En una mañana común y corriente Laura sintió una bolita extraña en uno de sus senos, en ese momento su madre tomó la decisión de acompañarla a una cita con el ginecólogo. Allí el doctor les informó que eran unos quistes o unas necrosis de grasa, nada alarmante cuando se trata de una joven de 23 años. Sin embargo, ella fue a realizarse una ecografía para descartar cualquier anomalía.
Más tarde, al observar lo resultados se dio cuenta junto a su madre que había algo inusual, por lo que le ordenaron visitar al mastólogo el especialista que diagnostica las dolencias de los senos. En medio de la angustia, Laura ingresó al consultorio médico y al ver el rostro del doctor comprendió que algo malo estaba pasando. Por decisión de los médicos fue internada y rápidamente le realizaron una biopsia en el seno para verificar la magnitud de la enfermedad.
Ella recapitula esa primera impresión: "al comienzo no fue fácil, cuesta un poco digerir una noticia así, uno cree que a esta edad es inmune ante todo. Mi primer pensamiento fueron mis papás, soy el motor de vida de ellos, y solo pensaba que tenía que estar bien por ellos”.
El siguiente paso era hacer una examen para conocer la causa del cáncer de seno, ahí los doctores descubrieron que la enfermedad de Laura se originó por una mutación o alteración que heredó en el BRACA1, el mismo tipo de cáncer que tuvo la reconocida actriz Angelina Jolie.
El BRCA1 es un gen humano que permite la producción de proteínas supresoras de tumores: “estas proteínas ayudan a reparar el ADN dañado y, por lo tanto, tienen el papel de asegurar la estabilidad del material genético de cada una de las células, sí ya no se produce su proteína o esta no funciona correctamente, el daño al ADN no puede repararse adecuadamente. Como resultado de eso, las células tienen más probabilidad de presentar alteraciones genéticas adicionales que pueden resultar en cáncer” explica el Instituto Nacional de Cáncer.
Según cifras del mismo Instituto, el “12% de las mujeres de la población en general padecerán cáncer de seno alguna vez en sus vidas, en un reciente estudio se calculó que el 72 % de las mujeres lo heredan debido a un daño en el BRCA1”. Durante los primeros tres meses Laura tuvo que someterse a altas dosis de quimioterapia que la obligaron a adaptarse a los cambios físicos que presentó: “dormía mucho me sentía como la bella durmiente, se me cayeron las pestañas fue algo muy raro verme sin ellas, las cejas también las perdí tuve que aprender a pintarmelas, el pelo efectivamente se cayó, yo siempre fui de las niñas que tenía el pelo largo y me lo fui cortado por etapas para que no tuviera un impacto tan fuerte y un cambio brusco, me volví amante de los turbantes se convirtieron en un accesorio”.
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Hoy en día, Laura es una mujer sana, delgada, con un cabello castaño que comienza a crecer y una sonrisa con la que enfatiza que la actitud es el 80% de la sanación, más allá de los doctores y los medicamentos, es no dejarse llevar por las depresiones o las tristezas.
En este caso, ella decidió continuar con sus estudios de ingeniería ambiental, aunque fue necesario seguir con media matrícula debido al esfuerzo físico que implica un semestre completo, sin embargo al encontrarse con sus doctores ellos le afirmaban “que estaba loca, pero pensaba que venir a la universidad o ir a rumbear con mis amigos con ciertos cuidados era una forma de seguir su vida común y corriente, pensar en otras cosas evitaban que me deprimiera” asegura con tono sarcástico.
Más adelante, el equipo médico le mencionó a esta joven y a sus padres que la mejor opción es realizar una mastectomía bilateral para prevenir una metástasis. En otras palabras, Laura explica en la forma en que se lo dijeron a ella en ese momento: “has de cuenta una naranja, en la cirugía me quitaron todo lo que está adentro es decir la glándula mamaria y en mi caso me dejaron la cáscara que se trata de la piel y el pezón que no se encontraban comprometidos”.
Durante la intervención le adaptaron unas prótesis más pequeñas debido a la sensibilidad de la piel, también le extrajeron un ganglio de cada lado, le inyectaron algunas transfusiones de sangre y días más tarde, tuvo que someterse a radioterapia debido a que la piel de sus senos tuvo contacto con células cancerígenas. En medio de risas Laura se define como una persona llena de costuritas por las diferentes operaciones y exámenes que ha vivido: “yo las denomino como batallas que tenido que enfrentar”.
