Alberto Camargo, 20 años conquistando las montañas

Jueves, 31 Octubre 2019 08:43
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'Beto', como es conocido, cuenta su pasión por el montañismo, sus más grandes desafíos y logros, así la situación de los deportes extremos en Colombia.

Alberto Camargo practicando el montañismo|Camargo en una expedición de escalada||| Alberto Camargo practicando el montañismo|Camargo en una expedición de escalada||| Cortesía|Cortesía|||
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Existen personas que viven por la adrenalina, que disfrutan de las actividades físicas y las convierten en un estilo de vida. Carlos Alberto Camargo se ha dedicado la mayor parte de su vida al montañismo y la escalada en roca. Expedicionario del Proyecto ‘Manantial Siete Cumbres’, tiene, aproximadamente, 25 hazañas y logros por contar, convirtiéndose en un referente del deporte extremo en Colombia. Tardó alrededor de una semana poder contactar a Carlos Alberto. Durante los fines de semana no se encontraba dentro de Bogotá. Este bogotano tiene la costumbre de partir en expediciones en las que puede practicar el deporte al que se ha dedicado por dos décadas. Me habían recomendado hablar con Alberto para averiguar un poco sobre el deporte extremo, después de varias llamadas no atendidas, decidí contactarlo por otro medio. Después de dejarle un mensaje no tardó mucho en contestar. Acordó agendar una entrevista a lo largo de la semana y así sucedió.

Carlos Alberto Camargo (47 años), quien actualmente reside en el municipio de Chía (Cundinamarca), es padre de dos niñas. Desde 1992 se desempeña como Guía de Ecoturismo y Alta Montaña, asesor y guía del proyecto ecológico del Colegio Champagnat de Bogotá e instructor de escalada en Roca. Desde hace 19 años, cuando no se está dedicando a escalar, se dedica al trabajo e implementación de procesos de desarrollo organizacional y la realización de expediciones a las montañas más altas del mundo. Ha realizado variedad de actividades basadas en aprendizaje experiencial, aplicando sus experiencias al ámbito personal, directivo y organizacional, en temas como el trabajo en equipo, la conformación de equipos de alto desempeño, el liderazgo, la planeación y la comunicación efectiva, entre otros.

El descubrimiento de su pasión ocurrió en 1989 cuando, con 17 años, sintió una conexión con el montañismo y la escalada en roca. "Comienzo motivado por ir a las montañas estando en el último año en el Colegio Champagnat de Bogotá, incentivado por Andrés Hurtado García. Un año después, estando en la universidad, decidí aprender a escalar en roca para tener un mejor desempeño en las montañas. Desde ese momento me apasionó profundamente esta actividad y la sigo practicando hasta el día de hoy". Habla suavemente de sus logros queriendo restarles la importancia que merecen, sin alardear. Entre estos se encuentran sus ascensos a los nevados del Ruíz, Santa Isabel y Tolima, en el Parque Nacional Natural los Nevados, Ritacuba Blanco, San Pablín Norte, Cóncavo, Pan de Azúcar y Toti en el Parque Nacional el Cocuy.

"Destaco los constantes viajes a los parques de escalada en roca representativos de Colombia: Las Rocas de Suesca, Los Farallones de Sutatausa, Los Farallones de Machetá Valle Escondido en Choachí, La Mojarra y Florián en Santander, Arcabuco y Puente Reyes en Boyacá", relata. Viajero sin límites, debido a su oficio, ha visitado Perú y Ecuador en expediciones de montaña. Resalta su ascensión del volcán Cotopaxi en Ecuador y las montañas Ishinca, Ranarapalca, Artesonraju, Yannapaccha, El Pisco, La Esfinge, Cashán, Chopicalqui y Huamashraju en Perú; montañas que superan los 6000 metros de altura y presentan una dificultad técnica alta. Ha realizado, además, viajes de escalada en Venezuela, Perú, España, Canadá y Estados Unidos.

