La pandemia, sin duda, puso a cada sector de la ciudad en alerta; la disminución del empleo y el cierre de negocios aumentó la crisis financiera, arrasando con la actividad empresarial. Entre las localidades más afectadas se encuentra La Candelaria que depende en su mayoría de la actividad comercial y, por ende, de los visitantes que llegan en busca de un día cultural, una chicha con los amigos o un recorrido artístico y ecológico. Incluso después de cuarentena, los negocios y microempresarios que allí se ubican aún se encuentran en situación de alarma económica.
Hostales y restaurantes
La reducción masiva del turismo, el teletrabajo y el cierre de las universidades afectan a cada uno de los negocios del sector, “estuvimos cerrados por más de tres meses y, aunque volvimos, sigue siendo un poco difícil para nosotros, las ventas han disminuido un 70%” es lo que se escucha decir en la mayoría de los hostales y bares de la zona. “Dependemos de tres sectores, los trabajadores, los turistas y los universitarios, y ninguno está (…) a veces algunos clientes antiguos se animan a venir, pero ni la publicidad es suficiente para atraer más clientes y eso que contamos con todas las medidas de bioseguridad.” – nos dicen en The Irish Pub.
Hostales como Botánico, Casa Colibrí y Onde Pepe Candelos, que no han cerrado sus puertas, nos cuentan que, mientras que antes su capacidad se llenaba entre el 100 y 50%, ahora por mucho llegan al 30%, teniendo también que reducir a la mitad de su personal “la mitad de los empleados se fueron durante meses, en este momento estamos recontratando, pero solo a la tercera parte de ellos.” – afirma Lidia Gómez, de Candelos Hostel. Igualmente, la competencia ya no es el problema sino la falta de visitantes, “la mitad de los hostales quebraron y la otra mitad están cerrados, entonces ahora mismo no hay mucha, el problema en sí es que no hay turistas” – asevera Alegría Mesa, del Botánico Hostel. Un claro ejemplo de ello, son algunos hostales como Astromelia y Explora que cayeron en quiebra o el hostal Chorro de Quevedo, que ahora ha acudido a arrendar sus habitaciones y sedes de restaurantes como La Romana que no lograron mantenerse en pie y tuvo que cerrar.
Un trabajador de Casa Colibrí, hostal y restaurante ubicado en la Avenida Jiménez ingresando por el Callejón de los Murales, nos invita a observar las cuentas de Instagram de los negocios, que antes se encontraban colmadas con fotos de grandes cantidades de gente, hoy en día, se han convertido en imágenes de pequeñas fogatas o cenas, pasando de fiestas de treinta personas, donde se conocían extranjeros y estudiantes, a una clientela de diez o menos personas por día. Antes, algunos restaurantes alcanzaban a llegar a un promedio de trescientas personas diariamente pasando ahora a menos de cincuenta.
“Entre semana se vendía aproximadamente un millón de pesos, los fines de semana 1'500.000 y ahora llegamos a 800.000 y eso cuando está muy bueno, por ejemplo, los domingos” – nos confirma una trabajadora de Poutine. Los negocios esperan al fin de semana, días en que se mitigan algo de las pérdidas gracias al turismo que genera Monserrate.
Microempresarios
La feria artesanal ubicada al lado de la estación Las Aguas lleva más de 11 años ofreciéndole a los turistas y estudiantes desde manillas y souvenirs hasta cámaras y bolsos wayúu, sin embargo, tras durar cuatro meses sin abrir durante cuarentena ahora que ha sido momento de su reapertura aseguran que sus ingresos siguen bajando y pasaron de ganar 300,000 pesos diarios a días en los que no venden absolutamente nada.
Doña Nubia, quien lleva varios años trabajando allí comenta que desde que les colocaron las nuevas casetas el 2 de mayo de 2018 no han tenido luz, razón por la cual deben cerrar sus negocios antes de las 5:00 de la tarde. “Llevamos dos años sin luz y eso hace que tengamos que cerrar más temprano de lo normal porque ya se vuelve peligroso para nosotros, tuvieron la cuarentena para arreglar esto y no lo hicieron (…) también pasamos un derecho de petición para que nos acomodaran las casetas y tampoco”, nos dice.
Asimismo, Martha Duque, cuya tienda de venta de forros de celulares, ubicada en la calle 17 con carrera 2da, duró cerrada 4 meses, dice que hasta ahora están arreglando las calles “durante la cuarentena, en el momento en que no había nadie, ahí es cuando debieron haber terminado eso” y por tal motivo se impide que las personas lleguen a su negocio.
