticos como el liderado por Gustavo Petro e, incluso, la actual Alcaldía de Enrique Peñalosa y es la esperanza de muchos animalistas por acabar la llamada fiesta brava.


“La cosa no está en prohibir por prohibir, nosotros estamos amparados bajo la Ley 916 de 2004. El toreo es una profesión tan digna como cualquier otra. El torero se debe preparar como un deportista de alto rendimiento, al igual que el toro que es preparado y adecuado para el sacrificio”, explica Rozo. El sacrificio del toro es uno de los argumentos más recurrentes de los animalistas para que se detenga esta actividad.


Para el torero, el balance es positivo. A pesar de las restricciones, se pudo dar apertura a la Plaza de Toros de Bogotá, que es un logro dentro del gremio. La fiesta brava no solo se hizo en Bogotá, también en Manizales, Cali y Medellín tuvieron a los toros dentro de sus espectáculos y con porcentajes de público mucho más altos que en Bogotá. Manizales registró aproximadamente 84.000 asistentes, según fuentes oficiales. “La temporada 2019 va, mientras no sea una orden del estado mayor de que no haya más toros. Donde haya una plaza, ahí estaremos”, sentencia Rozo.


El próximo 22 de febrero, en la Universidad el Rosario, se llevará a cabo el debate “Tauromaquia en Colombia: ¿sí o no?”, a las 10 de la mañana en el Aula Mutis del Claustro (calle 12c #6-25). Es un evento de entrada libre y sin previa inscripción.