Actualmente, es expedicionario del Proyecto ‘Manantial Siete Cumbres’, logró alcanzar la cumbre de la montaña más alta del continente africano - Monte Kilimanjaro - el 2 de octubre de 2002; la cumbre de la montaña más alta del continente americano - Monte Aconcagüa - el 11 de febrero de 2003; la cumbre de la montaña más alta de Europa - Monte Elbrus - el 1 de septiembre de 2003; la cumbre de la montaña más alta cercana al Círculo Polar Ártico - Monte Mc.Kinley - el 4 de junio de 2004.

"La escalada es mi forma de mirar la vida"

Para Alberto, el deporte es un estilo de vida, no solo requiere un estado físico óptimo que permita desarrollar las actividades de manera adecuada, evitando lesiones y contratiempos de orden físico: "Por tal razón desde que comencé a escalar, he llevado una vida saludable en la que el trote, el ciclo montañismo y la natación, sumados a hábitos alimenticios saludables, se convirtieron en un eje fundamental de mi vida. No concibo mi vida sin deporte". Escalar lo es todo, es su forma de mirar la vida, "más que un deporte, es mi estilo de vida". Sin embargo, pese a la trayectoria llena de éxitos de 'Beto', como lo llaman sus amigos, no todo fue fácil en su vida. En el año 2007, antes de partir hacia el Monte Everest, tuvo una luxación en la rodilla izquierda. Se le rompieron todos los ligamentos, los dos meniscos y una cápsula de un menisco.

El dictamen médico después de la primera cirugía fue que tendría que tener un yeso dos meses y trabajo de recuperación por seis meses más en trabajo de recuperación. A los dos meses de la cirugía ya se encontraba en camino al Monte Everest. "Este ha sido uno de mis mayores logros, la recuperación en tiempo récord". Le da el crédito de su pronta recuperación a una altísima dosis de disciplina en la parte de su fisioterapia y al hecho de seguir haciendo ejercicio a pesar de la limitación por la lesión. Este, sin duda, fue momento más difícil como deportista. Fue el momento en que vio su sueño truncado, pero no dejó que esto lo limitara, al contrario, la escalada que le había enseñado a aferrarse de lo más mínimo lo animó a seguir adelante.

Aunque resulta difícil escoger un solo momento para reconocerlo como memorable, Camargo dice que estar en la naturaleza, disfrutando de lugares maravillosos y rodeado de verdaderos amigos es el recuerdo que siempre llevará consigo, más allá de los triunfos y los entrenamientos exhaustivos. No es fácil escoger un reto mayor a los demás, debido a que al principio los retos se concentraban en cifras, en escalar montañas cada vez más altas y difíciles; paredes de toca más inclinadas y con mayor grado de dificultad técnica. Con el paso del tiempo, estas fueron cambiando y cuando se asume escalar como un estilo de vida, el reto radica en mantenerse en forma, entrenar a diario, ir a la roca el máximo de tiempo, todo esto sin descuidar las responsabilidades que se viven al tener un hogar.

Al hablar de la situación de los deportistas extremos en Colombia, se puede notar la inconformidad con la ayuda que le brinda el país al desarrollo de deportes diferentes al fútbol y al ciclismo. Alberto menciona que el apoyo de las entidades del Estado en Colombia no existe. En el país, los deportes no convencionales quedan relegados a un segundo plano, lo que ocasiona mayores desafíos en su reconocimiento.

"Claro está, en los últimos años se ha generado un cambio de mirada debido a los triunfos que se han obtenido en varias disciplinas olímpicas. En cuanto a la escalada y el montañismo no existe ningún apoyo. Solo la persistencia y amor profundo de algunos clubes y de los esfuerzos individuales, es que hemos logrado mantenernos desarrollando estas actividades". Si bien se conoce al montañismo como un deporte extremo, Camargo difiere rotundamente. La escalada fue clasificada erróneamente dentro de esta categoría. Cuando se practica con el equipo adecuado y acompañado de expertos en el deporte, es una actividad completamente segura: "A todos los jóvenes que se dedican a la escalada, les recomienda verla como una actividad que complementa y enriquece tu vida. Por tal razón, requiere disciplina y hábitos de vida saludables".

Alberto seguirá viajando, escalando y conquistando las montañas más altas hasta que su cuerpo se lo permita.