Después de la cirugía recibió muchas llamadas telefónicas preguntando por su estado de salud, sin embargo, esas personas tenían curiosidad por el tamaño de sus senos y como habían quedado. Laura acudió a su madre llorando y le insistió: “no me estoy operando las tetas para que me queden bonitas lo hago por mi salud” . Allí, entendió que las personas no perciben el sufrimiento de otros y algunas veces pueden ser imprudentes ante estas situaciones.
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Es difícil imaginarse no tener nada en la zona del busto, pero hoy en día las mujeres tienen distintas alternativas para mejorar la apariencia y sentirse cómodas, pueden corregir ciertas desviaciones o el tamaño de las prótesis también están los brasieres con relleno. Mientras tanto, Laura confiesa sentirse tranquila y a gusto con sus senos y el aspecto físico.
Por otra parte, antes de someterse a los tratamientos, los médicos le dijeron que había un gran porcentaje que su sistema reproductivo tuviera daños irreversibles. En ese momento ella tuvo que elegir: por un lado congelar los óvulos y pagar un alto precio por el procedimiento o tener el riesgo de no poder tener hijos.
No obstante, ella siempre deseó tener hijos pese la condición genética, por eso con el apoyo económico de sus padres decidieron congelar los óvulos y tener la certeza y la tranquilidad de poder quedar embarazada algún día. Pese que en el futuro ella no podrá amamantar a sus hijos debido a los efectos de las mastectomía.
Desde otro ángulo, reflexiona sobre el mal servicio que presta la salud en Colombia y cuántas mujeres sufren por culpa de la EPS que no les colaboran con los tratamientos. Pero hay fundaciones como Amese que brindan diferentes tipos de ayuda ya sea jurídica, psicológica,“a veces nos enfrascamos en que unos si tienen y otros no, la cura es la actitud, la fe, el esfuerzo de uno mismo y las ganas de vivir".
El doctor José Martín Caicedo creó la Fundación Amese en compañía de otra paciente con la intención de brindar seguridad y apoyo. Laura recuerda con un tono ironía el día en que la fundación le prestó una peluca, “una vez quería probar y fui allá, me prestaron una peluca, la odié, pero fue una etapa para experimentar y probar nuevas cosas”.
En ese sitio se encuentran muchas historias para compartir con muchas mujeres increíbles que pasaron por el mismo proceso de Laura pero en formas diferentes.
Así mismo sucedió con su ropa, fue necesario cambiar los brasieres debido a que son una talla más grande, además son de varilla y es imposible que ella pueda usar ese tipo. Con un rostro sonrojado manifiesta que “es interesante volver a conocerte como cuando estás en la adolescencia y te estás probando muchas cosas. No hay afán, hay que adaptarse, sacarle el lado positivo y encontrar soluciones para todo”.
En la actualidad, Laura siente que la enfermedad fue una recarga de energía y gracias a esa situación tiene un millón de retos y cosas por hacer, esto le ayudó a enfocar su vida profesional al descubrir que su labor consiste en hablar y ayudar a las personas vulnerables, por ello espera poder realizar una maestría en ingeniería humanitaria.
Aunque vive con el estrés de tener que presentarse cada tres meses con el oncólogo, cada seis meses con el especialista de seno y con la ginecóloga por la probabilidad de padecer cáncer en el sistema reproductivo gracias al tipo de gen que tiene, esto no es impedimento para que ella siga disfrutando y aprendiendo de la vida.
Finalmente, el lema de vida de Laura se lo copió a su doctor José Martín quien siempre dice que el “cáncer una oportunidad de vida”. Y a través de gestos con las manos y una mirada penetrante ella recalca: “ya me siento bien y ahora debo mostrar mi testimonio y dejar algo, la vida consiste en dejar algo para el mundo y a la sociedad”.
De esta manera insiste que la actitud positiva, las ganas de salir adelante, el apoyo de los seres queridos y de un buen equipo médico es posible sobrellevar una vida después de un cáncer y una mastectomía. Porque los senos hacen parte de la mujer pero lo que convierte en una mujer especial es su esencia para aprender de las circunstancias y ser mejor cada día.