Pequeñas tiendas de barrio también sobreviven con lo poco que les deja el día a día “a las cervecerías de pronto les va un poco mejor, porque en estas tiendas en serio estamos vendiendo muy poco, yo por ejemplo dependía de los estudiantes de los colegios que hay por la zona, pero gracias a la pandemia ya nadie puede asistir”- Alejandra Plazas, vendedora de una cigarrería bajando la Calle del Embudo. Algunos otros se encuentran agradecidos por ser dueños de los locales y no pagar arriendo “menos mal esta casa es mía, porque, así como está la situación ya me hubiesen despedido” dice Jorge de 62 años, dueño de un negocio por la carrera 5ta con 12.
¿Y las ayudas económicas?
El Gobierno Nacional ofreció a principios de abril ayudas económicas a través del Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF), que consta en dar un subsidio a los empleadores de 40% para el salario de cada empleado, los cuales pueden solicitarse por una sola vez mensualmente durante los meses de mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre de 2020, y enero, febrero y marzo de 2021. Incluso, si los postulantes tienen como actividad económica principal el sector de servicios, como turismo, hotelería y gastronomía, la cuantía del aporte corresponderá al 50% de un salario legal mínimo por cada empleado.
Pese a esto, muy pocos negocios de la zona acceden a estos programas. Yolanda, una mujer de 59 años, nos cuenta que la mayoría de las personas que habitan en el sector piensan que es demasiado papeleo y otras, ni siquiera tienen conocimiento de esos proyectos o decretos. “Nadie ha venido a decirnos si necesitamos ayuda o algo por el estilo, a mí, por ejemplo, me tocó llegar a un trato con el arrendador de la casa, no pago arriendo, pero sí los servicios y a veces ni para eso me alcanza”, agrega. Mientras tanto, de los pocos hostales que quedan en la zona, menos de 5 cuentan con el subsidio y el resto tuvo que reducir el número de empleados.
Además, es inevitable pensar que en la localidad reside un gran número de adultos mayores la dueña de un puesto de pitas comenta “cuando llegamos al banco y pedimos los requisitos nos dimos cuenta de que era terrible la cantidad de papeles, así que no pasamos nada y el plazo que hay para pasar la solicitud es de solo 7 días”. Entonces, ¿cómo hace esto una persona mayor que no debería salir a la calle?
El futuro del sector
La Alcaldía de Bogotá, la Alcaldía Local de la Candelaria y la Secretaría de Desarrollo Económico trabajaron conjuntamente para llevar a cabo el proyecto “Bogotá a Cielo Abierto”, estrategia para que el comercio no tenga restricciones de horarios, que resultó viable para los restaurantes de la Calle de la Fatiga y algunos otros a los cuales no se les permitía ocupar el 100% de su capacidad. No obstante, los hostales y microempresarios aún no cuentan con las condiciones más favorables para subsistir, pero tienen la ilusión de pronto volver a una mejor normalidad.
En este momento se habla del plan que han acordado alcaldías e institutos para que este lugar patrimonial, de hermosas estructuras coloniales, arte y tradición, tenga prioridad para los caminantes (y tráfico restringido para vehículos), esperando, poco a poco, volver a la reactivación y al aumento del empleo. Proyecto por el cual actualmente se encuentra en remodelación la calle 10 y algunas calles entre las carreras 2 y 13, incluyendo la remodelación de la Plaza de la Concordia, la galería de Santa Fe y la expansión de la ciclo-ruta hasta el parque del barrio Las Cruces. “El proyecto para peatonalizar el centro y hacerlo totalmente turístico nos da esperanza, esperamos que eso siga y se cumpla para que la gente se anime todavía más a venir y sea como el centro de otras ciudades, así como Cartagena” – nos informa Gustavo, barman encargado de The Irish Pub.
Las calles del sector siguen siendo las mismas, aunque vacías, la magia que se ve en cada esquina no se ha perdido y esperan llenas de historia y color a sus próximos visitantes. Se debe hacer de La Candelaria nuevamente ese destino inevitable y encantado mientras vuelven los conciertos en la media torta, las ferias artesanales, literarias y demás eventos culturales.
Dejamos algunas cuentas de Instagram y Facebook para que visites y recomiendes estos hermosos lugares:
Poutine Restaurante, Botánico Hostel, Hostal Casa Colibrí, Astromelia Restaurante, Onde Pepe Candelos Hostel, The Irish Pub.