“¿Quiere seguir y practicar yoga?”, pregunta Doris Méndez, voluntaria de la Fundación Sahaja Yoga, a los transeúntes desprevenidos que visitan el tradicional Parque de los Novios en un mañana de domingo. Mientras hace la invitación, les entrega unos pequeños volantes que dicen: “descubra su ser interior, es tiempo de volverse su propio maestro”.
La mayoría miran curiosos a este grupo de personas que cierran sus ojos y de manera esporádica hacen algunos movimientos coordinados. Sólo algunos se animan a conocer algo más sobre el yoga, sobre todo las mujeres, que dejan los niños a cargo de su esposo y se integran a uno de los 6 círculos de meditación.
Una mujer que camina con sudadera por el parque se acerca a Doris para preguntar. -¿Qué costo tiene la clase de yoga? -Es gratis. -¿Gratis? -Sí claro. Gratis. Es como si alguien cobrará por enseñar a respirar.
Con una sonrisa la mujer se integra al círculo de meditación que dirige Sandra Muller, una alemana que desde hace siete años practica yoga. Se casó con un colombiano y desde que llegó a Bogotá se vinculó con la Fundación Sahaja Yoga, donde enseña gratuitamente esta nueva tendencia del Yoga, que ha llegado a 120 países del mundo.
Con su acento extranjero pero claro Sandra explica que Sahaja significa espontaneidad y que lo que se pretende con estas meditaciones es conectar el Kundalini o “hueso sacro” con las energías del mundo exterior. Algunas de las mujeres se miran entre sí porque parecen no entender a qué se refiere, sin embargo se aventuran a intentar los ejercicios.
La mayoría de las personas permanecen erguidas con las piernas entrecruzadas y los ojos cerrados con fuerza, ni el ruido del grupo de niños que juega futbol cerca a ellos, ni el reggaeton a todo volumen de un asado cercano, logra desconcentrarlos. Sólo algunos abren de vez en cuando los ojos, para seguir con precisión el ejercicio.
Para regular los tres centros de poder, que para esta tendencia del yoga tienen todos los seres humanos, se realizan algunos movimientos que pretenden estimular algunos chakras principales: poner la mano en el cuello, en la frente y 30 centímetros por encima de la cabeza mientras se repiten algunas frases en las que cada persona dice liberarse de toda culpa y perdonar a los demás.
Pasados no más de cinco minutos se termina la oración, la mayoría de las personas tienen una sonrisa y aseguran haber sentido una presencia fría o caliente a 30 centímetros por encima de sus cabezas. Doris y Sandra se levantan y nuevamente invitan a más persona a hacer parte de la experiencia, que según ellas, les cambio la vida.
Para mayor información de esta corriente del yoga y próximos eventos puede consultar en http://www.sahajacolombia.org.co o en los teléfonos: 2495735 - 6378197